Por qué ganaron los aliados, de Richard Overy
Puede sorprender que mi libro del verano haya sido un libro de historia. Sin embargo, no sorprende si este, aunque narra hechos históricos lo hace desde distintas perspectivas, no solo cronológicas y que su lectura es atractiva, e incluso diría yo que cautivadora. El libro de Richard Overy tiene todo esto distribuido en temáticas diversas. Desde las causas, la importancia del frente soviético, la guerra en el mar, el valor de la economía de guerra, la personalidad de los principales líderes, los aspectos morales, la represión, el papel de la energía (el petróleo) etc..
Se hace hincapié en el papel – a veces desdibujado- del enorme esfuerzo personal de la participación soviética (invasión con 20 millones de muertos), frente a un EEUU que no sufrió ningún ataque en su territorio, o las 70.000 bajas civiles inglesas.. Una guerra que perdieron los alemanes en Rusia (batallas de Estingrado y Kurk) y en la que el segundo frente (verano del 1944), reclamado por los soviéticos a los aliados occidentales se hizo de rogar (pag 379), aunque estos últimos se han llevado el mérito histórico-mediático. Un libro interesante que a la vez que entretiene te informa inteligentemente.
Algunos párrafos ilustrativos:
“En 1940, los gastos militares representaron solo el 2 por ciento del producto nacional. La debilidad militar era consecuencia del aislamiento tanto geográfico como político. El público estadounidense mostraba una hostilidad profunda a la guerra y el militarismo. En 1937, el Congreso aprobó leyes exhaustivas sobre neutralidad cuyos objetivos eran evitar que Estados Unidos interviniese en guerras ajenas y limitar el comercio y la producción de armas. Muchos estadounidenses lamentaban la intervención del 1917 y estaban decididos a no cometer el mismo error dos veces.” Pag 256
“ De la industria estadounidense salieron casi dos tercios de todo el material militar que los aliados produjeron durante el conflicto: doscientos noventa y siete mil aviones, ciento noventa y tres mil piezas de artillería, ochenta y seis mil carros de combate, y dos millones de caminos pare el ejercito. En cuatro años la producción industrial estadounidense , que ya era la mayor del mundo, se multiplicó por dos. Pag 257.
“Tan imprescindibles era el petróleo para la industria y la guerra modernas que los estados del Eje estaban dispuestos a luchar por controlarlo. La decisión japonesa de atacar Estados Unidos y Gran Bretaña en 1941 fue le resultado forzoso de un embargo de petróleo que dejó a Japón sin el 90 por ciento de sus suministros. El blanco principal de los soldados y marineros japoneses , en el avance hacia el sur eran los valiosos yacimientos petrolíferos de Borneo, Java, Sumatra y Birmania que producían más de los suficiente para satisfacer todas las necesidades militares japonesas. En 1942, Hitler penetró en el sur de Rusia , desoyendo los consejos de sus generales, con el fin de llegar a los yacimientos de Cáucaso...” pag 301-2
“A pesar de todo, el margen entre la victoria y la derrota fue a menudo tan escaso que las teorías generales paracen fuera de lugar. Las batallas no se deciden de antemano. Si fuera así , nadie se tomaría la molestia de librarlas. La decisiva batalla de Midway se ganó porque de los centenares de bombas que arrojaron los estadounidenses, diez dieron en el blanco. La victoria de el Atlántico llegó con la introducción de un número reducido de aviones dotados de gran autonomía de vuelo... pag 412
“Las armas atómicas no ganaron la guerra, toda vez que llegaron demasiado tarde para afectar a los resultados, Japón estaba a punto de rendirse cuando se usaron las dos bombas disponibles. El triunfo técnico fue un ejemplo de que, en el caso de los aliados occidentales, existía un vículo íntimo entre la tecnología y la guerra. La contienda aceleró el avance de la técnica y puso las armas de la guerra fría al alcance de las potencias, pero ningún Estado, ni siquiera los más ricos, logró llevar a cabo una transformación radical de la tecnología militar antes del 1945. La guerra se ganó con carros de combate, aviones, artillería y submarinos, las armas con las que se empezó. (pag 319)
Ed Fábula Tusquest editores 2011
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