La vacuna contra el rotavirus, o la necesidad de prevención cuaternaria en vacunas
Sorprende y no sorprende muchas veces que lo innecesario se convierta en un riesgo. Que el querer hacer para prevenir riesgos remotos se convierta en un riesgo en si mismo. Pero en medicina lo que no es necesario es contraproducente.
Y es que hace algún tiempo hablamos de la vacuna contra el rotavirus y me mostraba crítico con ella pues los supuestos beneficios en el mundo occidental no son tales y en el subdesarrollado intentan paliar –medicalizar- situaciones de falta de salubridad, de ingenieria sanitaria, de educación etc...En fin, la realidad es que ya hace años que se tiró para atrás una de estas vacunas por su potencialidad de invaginación intestinal y ahora prácticamente seguras, le surge a una de ellas, una mancha inquietante, al haberse detectado la contaminación de una partida con parte de un virus que no debería estar ahí, fragmentos de ADN de un circovirus porcino. Situación esta inocua, dicen, pero que abunda aún más en el río revuelto generado a partir de introducir vacunas polémicas como la del papiloma humano en el calendario vacunal. Vacunas a todas luces innecesarias y escasamente costeefectivas.
Con todo, “Las recomendaciones de la AEMPS a los profesionales sanitarios en España son las siguientes:
• Informar de que la vacuna frente a rotavirus no forma parte del
calendario vacunal español acordado por la Comisión de Salud Pública.
• En caso de considerar conveniente la vacunación frente a rotavirus,
utilizar una vacuna alternativa (RotaTeq®).
• En niños que ya han recibido una dosis de Rotarix®, se puede
completar la vacunación con dos dosis más de RotaTeq®. De este modo,
recibirían un total de tres dosis, incluyendo la primera de Rotarix®.
• En niños que ya han recibido las dos dosis de Rotarix® no es
necesaria ninguna acción más dado que la eficacia de la vacunación no
está en cuestión y no presenta ningún problema de seguridad. No hay
ningún dato que sugiera que la vacunación con Rotarix® haya podido
producir daño alguno por lo que no es necesario un seguimiento
especial.” (29-03-2010)
Pero, ¿para qué hacer gastar a los padres en riesgos remotos y someter a nuestros niños a incertidumbres innecesarias?. Me pregunto
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