La crisis de la COVID-19 ¿Y de la inmunidad de grupo qué?
Hace algunos días tuvimos la mala noticia de que las defensas (los anticuerpos) que produce la infección por la COVID, sea en paciente con síntomas o sin síntomas, van menguando con el tiempo. Comenté en Es DIARI (26-06-2020) una carta clínica del 18-06-2020 publicada en la revista Journal Nature Medicine por Quan-Xin Long et al en la que daba cuenta de un pequeño estudio al respecto que señalaba que a los dos meses de la infección los niveles de los anticuerpos no se detectaron en el 40% de los pacientes sin síntomas y en el 13% de aquellos con síntomas.
La idea que adelanté, y ahora pienso un poco precipitada, es que pudiéramos reinfectarnos e incluso ser portadores y contagiar al cabo del tiempo, algo que por lo que vamos leyendo no queda del todo claro. Y otra idea que dejé, y también en revisión, es que estos hallazgos tiraran por el suelo la idea de llegar al alcanzar una inmunidad de grupo o de rebaño, es decir que hubieran suficiente individuos con defensas (inmunidad) para eliminar la llamada transmisión comunitaria y con ello acabar con la epidemia.
Sobre nuevas evidencias a lo aportado por el estudio chino existen revisiones como la de Werner Solbach et al recientemente que abundan sobre lo mismo, el 29% de las personas con diagnóstico de COVID-19 con síntomas leves o moderados no tenían anticuerpos detectables a los 50 días de la infección. Así que parece claro que los anticuerpos tienen a reducirse con el tiempo. El tema, sin embargo, y que se discute estos días, es si realmente, al quedarnos sin o con pocos anticuerpos contra la COVID-19, nos quedamos otra vez indefensos delante de la enfermedad.
La conclusión lógica, a estos descubrimientos, es que los datos sobre las prevalencias de las personas que han tenido la enfermedad (en Marzo, al inicio de la epidemia) en España estarían infraestimadas, y éstas pudieran mayores del 5%, que se ha publicado por la seroprevalencia.
En relación a ésto, el que no se hayan documentado reinfecciones a pesar de la caída de las defensas humorales ha llevado a plantear la idea de que no solo son los anticuerpos los que nos defienden del virus si no otros mecanismos, la llamada inmunidad celular, ciertos linfocitos (linfocitos T de memoria) que por mecanismos complejos impedirían que nos volviéramos a contagiar. Es decir el pasar la enfermedad dejaría otro tipo de situación inmunológicas que nos haría inmunes a la COVID-19. Una idea atractiva, una teoría explicativa plausible, a la que le faltan evidencias por ahora.
Leía ayer (09-07-2020) en la edición inglesa (en la española no salía) del New York Times, un reportaje firmado por Joseph Goldstein en la que informaba de ciertos datos de seroprevalencia de la ciudad de Nueva York que me llamó la atención. Como sabemos esta ciudad, como tantas otras, tuvo un exceso de contagios y de fallecimientos por la COVID-19, habida cuenta ciertos sectores productivos no pararon, ni hicieron confinamiento, esto produjo a 26 de junio que de los 314.000 test realizados en dicha ciudad el 26% fueran positivos. Es decir, hubieran sido contagiados.
Sin embargo, a día de ayer, comentan, como en lugares de la ciudad han llegado al umbral de la inmunidad de grupo, cuando la trasmisión comunitaria del virus se para, siendo en estos lugares del 68% de seroprevalencia (teniendo en cuenta todos los sesgos de selección de la población testada), lo que en opinión de dicho comentarista les podría ser inmunes a una nueva ola epidémica. Comentan como los barrios más azotados por la epidemia (Corona en Queens) podrían en este momento haber adquirido una una inmunidad grupal y otros estarían a punto ( Jackson Heights) con un 56%. Lo que también sorprende como barrios de comunidad de blancos como el Cobble Hill no tendrían más de un 13% de test positivos. Y es que esta es la otra cara de la justicia epidemiológica, los que peor lo pasaron durante el pico de contagio tienen más posibilidades de evitar una nueva infección, si las teorías de la inmunidad celular se cumplen.
En conclusión, nos deben quedar dos ideas claras, que la ausencia de anticuerpos no significa que no tengamos defensas contra la infección si la hemos padecido, habrá que esperar nuevos descubrimientos; y dos, que por lo mismo, esto no invalida que pudiera existir una cierta inmunidad de rebaño (de grupo) con el tiempo que permita evitar los contagios.
Y por último, otra idea inquietante, ¿si desaparece la inmunidad humoral (los anticuerpos con el tiempo)? no dificultará este hecho la creación de una vacuna que produzca inmunidad permanente?
En fin, seguiremos los acontencimientos.
mateu seguí díaz
médico de familia
Seguí Díaz M. La crisis de la COVID-19 ¿Y de la inmunidad de grupo qué? . Es Diari MENORCA. 12-07-2020: 23 https://www.menorca.info/
Quan-Xin Long, Xiao-Jun Tang, Qiu-Lin Shi, Qin Li, Hai-Jun Deng, Jun Yuan, Jie-Li Hu, Wei Xu, Yong Zhang, Fa-Jin Lv, Kun Su, Fan Zhang, Jiang Gong, Bo Wu, Xia-Mao Liu, Jin-Jing Li, Jing-Fu Qiu, Juan Chen & Ai-Long Huang Clinical and immunological assessment of asymptomatic SARS-CoV-2 infections. Letter- Published: 18 June 2020
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