AHA-2020: La ingesta de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 no previene la fibrilación auricular
Habitualmente cuando recomendamos ingerir pescado a nuestros pacientes lo hacemos pensando en el binomio del riesgo de ingesta de mercurio por un lado y por los beneficios de la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (PUFA 03), por el otro; pues es habitual encontrar ambos elevados en ciertas especies, tal es el caso de los túnidos con lo que la recomendación en estos pescados es consumirlos moderadamente o abstenernos de ellos en el caso de las mujeres embarazadas. Escribiendo de memoria en este sentido el ratio mejor, más PUFA 03 por menos mercurio, lo tendría la caballa, pescados pequeños entre blancos y azules.
Esta disquisición es importante pues es necesario tener en nuestra dieta el pescado dado sus propiedades en proteínas, oligoelementos (iodo…) y sobre todo de PUFA 03 (ácido docosahexaenoico [DHA] y ácido eicosapentaenoico [EPA]); unos ácidos grasos poliinsaturados con propiedades alguna manera efectos beneficiosos, en estudios observacionales, sobre el riesgo cardiovascular –RCV- por sus propiedades antinflamatorias, antiarterioscleróticas y antitrombóticas; con todo, al margen de su acción cierta sobre los triglicéridos (TRIG), según el estudio REDUCE-IT, su acción sobre la enfermedad cardiovascular (ECV) no queda clara. Se había observado también como el consumo de PUFA 03 estaba inversamente relacionado con las arritmias cardíacas.
Como vimos existen datos claros sobre la relación entre el consumo de PUFA 03 con la prevención de la demencia, de la enfermedad de Alzheimer (EA) y de la degeneración macular al actuar sobre la microcirculación coroidal, y de que los PUFA 03 estarían en altas concentraciones en la retina, entre otras propiedades…
Se estudió si estos suplementos influían el desarrollo de los subtipos de FA (persistente vs paroxística), sobre fenotipos intermedios de alteraciones del ritmo (parámetros del ECG), además de su influencia en la muerte por arritmia y si los niveles iniciales de estos parámetros o la raza de los individuos pudieran afectar al tratamiento.
Durante 5 años de seguimiento con los suplementos en estos más de 25.000 participantes (edad media 67 años, 51% mujeres) no se encontró ninguna diferencia en el riesgo de FA incidente, fuera persistente o paroxística. Tampoco se documentó, en sentido contrario, un aumento de la frecuencia de la FA como se sugería en el estudio REDUCE-IT.
Así, se identificaron 900 casos incidentes de FA, o una incidencia de 3,6% en los 5,3 años. El 58,4% fue una FA persistente, 38,4% paroxística y un 3,1% indeterminada. De los 12.542 pacientes asignados al aceite de pescado por intención de tratar, 469 (3,74%) desarrollaron una FA incidente, en comparación con los 431 (3,43%) de los 12.577 que recibieron placebo, o un hazard ratio (HR) de 1,09 (IC 95% 0,96 – 1,24; P 0,19).
Sería, dicen, el primer ECA, aleatorizado mediante placebo y durante largo tiempo que estudiaría a la vitamina D3 como a la PUFA 03 en las FA, sobre la base de lo que los estudios observacionales parecían sugerir y las teorías explicativas sobre los efectos de éstos en el remodelamiento y estabilización de los canales iónicos eléctricos en las membranas de los miocitos; o sus efectos sobre la arteriosclerosis, la inflamación con la enfermedad isquémica del corazón…
Sin embargo, un análisis de sensibilidad circunscrito a los participantes adheridos al tratamiento, frente a aquellos analizados por intención de tratar, mostró un incremento no significativo de hasta un 13% (p 0,09) en la incidencia de FA en el grupo del suplemento de aceite de pescado. Mas que una certeza se interpreta, teniendo en cuenta antecedentes anteriores, como una tendencia de los suplementos de aceite de pescado.
American Heart Association (AHA) Scientific Sessions 2020. LBS.01 Presented November 13, 2021.
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