sábado, 13 de noviembre de 2010

El fin del petróleo de Paul Roberts

El fin del petróleo de Paul Roberts

Un libro interesante que aborda en profundidad el problema actual de la energía y su influencia en la política y en el medio ambiente. Escrito desde la óptica americana –no en vano el autor es un periodista norteamericano- no ahorra críticas a EEUU por su comportamiento errático, interesado y nada solidario con le resto del mundo. Señala también el efecto ejemplarizante y de correa de trasmisión que tendría esta potencia si un día determinado se pusiera manos a la obra en este aspecto. Con todo, al final el libro (escrito en 2004) deja un regusto de inevitabilidad, de que los cambios tanto a nivel individual (comportamiento de los ciudadanos) como de los gobiernos se mueve exclusivamente por el principio del “no queda más remedio”, salvo iniciativas aisladas y puntuales en energías limpias que aún hoy tienen poca repercusión.
La escasez relativa del petróleo, y digo relativa por que como señala lo que está empezando a escasear es el petróleo barato pero del caro (lugares inhóspitos e incremento de los gastos de extracción) hay para tiempo, cambiará la dinámica de la energía hacía energía menos contaminantes como el gas natural u otras más contaminantes como el carbón (sin límite de tiempo), hasta que la conciencia por un lado, o la economía por el otro de los gobiernos les lleven a diversificar las fuentes de energías e incorporar energías limpias del tipo eólica, solar, o la mediada por el hidrógeno (mediante pilas)...
En fin, un libro de obligada lectura, actual pero que empieza a quedarse un poco desfasado por los acontencimientos. La sensación final el libro no es profética sino en buena medida incierta. Entresaco algunos párrafos:

“El mayor problema de la eficiencia es que solo constituye, en sí una solución a medias. Por más eficientes que nos volvamos si queremos reducir las emisiones de CO2 y otras consecuencias negativas del uso energético, debemos alterar de alguna forma la tendencia histórica en virtud de la cual los beneficios logrados a través de la eficiencia energética son más que compensados por un aumento correspondiente del consumo global de energía. Y, hasta la fecha esta tendencia no parece cambiar. Salvo contadas ocasiones, cualquier progreso importante en eficiencia ha precedido en el tiempo –y tal vez producido- un incremento compensatorio del consumo total. Los motores de nuestros coches resultan más eficientes, de modo que los fabricamos más grandes y más potentes, o bien conducimos más kilómetros o hacemos más viajes...// pag 337-8


“Sin embargo, es un arma de doble filo, Estados Unidos se halla profundamente inmerso en la economía energética de los hidrocarburos: no solo necesitaba inmensas cantidades de petróleo, gas y carbón para su propia economía sino que además obtiene buena parte de sus riqueza de una economía global que depende todavía más de los combustibles fósiles . Así, cualquier amenaza a la seguridad económica mundial supone una amenaza a su poder económico y político , cualquier esfuerzo por apartarse de un sistema energético basado en hidrocarburos –o, pero aún , por usar menos energía- plantea alarmantes riesgos económicos y políticos a Estados Unidos, una realidad que tiende a consolidar el statu quo.” Pag 413

Ediciones B,S,A 2004
2010 Diario Público

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