jueves, 30 de marzo de 2017

¿Puede la dieta mediterránea proteger o mejorar nuestra visión?

¿Puede la dieta mediterránea proteger o mejorar nuestra visión?

En la actualidad uno de los estudios españoles con mayor impacto a nivel de las revistas científicas médicas internacionales es el  PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea). Un estudio que primariamente se diseñó para estudiar  la influencia de la dieta mediterránea (MedDiet) suplementada, o con aceite de oliva o con frutos secos, en la prevención de la diabetes tipo 2 (DM2) en pacientes de alto riesgo cardiovascular. 
La MedDiet, como saben, es aquella dieta que combina la ingesta de frutas crudas, vegetales, productos lácteos, legumbres, pescado, poca carne y algo de vino tinto.
Con este estudio se ha demostrado, al contrario que se creía, que  la  MedDiet suplementada con aceite de oliva o con frutos secos, es capaz de prevenir la DM2. Pero no solo eso, en análisis posteriores se vio que la  MedDiet suplementada con grasas vegetales, por encima de dieta baja en grasas, podía prevenir el síndrome metabólico, reducir la enfermedad cardiovascular, y mejora aspectos cognitivos en personas mayores…
Sin embargo, últimamente se ha publicado una nueva entrega del PREDIMED  sobre los datos de 3.482 individuos entre 55- 80 años. En éstos se evaluó mediante un cuestionario dietético ad hoc la recomendación de la American Heart Association de ingerir al menos 500 mg/día de ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) omega-3 ( grasas provenientes del pescado) en la prevención de los eventos cardiovasculares. Valoraron si esta recomendación dentro de la MedDiet era capaz de influir en la retinopatía diabética (RD) de los pacientes que ya tenían la diabetes (DM).

sábado, 25 de marzo de 2017

¿Son capaces las mujeres médicas de conseguir mejores resultados clínicos?

¿Son capaces las mujeres médicas de conseguir mejores resultados clínicos?

La feminización de nuestra profesión cambiando muchas cosas en relación con los pacientes. La medicina una profesión clásicamente liberal, paternalista y de hombres, se ha transmutando en una medicina más horizontal, pública, asalariada y feminizada. Todo ello tiene sus luces y sombras, pero en mi opinión es más empática, accesible y humana. ¿Han tenido que ver en algo de esto las mujeres?. Pues no lo sé. Y, en cuanto a los resultados tangibles. ¿Lo hacen mejor o peor?
No hay muchos trabajos que comparen el quehacer diario de ambos géneros. Hoy traemos aquí un estudio que investiga los resultado en salud, según sean los médicos varones o mujeres. Así se estudió  la mortalidad y las tasas de readmisión hospitalaria de los pacientes atendidos por médicos mujeres u hombres.
Para ello se analizó una muestra aleatorizada del 20% de los asegurados mayores de 65 años ingresados por alguna condición clínica y tratados por médicos especialistas en medicina interna entre enero del 2011 y diciembre del 2014, de Medicare en EEUU. Se trataba de de pacientes asegurados en la que la retribuciones de los médicos se hacía por pago por desempeño (fee-for-service). Esto es importante pues el tipo de sistema retributivo (salario, capitación o pago por acto) condiciona los resultados.
Se examinó la asociación entre el sexo de los médicos y la mortalidad de los pacientes a los 30 días así como las tasas de readmisión hospitalaria ajustados por las características de los galenos, fueran varones o mujeres, en general y dentro el mismo hospital. En todo ello se tuvo en cuenta las diferencias debidas a la gravedad de las enfermedades de los pacientes.
Se utilizaron 1.583.028 hospitalizaciones en el análisis de la mortalidad a los 30 días. La edad media del paciente fue de 80,2± 8,5 años, 621.412 varones y 961.616 mujeres.
Los pacientes tratados por  mujeres médicas tuvieron una mortalidad inferior a los 30 días, así, mostraron una mortalidad ajustada de 11,07  frente a  11,49%  en los varones; la diferencia ajustada de riesgo fue de -0,43% (IC 95% -0,57 a -0,28%; P inferior a 0,001) y en riesgos absolutos, un número necesario a tratar (NTT) de 1 defunción cada 233. Y menores tasas de readmisión hospitalaria a los 30 días; así las tasas de readmisión ajustadas fueron 15,02  frente a  15,57%  de los varones; siendo la diferencia ajustada de riesgo de -055% (IC 95%  -0,71 a -0,39%; P inferior a 0.001), que en riesgos absolutos fue un NNT de 1 readmisión por cada  182, todo ello tras ajustarlo por factores confusores.  
Estas diferencias se mantuvieron en las 8 condiciones médicas analizadas según la gravedad de las situaciones clínicas. Sin embargo, fueron significativas las diferencias en mortalidad en el tratamiento de las sepsis, neumonía, insuficiencia renal aguda y arritmias. Y no significativas en
insuficiencia cardíaca congestiva, infección urinaria, y sangrado gastrointestinal.
Concluyen que en ancianos hospitalizados la atención recibida por las mujeres médicos internistas genera menor mortalidad (4% menos) y menos readmisiones hospitalarias que aquella generada por sus compañeros hombres.
Con todo, las  mujeres de este estudio eran más jóvenes (média de 42,8 frente a 47,8 de los varones)  y trataron menos pacientes hospitalizados al año, (131 frente a 180,5), dos factores (formación, y carga laboral) que pudieran influir en la  mejor o peor capacitación profesional de los médicos. Sin embargo, posiblemente la mejor capacidad comunicacional o empática, o un distinto manejo de las situaciones clínicas de las mujeres médicos sea alguna de  las explicaciones  de estos mejores resultados en los pacientes ancianos.
Estos resultados, tiran por el suelo los argumentos en contra de las mujeres por las que conciliar la vida familiar y laboral podría influir en su rendimiento laboral y por ende en los resultados.


Tsugawa Y, Jena AB, Figueroa JF, Orav EJ, Blumenthal DM, Jha AK.  Comparison of Hospital Mortality and Readmission Rates for Medicare Patients Treated by Male vs Female Physicians.
JAMA Intern Med. 2017 Feb 1;177(2):206-213. doi: 10.1001/jamainternmed.2016.7875.

Diana Phillips. Female vs Male Physicians: Better Outcomes?. Medscape.December 19, 2016


jueves, 16 de marzo de 2017

El complicado mundo del “efecto placebo”

El complicado mundo del “efecto placebo”

Hace un par de meses hablamos de la homeopatía (Es Diari 15-12-2016), de cómo  se tiende a exigirle a ésta que las propiedades que figuran en el prospecto se basen en evidencias científicas reales; y esto nos lleva a hablar de que pueden existir sustancias sin base farmacológica que puedan curar a las personas, lo que se llama el “efecto placebo”.
Me contaba mi tío Gabriel (veterinario, ya fallecido) que mi bisabuelo a finales del siglo XIX y principios del XX, médico de Sant Lluis, recetaba cápsulas de lactosa (azúcar) a ciertos pacientes con sintomatología poco precisa con resultados muchas veces buenos. Recuerdo que hace años un comportamiento parecido, prescribir dichas cápsulas en una receta de la Seguridad Social (SS), le supuso un expediente a un compañero médico, pues no se podía recetar a cargo de la SS una sustancia sin propiedades farmacológicas.  Sorprendentemente era una época (antes del primer medicamentazo) en la que el médico podía prescribir mucha medicación a cargo de la SS de resultados más que dudosos (reconstituyentes, vitaminas, antiasténicos, para abrir el apetito, antiartrósicos, vacunas bacterianas para la alergia…).  Y es que el tema del placebo es complicado. Es efectivo en muchos pacientes y no tienen efectos secundarios, sin embargo no tiene acción farmacológica, no es un medicamento, por tanto debería ser considerado un fraude. 
Un estudio del noviembre pasado de Carvalho C et al y publicado en Pain en el que se estudiaba la adición de un placebo a pacientes con dolor de espalda de más de 3 meses (lumbalgia crónica) que ya tomaban antiinflamatorios (pero no mórficos), mostró como éste era capaz de reducir el dolor en cada una de las tres escalas analógicas del dolor utilizadas, y con efectos entre moderado y alto. Es decir, que una sustancia sin propiedades curativas era capaz de reducir el dolor. Sorprendente.
En este sentido, para autorizar un fármaco se precisa probar su efectividad y seguridad frente al placebo o a otro fármaco conocido al que se pretende superar, haciendo estudios (ensayos clínicos) a doble ciego (nadie, ni el paciente ni el investigador saben lo que están tomando). Esto puede dar lugar a efectos tan sorprendentes como que el placebo sea más efectivo que el fármaco que se pretende comercializar, lo que tira por el suelo las expectativas de la empresa farmacéutica. Por esto,  hace años no era raro que los estudios que no salían bien no se publicaran (lo que se llama un “sesgo de publicación”), o solo se publicaban los resultados cuando eran favorables (por ejemplo, antes de su finalización, el affaire del rofecoxib, que fue retirado del mercado). En la actualidad los estudios precisan ser registrados y están obligados a ser publicados sea cual sea su resultado, lo que es una garantía para todos. Por ejemplo, un estudio muy reciente sobre fármacos condroprotectores (Roman-Blas JA  et al), ampliamente recetados en nuestro entorno, y publicado el julio pasado en Arthritis Rheumatol,   para el tratamiento de la artrosis y realizado a instancias del laboratorio, dio como resultado que el placebo fuera superior al fármaco estudiado en la reducción del dolor articular. ¿Qué hacer?. ¿Autorizamos el placebo o retiramos el fármaco en cuestión?.
Pero es que el tema no es fácil, el mismo placebo no se comporta igual según como se administre y quien lo administre. Se sabe que todo lo aplicado sobre el cuerpo (inyecciones, infiltraciones, punciones, bloqueos…) o las mismas intervenciones quirúrgicas tiene mucho más efecto placebo que lo que se ingiere (cápsulas, jarabes…). Algo que se ha estudiado comparando el fármaco activo con un placebo con la misma presentación; como cuando en aquel capítulo que  al Dr House le pinchan un suero fisiológico pensando el que era un mórfico y le desaparece el dolor. También en operaciones quirúrgicas (ej: artroscopias de rodilla, Sihvonen R et al) en la que no se observaron diferencias entre los grupos, operaciones simuladas frente a reales, o contrastando los resultados al cabo de un año… 
Y sobre todo quien lo administre, no es lo mismo la vecina de enfrente, un médico a quien se detesta o en quien se confía. Se ha hecho estudios dependiendo del tipo de enfermera que administra el placebo al paciente con resultados distintos. No da el mismo resultado una enfermera desagradable y fea que una guapa y amable. En este sentido, he podido apreciar en mi consulta como en ciertas ocasiones un mismo fármaco es efectivo cuando lo prescribo yo a mis pacientes, y no en cambio cuando quien lo prescribe es un compañero que me sustituye a quien los pacientes no conocen. Y no hablemos de los efectos secundarios que pueden provocar los fármacos según quien los prescriba…
En sentido inverso, lo más grave es que en este afán de transparencia, la ausencia de placebos que recetar inste (¿obligue?) al médico ante la presión del paciente, a prescribir principios activos cuando en realidad lo que quería recetar era un fármaco sin propiedades farmacológicas, simplemente con la intención de calmar o tranquilizar al paciente. Pues cualquier principio activo recetado, sea para conseguir un efecto placebo o no, tiene efectos secundarios, lo que significa asumir un riesgo innecesario.
Por último, lo que yo denomino “efecto placebo por poderes”, en el que se administra un fármaco al niño con la pretensión que quien se tranquilice sea la madre/padre, pues el “ver y esperar” la evolución de la enfermedad de éste sin hacer nada se lleva muy mal. El problema es que el niño puede estar tomando un antibiótico innecesariamente (el 50% según algún estudio lo son) simplemente para crear una falsa seguridad a su madre/padre. No en vano, España es uno de los países occidentales en el que más antibióticos se prescriben a los niños (Youngster et al), y creo yo, innecesariamente; muchas veces para crear un efecto placebo en los padres…lo que da que pensar.

mateu seguí díaz
médico de familia

Seguí Díaz M. El complicado mundo del “efecto placebo”. Diari Menorca. 13-02-2017: 14  http://menorca.info/

Carvalho C, Caetano JM, Cunha L, Rebouta P, Kaptchuk TJ, Kirsch I. Open-label placebo treatment in chronic low back pain: a randomized controlled trial. Pain. 2016 Oct 13. [Epub ahead of print]

Roman-Blas JA, Castañeda S, Sánchez-Pernaute O, Largo R, Herrero-Beaumont G; CS/GS COMBINED THERAPY Study group Chondroitin sulfate plus glucosamine sulfate shows no superiority over placebo in a randomized, double-blind, placebo-controlled clinical trial in patients with knee osteoarthritis. Arthritis Rheumatol. 2016 Jul 31. doi: 10.1002/art.39819. [Epub ahead of print]

Sihvonen R, Paavola M, Malmivaara A, Itälä A, Joukainen A, Nurmi H, Kalske J, Järvinen TL; Finnish Degenerative Meniscal Lesion Study (FIDELITY) Group  Arthroscopic partial meniscectomy versus sham surgery for a degenerative meniscal tear. N Engl J Med. 2013 Dec 26;369(26):2515-24. doi: 10.1056/NEJMoa1305189.


lunes, 13 de marzo de 2017

A favor del antiguo Hospital Verge del Toro

A favor del antiguo Hospital Verge del Toro

En el mundo actual en el que se tiene pocos hijos y éstos al final acaban residiendo donde está el trabajo es fácil pensar que acabaremos nuestros últimos días en una residencia, en un geriátrico. Algo que cada día es más frecuente y en la actualidad es  habitual en países del norte de Europa.
Llegar a residir en una residencia geriátrica tiene que ver con muchos factores, pero existe uno principal que aglutina a todos los demás, que al final no somos capaces de cuidar de nosotros mismos.
Podemos ser “válidos”, por que tenemos movilidad,  pero está claro que si estamos en una residencia es  que no somos del todo  capaces de administrar nuestra vida y estamos a riesgo de caer en lo que se llama la situación de dependencia. El estado previo a éste es el que en geriatría se llama “fragilidad”. El “anciano frágil” tiene unas especiales características que hacen que deba ser tratado de manera distinta para evitar el siguiente estadio.

domingo, 12 de marzo de 2017

Una mujer difícil de John Irving

Una mujer difícil de John Irving

Se trata del primer libro que comento de John Irving, escritor estadounidense laureado por sus  bestsellers y adaptaciones cinematográficas de algunos de sus libros.
Cogido de mi biblioteca personal como un libro garantizado para entretenerme, dado que del mismo que hizo una película (Door on the Floor, 2004), la verdad es que me ha resultado cansado por su extensión y falta de argumento, o más bien un argumento redundante en bucles, que da la sensación que el autor escribió por trozos que iba añadiendo según se le ocurría. Al margen del principio cuando se crea el argumento y un espacio de suspense cuando la protagonista se encuentra en Holanda, es un libro, que aunque se lee bien, tiene escaso interés y en mi caso se lee forzado. Mejor dejarlo en la estantería, su grosor decora.

Una mujer difícil. Ed Planeta D Agostini 2004







domingo, 5 de marzo de 2017

La campañas de cribado mamográfico sobrediagnostican el cáncer de mama

La campañas  de cribado mamográfico sobrediagnostican el cáncer de mama

Hace varios años nos hicimos eco de una editorial de PC Gøtzsche en el  CMAJ, en el que mantenía la opinión  de que era ya  hora de suspender las campañas de cribado del cáncer de mama mediante mamografías. Se analizaban las recomendaciones de la Canadian Task Force on Preventive Health Care al respecto en mujeres entre 40-75 años y las recomendaciones de US Preventive Services Task Force en el 2009. 
Apuntamos en el comentario de que  del cribado mediante mamografía, al margen de los falsos positivos y ulteriores pruebas diagnósticas y quirúrgicas innecesarias,  no disminuía la incidencia de tumores de mama en estado avanzados (mayores de 20 mm), algo importante pues este tamaño esta en relación con el riesgo de metástasis; y por otro, existían evidencias de que no se reducía la mortalidad por esta causa en términos poblacionales, frente a la detección oportunística de las mismas mujeres con la autopalpación y la mamografía en cada caso prescrita por el médico.
Señalamos que la inefectividad del cribado – medido en términos de disminución de la mortalidad según algún estudio - se achaca al aumento de la conciencia de las mujeres que acuden más precozmente a su médico cuando notan un bulto en el pecho,  y por otro lado, que la utilización de fármacos como el tamoxifeno y/o la quimioterapia han podido modificar la mortalidad por esta causa.
Con todo, aún hoy, la Agency for Healthcare Research and Quality, dependiente del Department of Health and Human Services de EEUU mantiene que el cribado mamográfico reduce el riesgo de muerte por CM entre un 25-31% en edades entre 40-69. En el mismo país, la U.S. Preventive Services Task Force (2009) advirtió empezar el cribado mamográfico  a partir del 50 años bianualmente, mientras la American Cancer Society mamografías anuales a partir de los 45 y la American College of Radiology mamografías anuales empezando a los 40 años. Por lo que vemos el tema es controvertido. 
En sentido contrario, sabemos por documentos del  Nordic Cochrane Centre (2008) que la posibilidad de sobrediagnóstico por CM  por el cribado mediante mamografía  que puede llegar al 50% sometiendo a la mujer a una  la cascada diagnóstico/terapeutica. Señalan que por cada 2.000 mujeres sometidas a la mamografía durante diez años, una se beneficiará de éstas, que evitará morirse por CM. Sin embargo, en el mismo tiempo a diez mujeres se les diagnosticará equivocadamente de CM y serán tratadas por ello innecesariamente.  De la misma manera, alrededor de 200 mujeres sanas serán alarmadas innecesariamente por bultos en el pecho (falsos positivos).
Recientemente ha sido publicado un estudio de cohortes en Annals of Internal Medicine que incide en el mismo problema. El segundo firmante es el Peter C. Gøtzsche que hemos comentado al principio, y coautor del documento de Nordic Cochrane Centre (2008) señalado. Un estudio que ha tenido un cierto eco mediático en la prensa general. Lo descubrimos a partir de un artículo en la CNN.
En este se evalúa la asociación entre el cribado mamográfico bienal  y el tamaño en el que se diagnostica el tumor, estimando el sobrediagnóstico (detección de tumores que no hubieran llegado a tener relevancia clínica) en una cohorte de mujeres danesas de entre 35 y 84 años entre los años 1980 y 2010.
La intervención poblacional consistió en ofrecer una mamografía poblacional a todas las mujeres entre 50 y 69 años cada dos años empezando en diferentes regiones de Dinamarca y en distintas fechas.
Valoraron las tendencias entre la incidencia de tumores avanzados (mayores de 20 mm) y no avanzados (inferior a 20 mm) en mujeres sometidas al cribado poblacional y a aquellas que no.
Para determinar el sobrediagnóstico del tumor se utilizaron dos enfoques:
1.- Se compararon las incidencias de tumores avanzados y no avanzados en mujeres entre 50-84 años en las áreas sanitarias que habían ofrecido el cribado mediante mamografía frente a las que no.
 2.- Comparar la incidencia de tumores no avanzados entre las mujeres en edades entre 35-49, 50-69 y 70-84 años en áreas sanitarias con cribado frente a las que no.
Según este análisis el cribado poblacional no se asoció con una menor incidencia de tumores avanzados. La incidencia de tumores no avanzados se incrementó en las áreas que se ofreció el cribado poblacional frente a los períodos previos a la puesta en marcha de esta medida. Así el ratio de la tasa de incidencia (RTI) entre ambas situaciones fue de 1,49 (IC 95% 1,43-1,54).
Según el primer enfoque se encontraron 271 CM invasivos y 179 CM carcinomas in situ ductales (CISD) que fueron sobrediagnosticados en el 2010, así las tasas de sobrediagnóstico fueron del 24,4% (incluyendo los CISD) y de 14,7% (excluyendo los CISD). Y, según el segundo enfoque, cuando se calcularon las diferencias regionales en mujeres más jóvenes sin cribado frente a las introducidas en el cribado se encontraron que 711 CM invasivos y 180 casos de CISD  sobrediagnoticados en el 2010. Tasas de sobrediagnósticos del 48,3% (incluyendo los CISD) y del 38,6% (excluyendo los CISD).
Concluyen, con todas las limitaciones de las variaciones regionales de cobertura del programa y del diagnóstico de CM, que el cribado mediante mamografía del CM no está asociado con una reducción en la incidencia de CM avanzados.
Y que por otro lado, 1 de cada 3 tumores invasivos y casos de CISD diagnosticados en mujeres mediante el cribado poblacional representarían un sobrediagnóstico (incremento de la incidencia del 48,3%) y serían tratadas innecesariamente. Y es que no todos los tumores diagnosticados tienen el mismo riesgo de llegar a ser un CM extendido. Unos regresan espontáneamente mientras tanto otros se extienden rápidamente, sin saber diferenciar unos de otros. Con todo, no todos los estudios son unánimes y aún admitiéndose un sobre-diagnóstico el % es netamente inferior en otros trabajos, comentan.

Jørgensen KJ, Gøtzsche PC, Kalager M1, Zahl PH. Breast Cancer Screening in Denmark: A Cohort Study of Tumor Size and Overdiagnosis. Ann Intern Med. 2017 Jan 10. doi: 10.7326/M16-0270. [Epub ahead of print]

Liz Szabo. Third of breast cancer patients treated unnecessarily, study says. The downsides of mammography. CNN. Kaiser Health News. Updated 1312 GMT (2112 HKT) January 10, 2017

Peter C. Gøtzsche.Time to stop mammography screening?. CMAJ 2011 Nov. 21. [Epub ahead of print]. 

http://annals.org/aim/article/745237/screening-breast-cancer-u-s-preventive-services-task-force-recommendation

http://www.bmj.com/content/suppl/2009/02/17/338.jan27_2.b86.DC1/gotp602920.www.pdf

miércoles, 1 de marzo de 2017

Compensa el ejercicio físico el riesgo contraído por la ingesta de alcohol

Compensa el ejercicio físico el riesgo contraído por la ingesta de alcohol

El consumo de alcohol es una costumbre social en el mundo occidental. El consumo moderado, menos de dos consumiciones al día, es saludable a nivel cardiovascular aunque no en prevención del cáncer en el que cualquier cantidad consumida incrementa el riesgo.
El consumo elevado, más de la cantidad señalada, incrementa el riesgo de muerte por cualquier causa (MCC) y por causa cardiovascular (MCV). De ahí que sea una pretensión en salud pública o no consumir alcohol o hacerlo en cantidades muy moderadas.
El consumo inmoderado de alcohol incrementa el riesgo de MCC entre un 31 y 54% y es causa de múltiples tipos de cáncer. La actividad física por su parte, como mostramos en un escrito anterior (Diari Menorca.18-09-2016: 17), reduce el riesgo de cáncer de mama y de colon entre otros. 
 Lo que planteamos con este comentario es si el ejercicio físico sería capaz de compensar el exceso de riesgo debido al consumo de alcohol, algo, que a priori, no parece factible.