El cable de fibra óptica
Hace años me invitaron a dar una ponencia en un congreso nacional de medicina familiar (SemFyC) bajo el sugestivo título de “15 años organizando la consulta” (ahora llevo 31). El presidente de la mesa al parecer se había fijado en mi manera de organizar mi consulta rural los 15 años anteriores. Primero, en una situación de soledad, sin apoyo administrativo, sin informática y con un cupo de cartilla antiguas de alrededor de 2700, o sea atendiendo a alrededor de 5000 personas, con atención pediátrica incluida, y, luego con una compañera médico y personal de admisión e historias en papel, la mitad del cupo. Desde aquella ponencia fui invitado a escribir diversos artículos al respecto... y en ellos mantenía la idea de que el médico como tal es el gestor de su situación asistencial, de tal modo que si la situación le desborda es buena parte culpa de la mala gestión de su consulta. Sin embargo, el tiempo ha hecho que esta idea inicial fuera variando. Sabemos que son muchas las cosas que determinan la presión asistencial y que el cupo de pacientes no siempre es el factor fundamental.
El tiempo dedicado por consulta (los famosos 10 minutos) en la agenda dedicada a la consulta médica suele argüirse como fundamental a la hora de gestionar la demanda asistencial. La resolutividad de la atención (ser eficaz), la integralidad (cantidad de servicios que se ofrecen) dependen en buena medida de este factor. ¿Pero realmente es así en la actualidad?.
El cambio de historia clínica (HC) en papel a HC electrónica supuso mejoras en la gestión de cierta burocracia (recetas, partes …), pero creó otros problemas derivados de un mal diseño de esta aplicación; que a falta de una sola HC del paciente que centralizara los datos, se ha diseñado un sistema con diversas bases de datos interconectadas a distancia (laboratorio, historia del hospital, radiología...). Esto pudiera paliar el mal diseño de la HC si el sistema fuera ágil (ordenadores, compatibilidad de programas, telemática…), pero hasta el momento no ha sido así. Esto ha creado nuevos problemas con el enlentecimiento de la consulta (los 10 minutos se quedan cortos) debido al tiempo de espera en el registro de la información, la apertura de las diversas ventanas, impresión de los documentos, registros varios (agendas de especialistas) y en la visualización de documentos (pruebas complementarias), que han influido de una manera determinante en nuestra práctica asistencial, en nuestra relación médico/enfermera/paciente. El mayor o menor tiempo dedicado al paciente se ha utilizado a este cometido (en buscar, esperar y registrar), en detrimento de la escucha empática y de la entrevista semi-dirigida. Un factor, éste, por tanto, distorsionador de la consulta, que aunque aparentemente poco cuantificable, personalmente he identificado como el principal problema de mi consulta. Y es que aún rápidos en los razonamientos y por ende en las teclas del ordenador, el sistema nos bloquea, y a partir de ahí se produce el estrés y el enfado. Consultas en las que se deberían hacer comprobaciones (historia del hospital, pruebas complementarias...) dejan de realizarse por falta de tiempo, duplicándose las pruebas, las visitas a specialistas....Resintiéndose la relación médico-paciente y la resolutividad del contacto médico. Y lógicamente la eficiencia del sistema sanitario en general
Y vino la fibra óptica a nuestro centro sanitario. En mi caso, el principal cambio desde hace muchos años. Una pequeña revolución en mi consulta.
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