viernes, 25 de septiembre de 2020

La COVID en las escuelas. Nadar y guardar la ropa

La COVID en las escuelas. Nadar y guardar la ropa

Es complicado hacer dos cosas al mismo tiempo, y más si ambas son antagónicas. Y digo esto por que el inicio del este curso escolar está deparando ambas situaciones; intentar enseñar evitando el riesgo de contagio del COVID-19 entre nuestros niños, si esto es posible.

Este comentario me vino a la cabeza, al observar dos situaciones; una, una fotografía de nuestro periódico local (Menorca 2 de septiembre) en la que se veía una maestra enseñando a 8 niños de una guardería. Ella, con lo perceptivo, máscara, guantes y a una cierta distancia de los niños. Y éstos, todos juntos y jugando (como es habitual). Y la otra, la salida del colegio Ruiz y Pablo de Es Castell el viernes pasado (11-09-2020) yendo yo en bicicleta, cuando todos los niños pasan a la vez (al menos así percibí) por el túnel debajo de la carretera. A modo de embudo, los niños juntan y pasan al otro lado. En esta pude observar como la mayoría -no todos- llevaban la mascarilla (estamos en los primeros días) pero muchos de ellos con la necesidad de tocarse (son niños) abrazados, cogiéndose de los brazos…En fin, comportamiento de niños.

Y es que en este tema se mezcla el querer y no poder. Querer enseñar a los niños y al mismo tiempo no exponerlos al contagio. Pero los niños son niños y se comportan como tales.

Y es que me pregunto que si el objetivo es evitar el contagio, las medidas puestas, sean distancias entre pupitres, número de maestros etc…en mi opinión al final chocarán con el comportamiento natural de los niños que en poco tiempo las harán  inútiles. Si no se contagian, en mi opinión, no tendrán que ver con estas medidas, si no que el virus no ésta entre nosotros,  no circula. En el caso que el virus se encuentre entre ellos pasará de uno a otro de manera sintomática o asintomática. Como dijo una política madrileña a la que todo el mundo criticó, “al final acabarán todos contagiados”.  De ahí que en mi humilde opinión esta medidas son en buena medida estéticas delante la opinión pública. 

Uno pensará que soy un negativo. Pero, ¿se hubiera permitido un comportamiento semejante entre adultos?. A buen seguro que no, pues sabemos que el riesgo de contagio al no mantener las distancias es incuestionable. En los adultos, no se permiten grupos en los que los individuos se puedan tocar, abrazar, jugar… ¿es eso realmente posible garantizar en los niños?. En mi opinión es imposible que un niño se comporte como un adulto, que tenga la noción de peligro y de que se prevenga sobre lo que pueda ocurrir. Lo principal, si así se cree, es no exponerlos al peligro en sí.

Es cierto que en los estudios iniciales de la epidemia por COVID-19 el contagio a los niños no provenía de otros niños si no de adultos y en el ambiente del hogar, y que se ha postulado que éstos se contagian menos y que por ello  lo trasmiten en menor medida; pero con todo, se contagian y transmiten el virus. Y es que se trata de un virus del resfriado y ya sabemos los que tratamos a niños qué ocurre cuando un virus de estos entra en una clase.

Y es que el  coronavirus COVID-19  no es un virus muy agresivo, como otros de su familia como el MERSCoV (que llegan a un 30% de mortalidad), pero si muy contagioso, una cualidad que no ha ido disminuyendo tras las mutaciones que ha sufrido, más bien al contrario.

Si que es cierto que los niños padecen la enfermedad de manera más leve e incluso sin síntomas.  Las primeras series de niños con COVID-19, básicamente chinas, no mostraban evoluciones graves ni fallecimientos, sin embargo, los estudios más recientes, sobre niños ingresados en países occidentales (Götzinger et al publicado en  Lancet Child Adolesc Health hace escasos días) en  en cuidados intensivos (UCI) muestran como la mayoría de éstos son niños muy pequeños (inferiores al mes de edad),  el 60% menores de 5 años según otra serie de Wang et al, y muchos de ellos tenían enfermedades médicas previas. Por lo que llegar a esta situación es raro, pero no imposible.

La verdad que el nivel de contagios en general no es mejor que hace meses, si bien es cierto que las características de los contagiados (más jóvenes) ha hecho que el número de fallecimientos (básicamente personas mayores) no se haya disparado, una situación epidemiológica que en mi opinión no varía en nada las condiciones para que los niños vuelvan a clase, sin embargo, algo hay que hacer con nuestros niños en una situación que va para largo.

Si que es cierto que en esta disyuntiva de “nadar y guardar la ropa” con la que encabezo este artículo, los niños más pequeños, los menores de 5 años, no ganan mucho yendo al colegio, más bien pierden, haciendo alusión a la fotografía que da pie a este escrito.

mateu seguí díaz
Médico de familia
Es Castell

Seguí Díaz M. La COVID en las escuelas. Nadar y guardar la ropa. Es Diari MENORCA. 22-09-2020: 23  https://www.menorca.info/

jueves, 24 de septiembre de 2020

Dersu Uzala de Vladimir Arseniev

Dersu Uzala de Vladimir Arseniev

Se trata de uno de esos libros antiguos que el me vino a buscar, no yo a él. 

Habitualmente no busco lo que leo, me viene de manera espontánea dado por las circunstancias.  A nivel médico por artículos que me pasan compañeros o que la actualidad pone en mis manos (agencias) y sobre aquellos libros que leo sobre recomendados, regalados, o aquellos que de manera fortuita han caído en mis manos. Libros en los que me fijo en un escaparate de una librería, en la estantería de mi biblioteca (libros ya leídos) y otros, como este, que vergüenza me da decirlo, lo encontré junto con otro de Julio Verne (que comentaré algún día), cuando fui a tirar la basura a los contenedores de reciclaje. Y, si hay gente que tira libros a la basura. Sin embargo, cuando lo hace (no es mi primera experiencia), sea por la sensibilidad de quien los tira, u otra razón que no conozco, no los lanza al contenedor de papel, si no que los deja amontonados a un lado por si alguien los quiere hojear y se los lleva. Y este fue el caso, me llevé dos, y al día siguiente la pila de libros ya habían desaparecido, pues no fui el único al parecer.

Dicho esto, el libro de Dersu Uzala de Vladimir Arseniev me retrotrae a mi época de final del instituto e inicio de la carrera y me hizo recordar las buenas sensaciones que me dejó. Una historia verídica contada en primera persona por quién la vivió y sobre vivencias que en la actualidad ya no existirían. Libro de aventuras, sobre la naturaleza, la amistad, la observación, …

Recomendable si se quiere leer algo viejo pero nuevo, algo distinto y agradable.

De este se hizo una película en el 1975, 

Ed Ramdom House Mondadori SA. 2011 Barcelona

jueves, 17 de septiembre de 2020

Sobre la diversidad de datos de la infección de la COVID-19 en los niños

Sobre la diversidad de datos de la infección de la COVID-19 en los niños

Hasta ahora ha habido pocas series de niños con COVID-19 y los resultados de éstas son en buena medida provenientes de China. De éstas se concluye que los niños infectados por este coronavirus tienen una sintomatología inaparente, asintomática o leve y es raro que ingresen y que acaben en Cuidados Intensivos (UCI). La mayoría de estas series no muestran fallecimientos de niños. Con todo,  es este un tema abierto. Según  una revisión de Soo-Han Choi et al en febrero de este año en China del  Chinese Center for Disease Control and Prevention en 44.672 casos confirmados, solo 416 casos (0,9%) se encontraban entre  0–9 años, y  549 (1,2%) entre 10–19 años. Según esta serie se constató  una defunción en el grupo de 10–19 años, o una tasa de fallecimiento en dicho rango de edad del 0,18%.
Otra serie, esta del  WHO-China Joint Mission sobre 55.924 casos (febrero de este año), solo el 2,4% fueron infantes menores de 19 años, de los que 2,5% tuvieron una evolución grave y el 0,2% estuvieron críticos. No comentan fallecimientos.
En el mismo tiempo, en Italia sobre  8.342 casos en marzo el  1,4% eran niños entre 0–18 años y no se documentaron fallecimientos.  Otras series, (Australia...) dan resultados parecidos. 

La primera conclusión que se saca, en mi opinión, es que al tener los niños afectos del virus COVID-19 unos síntomas más leves que los adultos éstos se encontrarían infradiagnosticados e infrarepresentados en las series clínicas. Sin embargo, como comentan, existen pruebas puntuales de que en niños asintomáticos con COVID-19  pueden encontrarse pruebas radiológicas de infección en forma en vidrio deslustrado (neumonia) en la TAC (Shenzhen).

Por otro, se destaca que la trasmisión del virus hasta dicho momento (marzo) se produjo de adultos a niños en el ambiente familiar, sin embargo no entre niños. La identificación del virus en la rinofaringe y en las heces, sin embargo, se planteó, con todo que éstos podría ser transmisores del COVID-19. Y que los recién nacidos, por su parte, serían más susceptibles a esta infección, en los que el virus podría persistir largo tiempo, por lo que  podrían constituir una fuente de trasmisión comunitaria.

Según la serie de Wang et al, que comentamos más adelante, los síntomas de los niños (2.143) con la infección por COVID-19 fueron desde encontrarse asintomáticos (4,4%, 94 niños) a presentar síntomas catarrales inespecíficos del tipo tos, dolor de garganta, coriza, estornudos, fiebre y astenia. Siendo la exploración física anodina, con faringitis y sin alteraciones auscultatorias. 

Algunos casos, sin fiebre, presentaban signos gastrointestinales como nauseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea. 

Los niños que presentaron neumonía, sin embargo, tenía fiebre, tos, básicamente seca inicialmente y luego productiva, y en la exploración se encontraron sibilancias, aunque no hipoxemia o dificultad respiratoria. 

Sorprende como un síntoma patognomónico en los adultos como es la “dificultad respiratoria” con o sin hipoxemia o signos auscultatorios no sea un signo en los niños.

Un estudio reciente de Götzinger et al publicado en  Lancet Child Adolesc Health hace escasos días sobre niños y adolescentes menores de 18 años con COVID-19 confirmado en el mes de abril en Europa en 82 Centros Sanitarios de 25 países durante el pico de la pandemia y sobre los factores asociados al ingreso en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), se  encontraron que en 582 individuos  confirmados de infección (edad media 5 años, rango intercuartil 0,5-12), 363 (62%) fueron ingresados en el hospital, 145 (25%)  tenían enfermedades médicas subyacentes;  y que 48 (8%) de esta serie requirieron ingreso en la UCI,  25 (4%) precisaron ventilación asistida (duración media de 7 días, rango intercuartil 1-34), que  19 (3%) precisaran apoyo con terapia inotrópica y uno (menos del 1%) oxigenación mediante membrana extracorporea. 
Según el análisis multivariante de esta serie, los factores de riesgo de ingreso en la UCI fueron ser menor de un mes odds ratio -OR- 5,06 (IC 95% 1,72–14,87; p=0,0035), ser de sexo masculino OR 2,12, 1,06–4,21; p=0,033), presentar condiciones médicas previas OR 3,27 (IC 95% 1,67–6,42; p=0,0015), y el hecho de presentar signos o síntomas de infección respiratoria baja OR 10,46 (IC 95% 5,16–21,23; p inferior a 0,0001). Y lo más importante 4 niños fallecieron (tasa de fallecimiento de 0,69% -IC 95% 0,20–1,82). Señalan que cuando el estudio finalizó 578 niños estaban vivos y solo 25 (4%) tenían síntomas o necesitaban apoyo respiratorio.

En comparación con otras serie, como la publicada en Abril por Wang et al en 2143 niños chinos, el 50,9% (1091) tuvieron síntomas leves, 38,8% (831) moderados, un 5,2% (112) graves y solo un 0,6% (13) llegaron al nivel crítico. Hay que destacar que el 4,4% o 94 niños estuvieron asintomáticos, con pruebas de imagen negativas. En esta serie, sin embargo, el 60% de los pacientes en estado crítico fueron niños menores de 5 años. Uno niño falleció. 

En este sentido, pendiente de publicarse, aunque han salido datos preliminares, leemos, y que no he podido encontrar es el estudio Europeo Critical Coronavirus and Kids Epidemiology study sobre los datos de 65 UCI pediatricas de 18 países.

Podemos concluir que la infección por COVID-19 en niños o es inaparente o da síntomas muy leves y que este hecho hace que este segmento de edad esté  infrarepresentado en las series y que con ello  alteren las tasas de los mismos. Si bien es cierto, que queda claro que algunos ingresan (según el Centers for Disease Control and Prevention (CDC) hasta un 5,7% frente al 10% de los adultos) y una pequeña proporción de los ingresados (8%, con todos los sesgos de selección) de éstos acaban en la UCI, requieren ventilación asistida, fármacos y algunos, muy pocos, fallecen.  

Florian Götzinger , Begoña Santiago-García , Antoni Noguera-Julián , Miguel Lanaspa , Laura Lancella , Francesca I Calò Carducci , et al.  COVID-19 Study Group  COVID-19 in children and adolescents in Europe: a multinational, multicentre cohort study. Lancet Child Adolesc Health. . 2020 Sep;4(9):653-661. doi: 10.1016/S2352-4642(20)30177-2. Epub 2020 Jun 25.

Soo-Han Choi, MD, Han Wool Kim, MD, Ji-Man Kang, Dong Hyun Kim and Eun Young Epidemiology and clinical features of coronavirus disease 2019 in children. Clin Exp Pediatr. 2020 Apr; 63(4): 125–132. Published online 2020 Apr 6. doi: 10.3345/cep.2020.00535 PMCID: PMC7170785

Riccardo Castagnoli; Martina Votto; Amelia Licari; et alIlaria Brambilla; Raffaele Bruno; Stefano Perlini; et al  Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2 (SARS-CoV-2) Infection in Children and Adolescents A Systematic Review April 22, 2020

Evelyn Wang, Kanwaljit Brar  COVID-19 in Children: An Epidemiology Study from China. J Allergy Clin Immunol Pract. 2020 Jun; 8(6): 2118–2120. Published online 2020 Apr 21. doi: 10.1016/j.jaip.2020.04.024 PMCID: PMC7172907


¡Llegamos a los 1000 posts!

¡Llegamos a los 1000 posts!

Siempre he entendido que los blogs son como una revista en la que se plasman noticias, artículos, reportajes diversos,.. pero electrónica. Más un medio informativo personal, que participativo, aunque esto último también es importante.  Un sistema de información en el que plasmar las opiniones del autor.

Mi modelo era la antigua revista médica “Jano medicina y humanidades” en formato en papel (en la que colaboré bastantes años atrás), y en la que se integraban desde artículos médicos, culturales, de opinión, críticas literarias etc... y que mostraba de alguna manera lo que yo entendía como debía ser el médico en general.

La realidad es que parafraseando al Dr José de Letamendi y Manjarrés (1828-1897) el “médico que solo sabe medicina ni medicina sabe” he querido, sin conseguirlo, juntar en el blog Qui pro quo aspectos del médico de familia en general (no solo el de Atención Primaria español, si no con pediatría, gestión…), de crítica literaria (libros que voy leyendo), de artículos míos con opiniones sanitarias personales de la prensa local (Menorca), comentarios de artículos científicos publicados y todo ello dirigido a un público sanitario.

Primariamente, al blog se le añadió otro aspecto, la vertiente diabetológica, que aún tengo en cuenta puntualmente, como una parte de mis inclinaciones profesionales; sin embargo, la creación del blog de la redGDPS,  que coordino y edito desde su inicio, restó gran parte de las intenciones iniciales, pasando las iniciativas en este tema a dicho blog, con (creemos)  gran aceptación entre los médicos del primer nivel.

Qui pro quo es un blog para sanitarios, sean médicos o no, si bien es cierto que los pacientes en su búsqueda incesante de respuestas a sus dolencias entran y plantean cuestiones que en buena medida (algunas se han contestado) quedan desatendidas (se bloquean)  con las que evitar que este medio se convierta en un blog de consulta médica, que no es su intención.  En este aspecto, si bien es cierto que la cantidad media de entradas mensuales ronda las 8.000, la cantidad total de éstas durante estos 12 años de recorrido  desde su inicio (noviembre del 2008) han llegado a las 4.360.510  entradas (14-09-2020), una cantidad desmedida que chirría por la cantidad mensual de consultas. La explicación es fácil, y es que algunos post de interés general han creando una gran expectación en la población (no sanitaria), y aún no siendo su intención, se han posicionado en lo que se llaman posts virales (varios miles de entradas en corto espacio de tiempo).

En fin, este blog más que una obligación para mí ha supuesto, y supone,  una rutina personal, un placer que me ayuda a estar activo, actualizado, en contacto con mi profesión y a la vez con ello he pretendido que sea de ayuda a muchos sanitarios (principalmente médicos) que se encuentran en el primer nivel asistencial.

Por mi parte, y mientras pueda, seguiré informando. Espero que os siga siendo de utilidad.

mateu seguí díaz
editor del Blog Qui pro quo

PS.- en relación íntima con este blog, y habida cuenta el contenido, espacio y público del mismo, inicié otro llamado “Opinión Sanitaria” con post más cortos y de opinión sanitaria y dirigido a unos lectores que vayan más allá del mundo sanitario pero estén preocupados por éste.


sábado, 12 de septiembre de 2020

El libre albedrío en la COVID-19

El libre albedrío en la COVID-19

Existe un dicho que dice más o menos que “se puede meter a un caballo en un rio aún en contra de su voluntad pero no obligarle a que beba”, un dicho que aplicamos habitualmente al adoctrinamiento mediático,  político, a la inversión lingüistica,...y que observamos cómo se mantiene –el pensamiento es libre,  incluso tras décadas de alineamiento social y político en países extremadamente totalitarios, como nos lo demuestra bien en el “libro de un hombre solo” de Gao Xingjian refiriéndose a la China de Mao Zedong, en el “Gran Salto Adelante”  y la revolución cultural china (1966-1976).

Sin embargo, al margen de estas situaciones extremas pero paradigmáticas, esta frase creo yo es cada vez más aplicable a nuestra era globalizada y con medios de comunicación sin fronteras y la observamos de manera patente en el comportamiento de nuestros conciudadanos frente a la pandemia por COVID-19.

Y es que la epidemia por COVID-19 es ejemplo en muchos aspectos que tienen que ver con un exceso de información, un pánico colectivo pero selectivo según edades y sobre medidas preventivas  autoritarias desde la Admistración Sanitaria no del todo entendibles o asumibles voluntariamente por segmentos de la población.

Un ejemplo palpable ha sido el fracaso en la aplicación de la “inmunidad de grupo” en países como Suecia, y digo un fracaso no por el número de fallecidos debido a una falta de control de la población de alto riesgo (algo semejante a nuestro país en los ancianos –geriátricos-), si no por el hecho de no haber alcanzado una inmunidad poblacional suficiente que cortara la trasmisión comunitaria, que indica que a pesar de las recomendaciones del Gobierno, la población actuó según sus creencias y miedos, y como se sabe, el miedo no tiene fronteras.

Sin embargo, donde el ejemplo es más patente, aunque en  sentido contrario al Sueco, se encuentra en nuestro país, y  tiene que ver con la obligación de llevar mascarillas en espacios abiertos y guardar las distancias en las personas jóvenes. Una prohibición, que vistos el número de contagios no se cumple sobre todo en los sectores más jóvenes y que nos indica que un sector de la población si no es observada o recriminada, hace caso omiso de la misma. 

Y es que los jóvenes han recibido un doble mensaje 1.- al principio de la epidemia, de que se trata una enfermedad grave, pero en personas mayores o con enfermedades previas, y que ellos, o no pasan o a lo sumo lo hace de manera leve, y con esto, además,  adquieren inmunidad contra la enfermedad; y 2.- en el momento actual, que si se contagian pueden trasmitir la enfermedad a sus familiares que pueden enfermar y morir, por lo que las autoridades apelan a la responsabilidad personal de estos para evitar la extensión de la epidemia. 

Ambos ejemplos son paradigmáticos, pues en un caso (Suecia) la recomendación de la Administración fue no guardar las distancias de seguridad para adquirir inmunidad de grupo, lo que chocó con el comportamiento de la población en sentido contrario, no consiguiendo el objetivo; y, en el otro, en nuestro país, en la actualidad con nuestros jóvenes, la recomendación ha sido guardar las distancias seguridad y llevar mascarillas, no cumpliéndose, repuntando con ello los casos, aunque probablemente, y sin quererlo, mejorando la inmunidad de grupo de la población, algo que habrá que valorar (para bien o para mal) este otoño/invierno.

Y es que no se puede apelar siempre al miedo (también genera tolerancia) y sobre todo a  la responsabilidad personal mediante la coacción en aquellos que viven el presente (los jóvenes) y en un  tema que no lo llegan a percibir como amenazante.

Tal vez los mensajes actualmente han cambiado en base al hecho de que la vacunación –que ya está al alcance de la mano- sería la única forma de solucionar el problema, sin embargo, aún así, estos no están en consonancia con lo que la  cierta parte de la población piensa y siente. 

De ahí que ante la disyuntiva de la imposición autoritaria frente al convencimiento personal lo único que nos queda a los que si podemos tener una evolución grave de la infección por el COVID-19, es la autoprotección, mantener las distancias, limpieza de manos y mascarilla siempre en lugares cerrados, frente a estar pensado que hacen o dejan de hacer los más jóvenes.

Mateu Seguí Díaz
médico de familia
Es Castell

Seguí Díaz M. El libre albedrío en la COVID-19. Es Diari MENORCA. 03-09-2020: 25  https://www.menorca.info/


sábado, 5 de septiembre de 2020

Sobre cuando realizar las pruebas de diagnóstico virológico del COVID-19

Sobre cuando realizar las pruebas de diagnóstico virológico del COVID-19

En diversas ocasiones, post anteriores, hemos hablado de los test diagnósticos del virus  SARS-CoV-2 (severe acute respiratory syndrome coronavirus-2) conocido como COVID-19 (Coronavirus disease-2019).
 La realidad que este es un tema ha ido avanzando rápidamente y siempre nos genera dudas.
Hoy comentamos un repaso del tema comentado en Medscape (22 Julio, existe una actualización que se referencia en español del CDC del 16 de agosto) según  la realidad americana  en base a las recomendaciones de las distintas Sociedades Científicas, la Infectious Diseases Society of America, o el Centers for Disease Control and Prevention (CDC).
No hay nada novedoso pero conviene recordar ciertos aspectos. Así, recalcan  la prioridad en la realización de las pruebas de detección en los trabajadores de la salud que han tenido una exposición confirmada y todos aquellos que pudieran haber tenido contacto con persona infectada.
Del mismo modo, como ya hacemos, se debe practicar la prueba en persona que tenga signos sugestivos del COVID-19 lo más pronto posible dando las instrucciones adecuadas sobre el tiempo que deberían estar en cuarentena.
Sin embargo, el CDC no recomienda determinar en una persona con infección conocida si continua siendo infecciosa.
En aquellos con una exposición probada con persona infectada la prueba debe realizarse alrededor del 5º día tras la exposición (período de incubación), y por regla general prácticamente todas las personas que tengan sintomatología deberán hacerse la prueba antes de los 11,5 días de exposición.
En todos estos casos solo se utilizará un test basado en la detección de acidos nucleicos virales o de antígenos virales, aunque, según leo, no han sido aún aprobados para este cometido por la US Food and Drug Administration (FDA), aunque este organismo dio la autorización para la utilización de test mediante la reverse transcription–polymerase chain reaction (rRT-PCR) con hisopos nasofaríngeos o nasales el mes de julio. Y es que en este tema las evidencias van por detrás de la realidad. Las evidencias hasta el momento, leemos, no permiten sugerir que dentro los test unos sean superiores a otros.
 No utilizar test serológicos para el diagnóstico de la infección aguda
Señalan que han aprobado un test que puede ser realizado en el mismo domicilio por el paciente sin apoyo de ningún equipo sanitario lo que será de gran ayuda en pacientes que tienen sintomatología y problemas de movilidad, pues se recogen las muestras y pueden enviarse directamente por correo.
El resultado de la prueba, lógicamente, debe ser rápido, máximo 2 días, pues si se demora no nos permite tomar decisiones al respecto de manera eficaz y rápida.
Según las últimas recomendaciones del CDC en aquellos individuos sintomáticos de la infección por COVID-19 que no queden hospitalizados deben guardar una estricta cuarentena domiciliar de 10 días desde el inicio de los síntomas. 
En los individuos asintomáticos pero con exposición probada con algún paciente infectado con el COVID-19, o que hubiera participado en actividades de riesgo, como estar en el interior de edificio con más de 10 personas, recomiendan confinamiento domiciliar hasta recibir un resultado negativo de la prueba para la detección viral o al menos 14 días de cuarentena tras la exposición.  
Esta recomendación no casa con los confinamientos de 14 días de aquellos que han venido de países de riesgo (como España), sin dar la opción de realizarse una prueba de detección viral y que salga negativa, aunque este es un tema, que por lo que ha oído está cambiando según los países (UK, por ejemplo)
En cuanto a la fiabilidad de los resultados de los test virales, aquellos fundamentados en la detección del antígeno del rRT-PCR serían altamente fiables e indicarían la presencia de RNA del virus COVID-19. Y al parecer no existiría una reactividad cruzada con otros coronavirus respiratorios, que es algo que preocupa. Es decir, existirían mínimos o inexistentes falsos positivos,
En cuanto a aquellos individuos asintomáticos en este momentos pero que presentan  rRT-PCR de una manera persistente más allá de 10 días desde la primera prueba, según un pequeño estudio Coreano, al parecer ya no serían contagiosos.
En sentido contrario, pacientes con clínica altamente sugestiva de infección por COVID-19, un test negativo no descartaría la infección (si existirían falsos negativos). En este sentido no se conoce con seguridad la cantidad de falsos negativos que genera estas prueba sin bien es cierto pudiera ser alto.
En este sentido, serían muchos los factores que pudieran afectar al resultado de la prueba, y que fundamentalmente tendrían que ver con la forma y tipo de toma de la muestra (sea nasofaríngea, faríngea, nasal,..) y el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas.
Es decir un resultado positivo lo afirmaría pero un negativo no lo descartaría. Por lo que ¡ojo!. 
La repetición del la prueba incrementaría la sensibilidad de la misma.

SARS-CoV-2 Testing Strategy: Considerations for Non-Healthcare Workplaces
Updated July 22, 2020

Coronavirus (COVID-19) Update: FDA Authorizes First Diagnostic Test for Screening of People Without Known or Suspected COVID-19 Infection. Authorization is also second to allow testing of pooled samples

Laurie Scudder. Diagnostic Testing for COVID-19: A Quick Summary for PCPs , DNP, NP. Medscape  August 06, 2020

Actualización CDC  16 agosto en Español
https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/if-you-are-sick/quarantine.html