lunes, 1 de noviembre de 2010

Del mito de la supuesta eficiencia macroeconómica de nuestro Sistema Sanitario Público al control del gasto sanitario público

Del mito de la supuesta eficiencia macroeconómica de nuestro Sistema Sanitario Público al control del gasto sanitario público


Un artículo de la revista Gestión Clínica y Sanitaria firmado por el profesor Guillem Lopez y Casasnovas de la Universitat Pompeu i Fabra de Barcelona viene a sacarnos del error de que somos de los países que menos gastamos en sanidad, según datos del Eurostat últimos (2008)
Haciendo cuentas este profesor nos saca de nuestra nube de ser España uno de los países más macroeficientes que existen, pues los números cantan. Unos errores que proviene, según dice profesor, de confundir el gasto sanitario total –GST- o el gasto sanitario público –GSP-, pues ambos aunque relacionados no tienen por que significar lo mismo. A partir de aquí para poder hablar del GSP debemos encontrar un indicador de referencia, que podría ser la renta del país, o sea el producto interior bruto (PIB) o la población, o sea per cápita, y determinar qué tipo de moneda utilizamos para comparar (sea el euro o el dólar). Eurostat (de donde se casan los datos) los proporciona en euros ppp (purchasing power parity o paridad por poder de compra). Teniendo en cuenta el PIB como denominador determinaremos de forma relativa lo que cada país puede destinar a este cometido. Se sorprende el autor que siendo este un sistema admitido a nivel internacional no se utilice para comparar los gastos generados en este cometido por cada comunidad autónoma (CCAA), y a partir de ahí poder compararlas.
Como todo quebrado, puede dar pie a equívocos habida cuenta que si baja el PIB aumenta el resultado del cociente, lo que falsamente puede dar la impresión de que está mejorando el estado de bienestar. Por otro lado, si se descontrola el numerador (más gasto sanitario) tampoco nos indica nada en cuanto a resultados en salud. Así como, si nuestro nivel de renta aumenta a la par que aumenta nuestro gasto sanitario, el ratio se mantiene idéntico, o por el contrario si nuestra renta baja y el GSP aumenta estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades.
Sea como fuere, el comparar este ratio con el resto de países occidentales puede servirnos, pero también puede llevarnos a tener una idea equivocada de la realidad, pues la media de la OCDE puede estar influida por el exceso de gasto de países con sistemas de aseguramiento privado, como EEUU o Japón. Lógicamente deberíamos compararnos con aquellos que son semejantes al nuestro (básicamente, Europa). Y dentro de Europa con los sistemas más parecidos, básicamente, propone la Europa de los 15, y utilizando además medias ponderadas (no aritméticas) por población.
Si lo hacemos de esta forma el GST español es superior (media aritmética) a la media Europea (8.45 vs 8.39), pero que en media ponderada, sin embargo, no es así: 8.45 vs 8.81. Algo que coincide, según dice el profesor, prácticamente con el GSP.
Otro aspecto, que plantea es la relación según el Eurobarómetro con la satisfacción de cada uno de los sistemas, donde los países de un aseguramiento social (carta libre, libre elección, menos lista de espera...), siendo más caros, son mejor valorado por la población que los de tipo sistema nacional de salud (tipo NHS británico, donde hay mayor regulación y mayor control por la AP). Mayor coste (hasta dos puntos entre un sistema y otro) al parecer da mayor satisfacción.
Concluye, que ajustando nuestro país según pirámide demográfica y organización territorial el GST español se posiciona –viendo la gráfica- en el nivel de GSP que le correspondería (“dentro la recta de regresión estadística”, señala)
Ayer se hacía eco el PAIS en una editorial y artículo interior de las medidas para el control de gasto sanitario en nuestro sistema público (11.000 millones de euros), dentro de las medidas para hacer frente a nuestra particular crisis económica, algo que por lo que cuenta este rotativo ya empieza a hacer mella en la calidad de la atención que reciben nuestros ciudadanos (retraso de pagos, menor contratación de empleados...) que nos están llevando a una situación crítica. Se sorprende la editorial de que nuestro sistema “considerado hasta ahora la joya de la corona de los servicios públicos en España, por su positiva relación calidad-precio, está al borde de la bancarrota”, y que las restricciones influirán, o más bien ya influyen, en la calidad del servicio que recibe el ciudadano. Vuelve a apelar como causantes del desaguisado a los manidos argumentos del, envejecimiento de la población, el gasto farmacéutico o que el sistema per cápita está “muy por debajo del de Estados Unidos y de los grandes países europeos” (habría que hacerles leer las puntualizaciones del profesor Lopez Casasnovas).
En opinión de este firmante y al contrario de lo que se escribe y se cree, creo que existe margen de maniobra si realmente se analizan las causas del malfuncionamiento del sistema. El problema no se encuentra en recortar la financiación del statu quo sanitario, si no en modificar el statu quo para que este sea más eficiente. Modificaciones que irían en reestructurar servicios, eliminara Unidades Hospitalarias inoperantes, en evitar el café para todos en primaria...

-Guillem López i Casasno Casasnovas. Las cifras del gasto sanitario en su compativa. Errores y omisiones. GESTIÓN CLÍNICA Y SANIT SANITARIA 2010: 12 (1)


-Anónimo. Recorte sanitario. La merma de ingresos dispara la deuda de los hospitales y amenaza a la calidad del sistema. EL PAIS. 31-10-2010

No hay comentarios: