La intensidad del ejercicio físico y los 7 factores de salud cardiovascular influyen en el deterioro cognitivo debido a la edad
Sobre la relación entre el ejercicio físico y la enfermedad de Alzheimer hemos hablado en diferentes ocasiones. Analizamos un estudio de Archives of Neurology, en pacientes con una anomalía genética (portadores del gen APOE ϵ4 ) que aumenta el riesgo de depósito de amiloide en el cerebro. En este evaluando el depósito amiloide mediante tomografía de emisión de positrones (PET) con trazadores del tipo carbono-11específicos, y exámenes del LCR., se encontró como la vida sedentaria en individuos portadores del APOE ϵ4 con un nivel cognitivo normal se asociaría con mayor riesgo de deposito amiloide en el cerebro, o lo que es lo mismo que el ejercicio físico podría ser un protector para este tipo de dolencias. Señalábamos como el ejercicio físico protege contra el deterioro cognitivo por diversos mecanismos que tienen que ver con la neurogénesis, la neuroinflamación, la angiogénesis, la activación del funcionamiento cerebrovascular, del metabolismo glucémico, del incremento de factores de crecimiento (factores neurotrópicos) que afectarían a la plasticidad neuronal: Por otro lado, el ejercicio físico mejoraría los factores de riesgo cardiovascular.
Hoy abundando en ello traemos un subestudio del Northern Manhattan Study (NOMAS, un estudio prospectivo de base poblacional) publicado en dos partes en Neurology y en J Am Heart Assoc el marzo pasado. En primer lugar, un estudio sobre si la intensidad del ejercicio físico realizado al aire libre (ERAL) podría ser protector de aspectos específicos de la evolución cognitiva de la demencia. Se evaluó la cognicion de los participantes del estudios utilizando un examen neuropsicológico habitual (standard neuropsychological examination (NPE) a 1228 participantes repitiendo el proceso a los 5 años en 876. El ERAL se clasificó como la máxima intensidad de actividad realizada, clasificada de ninguna intensidad (inactividad, en el 90% de los individuos) a moderada (caminar) o alta intensidad (solo en el 10% de los mismos) (correr, natación...). El NPE se clasificó en puntuaciones “z scores” estandarizados según dominios validados: velocidad de proceso, memoria semántica, memoria episódica, y función ejecutiva. Los cuestionarios se correlacionaron con la equivalentes metabólicos en MET, siendo el valor de 6 o superior de este como actividad moderada o intensa y un MET inferior a 6 como una actividad suave.
Para su análisis se utilizó un modelo de regresión linear multivariante que evaluara la asociación entre el ERAL y los cambios en el desarrollo cognitivo. El análisis se ajustó por factores sociodemográficos, de riesgo cardiovascular y con los hallazgos de la RMN (volumen de la hiperintensidad de la sustancia blanca, cerebro silente, infartos cerebrales silentes, volumen cerebral). Según este trabajo, bajos o inexistentes niveles de ERAL se asociaron con un empeoramiento de la funcion ejecutiva, de la memoria semántica y en la puntuación de la velocidad de procesamiento en el primer NPE. Estas asociaciones fueron atenuadas ligeramente tras ajustar la asociación por los factores de riesgo cardiovascular.
Los individuos sin alteraciones cognitivas que documentaron bajos o ningún nivel de ERAL frente a aquellos con niveles de intensidad moderados o altos tuvieron un descenso en su velocidad de procesamiento (β = −0,231 ± 0,112, p = 0,040) y de la memoria episódica (β = −0.223 ± 0,117, p = 0,057) una vez ajustada la asociación por factores sociodemográficos y factores de riesgo cardiovascular. Estas diferencias en el declinar cognitivo entre los dos grupos fue el equivalente a 10 años de edad biológica.
Concluyeron que bajos niveles de ERAL tienen una asociación independiente con la disminución del desarrollo cognitivo en los diferentes dominios estudiados. O sea que al margen de mejorar la salud cardiovascular, el ejercicio físico disminuye o enlentece del declinar cognitivo debido a la edad. Algo, por otro lado, conocido, pero que convenía aportar pruebas.
En otro análisis de estos autores publicado en el Journal of the American Heart Association y focalizados en los 7 indicadores de salud cardiovascular propuestos por la American Heart Association's (AHA): evitar el tabaco, mantener el peso ideal, actividad física, dieta sana, y niveles correctos de presión arterial (TA), colesterol y glucosa, vieron que los individuos con mejores indicadores de salud cardiovascular tenían menor pérdida cognitiva debida a la edad, especialmente en dominios como velocidad de procesamiento, función ejecutiva y memoria episódica. De dichos indicadores, no fumar y tener los niveles de glucemia bajos fueron los que mejor se asociaron con la función cognitiva futura. Lo que nos lleva a afirmar lo conocido, que controlar nuestra salud cardiovascular genera réditos en nuestra salud mental futura
Willey JZ, Gardener H, Caunca MR, Moon YP, Dong C, Cheung YK, Sacco RL, Elkind MS, Wright CB. Leisure-time physical activity associates with cognitive decline: The Northern Manhattan Study. Neurology. 2016 May 17;86(20):1897-903. doi: 10.1212/WNL.0000000000002582. Epub 2016 Mar 23.
Gardener H, Wright CB, Dong C, Cheung K, DeRosa J, Nannery M, Stern Y, Elkind MS, Sacco RL. Ideal Cardiovascular Health and Cognitive Aging in the Northern Manhattan Study.
J Am Heart Assoc. 2016 Mar 16;4(3):e002731. doi: 10.1161/JAHA.115.002731.
Head D, Bugg JM, Goate AM, Fagan AM, Mintun MA, Benzinger T, Holtzman DM, Morris JC.
Exercise Engagement as a Moderator of the Effects of APOE Genotype on Amyloid Deposition.
Arch Neurol. 2012 May;69(5):636-43.
Sue Hughes. Intensive Exercise May Delay Cognitive Decline by 10 Years. March 24, 2016
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