domingo, 25 de noviembre de 2018

La cuarta definición del Infarto Agudo de Miocardio

  La cuarta definición del Infarto Agudo de Miocardio

No solemos preocuparnos por los temas cardiológicos. Sin embargo, las definiciones o los cambios de concepto influyen en los resultados de los estudios científicos, por ejemplo a la hora de conocer el alcance terapéutico o preventivo de alguna práctica médica o de algún fármaco, por lo que los cambios de definición tienen su importancia.
La definición del infarto agudo de miocardio (IAM) ha ido cambiando a la par que la introducción de nuevos métodos diagnósticos hacían más fiable este diagnóstico y daba pie a la introducción de nuevas técnicas terapéuticas (la reperfusión, la revascularización, por ejemplo).
Esta 4º definición, la anterior (la 3º) se hizo en el 2012 y fue realizada por la European Society of Cardiology (ESC), la  American College of Cardiology (ACC), la American Heart Association (AHA) y la World Heart Federation (WHF), ha sido realizada por la mismas sociedades científicas y que fue presentada en el Congreso de la European Society of Cardiology (ESC) en Munich el agosto pasado.
Para mí lo más importante es que incide en la distinción entre lesión miocárdica (“injury”) de la del IAM; dejando claro, por otro lado, que no todos los IAM se producen por la rotura de una placa arteriosclerótica (el 31% de las autopsias a consecuencia de IAM no demuestran trombos en las coronarias). Así, la elevación de las troponinas por encima del perceptil 99º definen al “daño o lesión del miocárdico” pero por si solas no definen al IAM. Si el nivel de estas es estable hablaríamos de una “lesión crónica” y si existe una elevación y descenso rápido una “lesión aguda”.  
Es importante el concepto de daño miocardico y diferenciarlo del de IAM, pues existen múltiples causas que incrementan las troponinas sin que pueda demostrarse por pruebas de imagen que se ha producido un zona necrótica en el miocardio. La utilización de la troponina de alta sensibilidad permite detectar un IAM pero también se puede confundir con una lesion miocárdica sin necrosis, dada su alta sensibilidad. Aunque las troponinas cardíacas I (cTnI) y la  T (cTnT) son componentes exclusivos del sistema contráctil de las células cardíacas, y por tanto solo se expresan a partir del corazón, ciertas situaciones al margen de la necrosis cardíaca, como ejercicios intensos y mantenidos (corredores de maratón..), traumatismos, urgencias hipertensivas, miocarditis, o enfermedades del riñón, puede aumentarlos sin que se haya producido un IAM. Sin embargo, de las dos la cTnT podría elevarse también a partir de situaciones que afectaran a la musculatura esquelética. De ahí que se obligue, para hacer el diagnóstico de IAM, que hayan signos inequívocos de isquemia (sean clínicos, por ECG o por otras pruebas de imagen) además de la elevación de las troponinas para poder hacer el diagnóstico. Así para diagnosticar un IAM además de detectar una lesión miocárdica aguda detectada por biomarcadores cardíacos precisa la evidencia de isquemia miocárdica aguda,  clínica (dolor precordial irradiado a extremidades superiores, epigástrico, signos neurovegetativos) y/o documental (ECG, pruebas de imagen..). En el IAM la progresión de la necrosis va desde el subendocardio al subepicardio en varias horas produciendo cambios progresivos en el ECG.
La distinción entre daño miocárdico e IAM es importante, pues diagnosticar como IAM lo que solo es una lesión miocárdica puede someter al paciente a procedimientos de diagnósticos  (angiografía coronaria..), o terapéuticos (reperfusión, revascularización, antiagregación o anticoagulación) innecesarios aumentando el riesgo de otros tipos de IAM (ver más adelante).
Tanto la distinción entre IAM y la lesion miocárdica, como las 5 categorías en la que se define el IAM, ya cuentan con los códigos relacionados de la Clasificación Internacional de las Enfermedades para fines de facturación y epidemiología" (CIE 10).
Las cinco clases de IAM son:
Tipo 1: por trombosis de la arteria coronaria debida al desprendimiento de una placa arteriosclerótica. Incluye el IAM con o sin elevación del segmento ST.
Tipo 2: No existe trombo si no isquemia y puede ser debido a diversas causas, desde las que tengan que ver con la hipotensión (reducción del oxígeno al miocardio), o por arritmias cardíacas, taquiarritmia (aumento de la demanda de oxígeno).
Tipo 3: Por necropsia, cuando el IAM es tan agudo que solo se manifiestan los cambios isquémicos en el ECG, pero no el aumento de la troponina.
Tipo 4: El IAM sobrevenido durante una intervención coronaria mediante de cateterismo.
Tipo 5: El IAM sobrevenido durante un procedimiento quirúrgico de revascularización coronaria.
Unos conceptos que deberán tenerse en cuenta a partir de ahora.

Thygesen K, Alpert JS, Jaffe AS, Chaitman BR, y cols. Fourth universal definition of myocardial infarction (2018). Eur Heart J. 25 Ago 2018. doi: 10.1093/eurheartj/ehy462. 

European Society of Cardiology. Fourth Universal Definition of Myocardial Infarction. ESC Clinical Practice Guidelines. Publicado en 2018. Disponible en: https://www.escardio.org/Guidelines/Clinical-Practice-Guidelines/Fourth-Universal-Definition-of-Myocardial-Infarction

Marlene Busko. Cuarta definición universal distingue el infarto de miocardio de la lesión miocárdica
medscape 30-08-2018

https://www.escardio.org/Guidelines/Clinical-Practice-Guidelines/Fourth-Universal-Definition-of-Myocardial-Infarction

martes, 20 de noviembre de 2018

Existen una relación inversa entre el peso y el cáncer de mama en mujeres jóvenes

Existen una relación inversa entre el peso y el cáncer de mama en mujeres jóvenes

En general la obesidad aumenta el riesgo de cáncer y el ejercicio físico lo reduce. Así un estudio de Moore SC et al sugirió como el ejercicio físico practicado en el tiempo libre y durante una media de 11 años era capaz de reducir el riesgo de cáncer entre el 10 y el 42%  (segun el tipo). Se apuntaría que el ejercicio físico actuaría sobre las hormonas (menor concentración de insulina, de estrógenos..), aumento de la sensibilidad a la insulina a nivel periférico, y con la reducción de la inflamación sistémica, entre otras. 
La obesidad, por el contrario, aumentaría todas estas causas, por lo que a priori aumentaría el riesgo de padecer cáncer.
Un post hoc del famoso Women's Health Initiative (WHI) y publicado en PLoS Medicine relacionando el sobrepeso y la obesidad en las mujeres, su duración y el riesgo acumulado de cáncer mostró como en las 73.913 mujeres (50-79 años) analizadas y  sin antecedentes de cáncer, el 60% de éstas que tuvieron un cáncer tenían obesidad o sobrepeso. Según éste análisis a mayor la duración del sobrepeso u obesidad mayor es el riesgo de cáncer. Concretamente a los 10 años en mujeres postmenopáusicas en esta situación ponderal el cáncer de mama (CM) aumentó un 5% , el de útero un 17% y el de riñón un 16%
Así, las variaciones en las tasas de cáncer en general, y de mama en particular, se las relacionan con el ejercicio físico, los cambios en la alimentación, los hábitos tóxicos (alcohol, tabaco), los contaminantes, las radiaciones ionizantes, el tiempo de lactancia e incluso con el retraso de la maternidad.
Sin embargo, el tema no queda tan claro, pues el incremento de la adiposidad en la infancia y antes de la menopausia estaría inversamente relacionado con el CM diagnosticado en el premenopausia, no así tras la menopausia. Del mismo modo, el incremento de la adiposidad tras la menopausia se asociaría directamente con un riesgo aumentado de CM.
El problema es que el CM es más infrecuente antes que después de la menopausia lo que limita el estudio de la relación entre el índice de masa corporal (IMC) y el riesgo de CM antes de ésta.
Este post comenta precisamente este aspecto, la asociación del IMC y el CM en la premenopausia utilizando una base poblacional del Premenopausal Breast Cancer Collaborative Group formada a partir de 19 estudios de cohortes de EEUU (9), Europa (7), Asia (2), y Australia (1) que incluyeron a 758.592 mujeres (edad media de 40,6 años) y 13.082 casos incidentes de CM, entre ellos 10.836 invasivos y  2.138 carcinomas in situ.
A partir de esta cohorte se estimó la tasa de riesgo en forma de hazard ratio (HR) asociado al IMC  entre los 18 y 54 años, según la edad, la edad en el diagnóstico del CM, y las características del CM, explorando si estas asociaciones se modificaban con otros factores de riesgo de CM. Para ello se utilizó un sistema de análisis de regresión proporcional Cox.
En 9,3 años de seguimiento medio (rango intercuartil 4,9-13,5 años) se detectaron 13.083 casos de CM y se demostró una asociación inversa y lineal entre el IMC y el riesgo de CM, que fue más potente entre los 18-24 años, HR en 5 kg/m2 de diferencia en el IMC  de 0;77 (IC 95%  0,73-0,80), que en IMC entre las edades de 45 a 54 años, HR en 5 kg/m2 de diferencia de  0,88; (IC 95% 0,86-0,91). Asociaciones que se observaron incluso entre mujeres sin sobrepeso.
Hubo hasta 4,2 veces menor riesgo de desarrollo de CM  entre la mayor y menor categoría de IMC ≥ 35,0 frente a  menos de 17,0 en edades entre 18-24 años, HR, 0,24 (IC 95% 0,14-0,40).
Las asociaciones del IMC con el CM en cada grupo fueron mas fuertes entre aquellas con receptor estrogénico o progestogénico positivo que en aquellas con estos receptores negativo.
Este estudio sugiere que un incremento de la adiposidad  en mujeres jóvenes se asociaría con una reducción del riesgo de CM en la premenopausia, mayor reducción de riesgo se observó con IMC en el inicio de la adultez. En estas edades un incremento de 5 unidades del IMC (alrededor de 10 kg en un peso medio) generaría una reducción en el riesgo relativo de CM de un 23%.
A su vez esta asociación no se modificó al aplicar en el análisis los diversos factores de riesgo de CM con la excepción de la nulipariad y la utilización de anticonceptivos orales. A su vez en la edad entre 25-54 años la asociación del IMC y el CM no se asoció de manera consistente con el hecho de presentar receptores hormonales negativos
Sin embargo, otros estudios muestran que la obesidad es un factor de riesgo de CM en mujeres mayores o más allá de la menopausia.
Todo ello nos hace pensar que en la génesis del CM de las mujeres jóvenes intervienen factores no del todo conocidos.

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Premenopausal Breast Cancer Collaborative Group, Schoemaker MJ, Nichols HB, Wright LB, Brook MN, Jones ME, O'Brien KM, et al. Association of Body Mass Index and Age With Subsequent Breast Cancer Risk in Premenopausal Women. JAMA Oncol. 2018 Jun 21:e181771. doi: 10.1001/jamaoncol.2018.1771. [Epub ahead of print]

Arnold M, Jiang L, Stefanick ML, Johnson KC, Lane DS, LeBlanc ES, Prentice R, Rohan TE, Snively BM, Vitolins M, Zaslavsky O, Soerjomataram I, Anton-Culver H.Duration of Adulthood Overweight, Obesity, and Cancer Risk in the Women's Health Initiative: A Longitudinal Study from the United States. PLoS Med. 2016 Aug 16;13(8):e1002081. doi: 10.1371/journal.pmed.1002081. eCollection 2016.

Seguí Díaz M. ¿Puede la obesidad aumentar el riesgo de cáncer en las mujeres en la menopausia?. Diari Menorca. 23-02-2017: 17.  http://menorca.info/ 

domingo, 18 de noviembre de 2018

Cualquier otro día de Dennis Lehane

Cualquier otro día de Dennis Lehane

Un libro interesante que retrata perfectamente el ambiente del Boston del 1919, los conflictos derivados del ambiente revolucionario exportado de Rusia (los anarquistas, comunistas…), las huelgas, las distintas procedencias de sus ciudadanos (irlandeses) y los prejuicios raciales que en ese momento se mostraban sin matices.
  Un libro que mejora mientras lo lees, pues el inicio puede desconcertar por las distintas situaciones que se solapan sin saber muy bien de donde salen, pero que en el transcurso de la novela confluyen en una trama muy bien escrita, que cautiva y te mantiene  la atención hasta el final.
En mi opinión, un libro que pudiera  considerarse en cierta medida entre la novela negra y  la novela histórica, lo que le da una combinación muy conseguida. .
Un libro a recomendar.

Editorial: RBA LIBROS. 2010


jueves, 8 de noviembre de 2018

Buenos resultados con la vacuna contra el cáncer de cérvix en la mujer

Buenos resultados con la vacuna contra el cáncer de cérvix en la mujer

Hace nueve años escribí en el MENORCA (17-02-2009) sobre la precipitación de  introducir la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH)  en el calendario vacunal infantil dado la falta de evidencias sobre los resultados y los efectos secundarios  de dicha vacuna. En aquel entonces hubo una importante campaña de marketing de las compañías farmacéuticas a favor de este propósito. 
El VPH es la principal causa del cáncer de cérvix uterino (CCU) en la mujer, por lo que se entiende que su  vacunación a priori haría desaparecer esta grave enfermedad.
En aquel entonces hubo muchos médicos, y yo entre ellos,  que firmamos a favor de una moratoria en la introducción de la misma en el calendario vacunal de nuestras niñas. Los resultados de la vacuna eran hipotéticos, pues la prevención del cáncer de cérvix uterino se empezarían a observar al cabo de muchos años (más de veinte años), y tanto la evolución de éste como el efecto de la inmunidad de la vacuna a cabo de tanto tiempo eran desconocidos.
El problema además que se planteaba, al margen de la incertidumbre en los resultados y efectos secundarios, era su coste, extremadamente cara y que al introducirse en el calendario vacunal de los niños pasaba a ser costeado por toda la comunidad; y sobre todo, que con esta medida no se eliminaban las campañas de cribado de detección  del cáncer de cérvix (hacerse la citología en las mujeres), pues la vacuna no era efectiva al 100%.
Sin embargo, se generalizó esta vacuna, y ahora se pone a la mayoría de nuestras niñas.
Ahora leemos que la Cochrane Review, una importante agencia de evaluación de la evidencia en medicina,  demuestra en una revisión sistemática de la literatura publicada, que esta medida ha sido útil para prevenir los cambios premalignos en el cérvix uterino, lo que augura unos buenos resultados en la prevención del CCU (no ha pasado suficiente tiempo para recoger los datos al respecto).
En esta revisión la Cochrane se han analizado 26 estudios con  73.428 mujeres adolescentes o adultas (la mayoría menores de 26 años) durante 8 años, en las que valoró la seguridad de la vacuna y la prevención de las lesiones premalignas a nivel cervical. En estos estudios se comparaba la vacunación VPH con una vacunación simulada (controles).
Se valoró la protección contra el precáncer en diferentes escenarios según estuviera la mujer infectada o no con el VPH y sobre todo en aquellas asociadas a los virus HPV16/18, los más virulentos en la producción de esta patología y que suponen el 70% de los CCU. 
Al parecer la vacunación ayuda a fabricar anticuerpos que bloquearían la progresión de la infección natural. 
La protección contra el precáncer (CIN2+) asociadas a los virus VPH 16 y 18 en mujeres entre 15 y 25 años cayó de 164 casos en el grupo control a 2 detectados por 10.000 mujeres vacunadas; aunque estos números variaron con la edad y la situación infecciosa de la mujer; menor protección cuanto mayor es la mujer probablemente debido a que ésta ya ha sido expuesta anteriormente al VPH.
En este tiempo, el análisis de estos estudios no ha mostrado que la vacunación contra el VPH produzca más efectos adversos graves que el grupo control (vacunación simulada). La vacunación contra el VPH tampoco incrementa el riesgo de aborto o de parto prematuro.
Concluyen que hay una alta evidencia para afirmar que la vacuna contra el VPH protege contra las lesiones precancerosas cervicales en mujeres adolescentes y en aquellas mujeres vacunadas entre los 15 y 26 años de edad. La protección es baja en aquellas que ya habían sido infectadas con el VPH.
Por otro lado, estas vacunas no incrementan el riesgo de eventos adversos graves, abortos o partos prematuros.
Se necesita, con todo, una evaluación a más largo plazo para conocer fehacientemente su impacto sobre la prevención del CCU, dado que la inmunidad puede cambiar y/o aparecer nuevas lesiones premalignas. Aunque la primer evaluación según este importante organismo es muy buena.

mateu seguí díaz
médico de familia

HPV vaccination to prevent cancer and pre-cancerous changes of the cervix

Maurie Markman. HPV Vaccine's 'Extraordinary Benefits' Seen in Cochrane Review. Medscape June 07, 2018

Pam Harrison. HPV Vaccines Protect Against Precancerous Cervical Lesions. Medscape.  May 16, 2018

*Seguí Díaz M. A vueltas con la vacuna del papiloma. MENORCA el 17-02-09