¿Puede la actividad física compensar la mala calidad del sueño?
Si hay un tema que no queda claro, en la que las evidencias bailan, es el de la cantidad y calidad del sueño, si es mas sano dormir mucho o por el contrario dormir poco.
El patrón del sueño va cambiando durante la vida de la persona variando en cantidad y calidad, mayor en niños y menor en ancianos; pasamos de dormir de un tirón a hacerlo de manera intermitente de tal modo que a partir de una edad aparecen los insomnios de conciliación (al ir a dormir), a media noche (de madrugada), sueños intermitentes… Se acumulan patologías diversas que influyen sobre el sueño, sean las derivadas de las molestias musculoesqueléticas, causas nerviosas (ansiedad...), respiratorias (la famosa apnea obstrutiva..)…
Y es que el sueño influye en ciertas patologías, seanneurológicas o cardíacas, así se ha visto que existe relación entre el sueño y la demencia o la enfermedadde Alzheimer, pues se ha observado queen personas con deprivación del sueño aumentaban en el número de las placasamiloides en el cerebro (causa de esta enfermedad)... al tiempo que se ha constatado que tanto el exceso como el defecto de sueño podría aumentar el riesgo de alteración cognitiva (alteración previa a la demencia). Sin embargo, éste no incluye aquel inducido por fármacos (hipnóticos) que a su vez aumentan el riego de ambas patologías.
Un trabajo del Doetinchem Cohort Study mostró como dormir más de 9 horas estuvo asociado significativamente con una menor función cognitiva global, de la memoria... en comparación con una duración entre 7-8 horas. Y un estudio chino del año pasado (Zhou L et al,Neurology ) sugirió como aquellos individuos que dormian más de 9 horas tuvieron un riesgo mayor de accidente vásculo cerebral (-AVC-, “atac de gota”, en menorquín) frente un patrón de sueño entre 7-8 horas de duración. Un sueño más corto (inferior a 6 horas) no tuvo un efecto significativo en este riesgo.
En cuanto al área cardiovascular, ¿es bueno dormir mucho o
poco?, un trabajo de Hoevenaar-Blom MP et al (2011) sugirió que un sueño corto podría aumentar el riesgo de
enfermedad cardiovascular hasta un 63%, llegando según este autor hasta un 79%
de enfermedad coronaria en comparación con personas con sueño normal.
Así que dormir poco es malo para el corazón y mucho para el
cerebro. ¿Se puede compensar de la alguna manera?. Pues la respuesta podría
estar en el ejercicio físico.
En este aspecto, hace algo más de un mes* salió publicado en el British Journal
of Sports Medicine un estudio (Bo-Huei Huang et al) que intentó
relacionar el sueño y la actividad física con la muerte por cualquier causa o
por causa específicas; e indirectamente sin estudiarlo, de si un factor pudiera
influir, e incluso compensar al otro.
Se analizaron los datos de 380 055 individuos de 55,9 (8,1) años, 55% mujeres, de una base de datos Británica,
el UK Biobank, hasta mayo del 2020 en la
se encontraba recogido la cantidad de actividad física, fuera alta, media,
baja, y la calidad de sueño, fuera
“saludable, intermedio o deficiente” según una puntuación que incluía la
duración, la existencia de ronquidos, los insomnios y la somnolencia diurna; en
este sentido, la mejor puntuación en sueño incluía una buena duración (7-8
horas diarias), no tener experiencias de insomnio, de ronquidos, no presentar
somnolencia diurna, y presentar un cronotipo matutino.
En este grupo analizado el 3% tenían un sueño malo, un 42% intermedio y un 56%
saludable. En cuanto a la actividad física la mitad (59%) lo realizaba en gran
cantidad, 15% intermedia y 10% escasa.
Entre unos datos y otros se confeccionaron hasta 12
combinaciones posibles.
Tras un seguimiento medio de 11 años la puntuación sobre la calidad del sueño
se relacionó con la mortalidad por cualquier causa, cardiovascular o por AVC.
Si se comparaba con el grupo de mayor actividad física y
sueño saludable (el de referencia) tener una actividad física escasa y una mala
puntuación en el sueño aumentaba el riesgo de muerte por cualquier causa (un
57% mayor riesgo aleatorio), el cardiovascular (67% ), de cáncer (45%) y
concretamente en cáncer de pulmón (90%).
Todas las asociaciones con una mala calidad del sueño, excepto el AVC, se
incrementaron con una baja actividad física, existiendo, por tanto, una acción
sinérgica.
Viéndolo de otra manera, aun actuado ambos factores de manera independiente, se
sugirió que la actividad física podría
compensar el mayor riesgo de muerte generado por una mala calidad del sueño.
No se, pero la actividad física es una alternativa atractiva en aquellos que
duermen mal, pues además de compensar el
riesgo de muerte, puede mejora el riesgo de Alhzeimer (hay estudios al
respecto), la salud mental (idem) a la vez que les permite mejorar la calidad
del sueño (también).
Así que si dormimos mal no está de más hacer más ejercicio físico nuestro
cuerpo nos lo agradecerá.
Mateu Seguí Díaz
Médico de Familia
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