Recomendaciones para el cribado del cáncer colorectal de la American College of Physicians
Acaba de salir publicada una nueva Guía de Práctica Clínica sobre el cribado de cáncer colorectal (CCR) de la American College of Physicians (ACP) en la revista de Annals of Internal Medicine, en ella se vuelve a hacer hincapié de cómo en la década de los 50 es cuando se marcaría el punto de inicio sobre la preocupación de los médicos por prevenir esta patología. Una patología que dicho sea de paso supone la segunda causa de muerte oncológica en EEUU. A grandes rasgos lo que recomienda la GPC de la ACP es:
a.- Individualizar la evaluación del riesgo de CCR. Dentro de estos estaría, la edad (personas mayores), raza (peor en raza negra), historia familiar de CCR, historia personal de pólipos , de enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Chron, o colitis ulcerosa).
b.- Empezar el cribado de CCR en adultos sin existir los antecedentes anteriores a los 50 años de edad. En adultos de alto riesgo (punto 1) a los 40 años de edad, o 10 años antes de la edad en que el familiar del paciente tuvo un CCR. En estos casos los beneficios de la prueba en términos de reducción de mortalidad (detección precoz) superan a los inconvenientes (daños: perforació, hemorragia…) de la prueba de cribado.
c.- Los pacientes que muestren un riesgo medio de CCR deberán someterse una prueba de sangre oculta en heces, sigmodoscopio flexible o colonoscopia. En caso de alto riesgo la prueba que se utilizará será el colonoscopio directamente. Con todo, la utilización de una prueba u otra dependerá de la disponibilidad de la misma, los efectos secundarios y las preferencias del paciente
d.- En los adultos mayores de 50 años con riesgo medio los intervalos de cribado mediante colonoscopia de CCR serán de 10 años; 5 para el sigmodoscopio flexible, colonoscopia virtual y enema opaco con doble contraste; y anualmente determinación de sangre oculta en heces.
e.- A partir de los 75 años o en los casos con una esperanza de vida limitada a menos de 10 años se debe interrumpir el cribado de CCR, pues, según el documento, los daños superaran a los beneficios aportados por esta actividad.
Sea como fuere, e independientemente de nuestras posibilidades, lo que si deja claro el documento es la preocupación por la prevención de esta patología, y la posibilidad de utilizar la “sangre oculta en heces” como una prueba rutinaria, al modo de la terminación periódica de los habituales factores de riesgo cardiovascular (glucemia, colesterol, tensión arterial …).
Screening for Colorectal Cancer: A Guidance Statement From the American College of Physicians. Ann Intern Med. 2012;156:378-386.
http://www.annals.org/content/156/5/378.full.pdf
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