El alcohol y el cáncer de mama en la mujer: un comportamiento parecido al tratamiento hormonal sustitutivo
El cáncer de mama (CM) es uno de nuestros temas más tratados, bien sea por su importancia en términos de prevalencia o por su cada vez mayor sobreintervención. Es un tema de los preferidos en prevención cuaternaria (aquella que se hace cuando al paciente se le protege del sistema sanitario). Sin embargo, si bien su prevención efectiva –evitar su aparición- es escasa, su prevención secundaria se convierte en la diana de todas las campañas de prevención. Sin embargo, las mamografías no protegen del CM solo detectan bultos en el pecho, lesiones susceptibles de llegar a ser cánceres infiltrantes, generando una intervención precoz, como hemos visto en otros post. De la prevención primaria no se habla o se hace poco porque no es por el momento factible, si bien es cierto que existen comportamientos, que como hemos comentado, pueden generar riesgo o beneficios a largo plazo en su prevención.
En este aspecto, hemos hablado en otros post, del tabaco, y del alcohol, y en este de su influencia en el CM, encontrando en algún estudio que el consumo de este en las mujeres está asociado al cáncer de mama en alrededor de un 5% (2- 8%).
El trabajo que traemos a colación relaciona el consumo de alcohol con el riesgo de cáncer de mama durante la vida adulta de la mujer. La cantidad, la frecuencia y la edad de consumo. Se trata de un trabajo observacional, pero prospectivo (lo que le da un gran valor) sobre 105 986 mujeres del ya conocido Nurses' Health Study seguidas durante 28 años, entre 1980 hasta el 2008. Mujeres a las que se evaluó este hábito hasta en 8 ocasiones mediante cuestionarios, calculándose la cantidad media acumulada de alcohol durante este tiempo y el riesgo relativo (RR) de desarrollar cáncer de mama invasivo (CMI). Se diagnosticaron 7.690 casos de CMI demostrándose que el consumo de alcohol estuvo implicado con el aumento de riesgo de CMI con significación estadística, en niveles tan bajos de consumo como 5.0 a 9.9 gramos diarios, o lo que es lo mismo de 3 a 6 consumiciones de alcohol semanales (RR, 1.15; IC 95% 1.06-1.24). De manera que el consumo excesivo estuvo más relacionado con el CMI que la frecuencia de consumo tras controlar la ingesta de alcohol acumulada. Sin embargo consumos importantes, superiores a 30 gr diarios generaron un riesgo aún mayor de un 51% (RR, 1.51; IC 95% , 1.35 a 1.70), comparado con las mujeres que eran abstemias.
Concluyen que niveles considerados bajos de ingesta de alcohol ya están asociado, aunque de manera modesta (15% de incremento del riesgo) , con el riesgo de CMI, y que este esta asociado a su vez con el consumo acumulado a lo largo de la vida de la mujer. Siendo, señalan como el mejor predictor de CMI la cantidad de alcohol acumulada en la etapa adulta –comportándose, en este aspecto, de alguna manera como la denostada terapia hormonal sustitutiva-, de manera que este riesgo es independiente del alcohol ingerido en las edades tempranas y finales de la vida.
Chen WY, Rosner B, Hankinson SE, Colditz GA, Willett WC .Moderate alcohol consumption during adult life, drinking patterns, and breast cancer risk. JAMA. 2011 Nov 2;306(17):1884-90.
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