La alteración del gusto en la infección por la COVID-19
Desde el inicio de la pandemia se constató como la sintomatología de la infección por el virus SARS-CoV-2 (severe acute respiratory syndrome coronavirus 2) era muy variable yendo desde las formas asintomáticas a la afectación general, síndrome respiratorio agudo y muerte.
La sintomatología más frecuente, sin embargo, por la que empezamos a sospechar la COVID-19 sería aquella inespecífica tipo catarro viral, con fiebre, astenia, artromialgias (aunque inferiores a las de la gripe común), junto con síntomas como tos seca y dificultad respiratoria (no siempre objetivada como insuficiencia respiratoria).
Desde el inicio se constató que además de los síntomas catarrales tipo coriza o congestión conjuntival que no muy frecuentes, se añadían otros específicos como la anosmia y la disgeusia, al margen. Unos síntomas precoces, variables pero que de darse, pudieran ser persistentes. Así de todos ellos los más patognomónicos de la infección por la COVID-19 además de la fiebre, la tos seca y la dificultad respiratoria, se encontrarían la anosmia y la pérdida del gusto.