Reir aumenta la supervivencia y disminuye la enfermedad cardiovascular
La felicidad sería más que un sentimiento de bien estar, de satisfacción, una sensación de estado de ánimo positivo, algo en cualquier caso subjetivo y que está amenazado por el dolor, el miedo, los sentimientos negativos, el odio la venganza, el estrés, la depresión, la ansiedad. Unas amenazas que son causa precipitante de la enfermedad cardiovascular (ECV) como sugieren ciertos estudios.
Hace años hicimos un post que relacionaba la felicidad con la mortalidad. En base a una encuesta poblacional de 719.671 mujeres del Million Women Study de United Kingdom (UK) con edad media de 59 años, rango 55-63), el 39% (282.619) contestaron sentirse felices la mayor parte del tiempo, el 44% (315.874) generalmente eran felices, y un 17% (121.178) se declararon infelices. A los 10 años de seguimiento la autopercepción de mala salud en el cuestionario inicial estuvo fuertemente asociado con la sensación de ser infeliz pero en éste no se asoció con la mortalidad por cualquier causa (MCC), pues el riesgo relativo ajustado (RR) entre felicidad e infelicidad fue del 0,98 (IC 95% 0,94–1,01), como tampoco la enfermedad isquémica del corazón RR 0,97 (IC 95% 0,87–1,10), o el cáncer RR 0,98 (IC 95% 0,93–1,02). Lo que era un jarro de agua fría sobre las suposiciones que teníamos al respecto.
Por otro lado, el optimismo, la actitud positiva, puede exteriorizarse, extrovertirse de manera física, mediante gestos del semblante del tipo sonrisas, risas, o risas sonoras tipo carcajada.
Un trabajo publicado de Hayashi K et al buscando la asociación entre la frecuencia de risa diaria con la enfermedad cardiovascular (ECV) y el accidente vásculocerebral (AVC) en población japonesa (20.934) mayores de 65 años de la comunidad (el Japan Gerontological Evaluation Study), encontró que tras ajustar por factores de riesgo cardiovascular (FRCV), por la depresión, el índice de masa corporal (IMC)...la prevalencia de ECV entre los que nunca reían era de 1,21 (IC 95% 1,03-1,41) veces mayor que aquellos que reían diariamente. En el AVC la tasa de prevalencia también fue de 1,60 (IC 95% 1,24-2,06). Concluyendo que la risa diaria se asociaba con menor prevalencia de ECV, algo que no se explicaría, apuntan, con los factores confusores dependientes de síntomas depresivos.
En este sentido, hoy traemos aquí un estudio (Yamagata Study) que relaciona estas manifestaciones externas de alegría con la mortalidad y además de manera prospectiva.
Así relaciona la frecuencia de reir con la mortalidad por cualquier causa (MCC) e incidencia de ECV en un escenario poblacional, entre los años 2009-15, sobre 20.969 (8.558 varones y 12.411 mujeres) y seguidos durante 8 años (media de 5,4 años). Al final se excluyeron 3.817 individuos por falta de datos, quedando 17.152 en el análisis final. La encuesta se hizo por correo y fue autocumplimentada, al tiempo que se analizaba la ingesta de medicación, la sintomatología, la presión arterial (PA), la ingesta de alcohol, el hábito tabáquico, la actividad física, el nivel educacional…
La evaluación según la frecuencia de la risa diaria fue en base una sola pregunta: ¿Cuánto se rie usted a carcajadas?. Reir a carcajadas fue definido con el término de “risa”.
Las respuestas fueron de una diaria, 1-5 veces a la semana, 1-3 veces al mes, a menos de 1 vez al mes. Se hicieron otras preguntas relacionadas con el estrés mental en el último año.
Durante un seguimiento medio de 5,4 años 257 individuos fallecieron y 138 presentaron eventos CV (EvCV). Según esto el análisis de supervivencia de KaplanMeier mostró como la MCV y la incidencia de ECV fueron significativamente más altas en individuos con baja frecuencia de risa diaria (rango logaritmico, p inferior a 0,01). Según un modelo Cox aleatorio proporcional ajustado por edad, sexo, HTA, hábito tabáquico, y consumo de alcohol se demostró como la MCC era significativamente mayor en personas con menos de una “risa” al mes en comparación con aquellos que rieron más de una vez por semana, el hazard ratio (HR) 1,95 (IC 95% 1,16–3,09).
Un riesgo similar se encontró en los EvCV que fueron mayores en aquellos que reían menos de una vez por mes pero menos de una vez a la semana que aquellos que reían más de una vez a la semana HR 1,62 (IC 95% 1,07–2,40).
La baja frecuencia de “risas” se asoció con mayor prevalencia del sexo masculino (reímos menos, al parecer), mayor ingesta alcoholica habitual, diabetes, baja actividad física y con el hecho de vivir solo, sin pareja.
Concluyen que la frecuencia de reir a carcajadas sería un factor de riesgo independiente para la MCV y la ECV en individuos de la población general de Japón.
Este estudio viene a sumarse a otros anteriores que muestran como la risa en si misma contribuye a incrementar la longevidad y reducir la incidencia de ECV con independencia de otros factores de riesgo previos.
No existen explicaciones claras por lo que la “risa” sería un factor protector en la MCC o ECV. Se ha apuntado que podría relacionarse con mejores estilos de vida (menos bebedores, fumadores y mayor actividad física), sobre el sistema inmune, la función endotelial,…
El hecho que las mujeres rían más que los hombres, o que sean más extrovertidas en sus emociones hace que en este estudio se detectaran menos “risas” en el colectivo de varones que en las mujeres, lo que ha influído en los resultados más atenuando dicha asociación en este colectivo. En este sentido, la fuerza de la asociación fue mayor en pacientes más mayores o en aquellos con obesidad o niveles moderados de strés.
La fuerza de este estudio viene dada por ser prospectivo, tener una muestra poblacional grande, y que el análisis se hizo utilizando probables factores confusores como la edad, género, HTA… Con todo, existen limitaciones que no podemos soslayar como que la frecuencia de “risa” se hizo mediante una sola pregunta, lo que no permitió distinguir diferentes tipos de “risas”. La definición como “reir a carcajadas” en contraposición con reir en silencio, sonreir,...que no fueron utilizadas en el análisis, lo podría subestimar éste. El número de eventos contabilizados fueron escasos, a su vez.
Este estudio sugiere que incrementando la frecuencia con la que reímos a carcajadas (a “mandíbula batiente”) podríamos reducir la ECV e incrementar la longevidad.
Sakurada K, Konta T, Watanabe M, Ishizawa K, Ueno Y, Yamashita H, Kayama T. Associations of frequency of laughter with risk of all-cause mortality and cardiovascular disease incidence in a general population: findings from the Yamagata study. J Epidemiol. 2019 Apr 6. doi: 10.2188/jea.JE20180249. [Epub ahead of print]
Hayashi K, Kawachi I, Ohira T, Kondo K, Shirai K, Kondo N. Laughter is the best medicine? A cross-sectional study of cardiovascular disease among older Japanese adults. J Epidemiol. 2016;26:546–552.
Bette Liu et al, FRS for the Million Women Study Collaborators. Does happiness itself directly affect mortality? The prospective UK Million Women Study. Lancet. Published Online: 09 December 2015.
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