Para mí ha sido el libro del verano. Un libro con la suficiente garra para no dejarlo a medias o leerlo a base de esfuerzos, pues se lee de un tirón, invita a su lectura, lo que es un punto a su favor sobre todo en esta época de relajo. Una historia autobiográfica en todos los sentidos, con nombres y apellidos (algunos cambiados para evitar la identificación) del autor, con un estilo que evita el riesgo de la escritura cronológica y el estilo del “libro de recuerdos” que te hace disfrutar al modo de una novela de ficción. Al percatarme de que el personaje (escrito en primera persona) tenía el mismo nombre que el autor es cuando me di cuenta del grado de emotividad introducido en el relato, que no podían ser más que las propias vivencias del narrador.
Bien escrito, con un estilo más depurado que la típica novela best seller americana te introduce en la trama descarnada y sin adornos de la infancia del autor. Un ambiente tan alcohólico y en cierta manera tan degradado que te hace desconfiar de que en tal situación pudiera surgir un periodista o un autor de libros. Entiendo que aquello que no se narra, los períodos de tiempo que no se describieron, tuvieron su influencia en el final más o menos (¿exitoso?) del personaje.
Totalmente recomendable.
El bar de las grandes esperanzas. J. R. Moehringer. Ed duomo. Barcelona, 2015.
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