La vista presencial vuelve. ¿Dónde queda la telemedicina?
Ya sabemos que la administración sanitaria funciona con la ley del péndulo, sus decisiones son coyunturales dependiendo de la opinión pública o política. Se aprende poco, y esto lo estamos palpando los médicos de familia estos días que tras más de un año de inmersión en la visita telefónica, que no telemática, pasamos sin más a la presencial.
El cambio en nuestras agendas de medicina de familia, de una práctica básicamente telefónica a una presencial, se intenta hacer de manera abrupta, como si nada hubiera ocurrido. Volver a lo anterior sin más, manteniendo en nuestro caso, como precaución, la división en las consultas respiratorias.
La visita telefónica dio en su día, y ha seguido dando, problemas a los sanitarios y a los pacientes; sin embargo, no ha sido tanto por la visita en sí, que también, si no por no adaptar la administración sanitaria la estructura de los centros a esta situación; poner los recursos que se necesitaban y acomodarse a la nueva, y en este momento, vieja situación. Y siguen sin estarlo.
Y es que como todo en esta vida algo se aprende. Algo positivo se podía haber extraído. La realidad es que era una oportunidad para adaptarse a una nueva situación de la que deberíamos haber sacado alguna enseñanza. El siguiente paso era la consulta por “video llamada”, más resolutiva en principio, pues al margen de lo transmitido por la voz se encuentra acompañada por la presencia visual del paciente...pero esto no se ha hecho.
Se han publicado todo tipo de artículos sobre cómo abordar la consulta por este medio y sobre todo se ha planteado a la visita telemática como una situación posible e incluso deseable para algunos pacientes.
Por lo que vemos, nada se ha aprendido, y en nuestro caso el único cambio que nos ha reportado un año de molestias ha sido una pantalla nueva con micrófono y altavoces y unos posibles auriculares manos libres (que no han llegado). Al parecer unas intenciones que no se han llevado a afecto.
La agenda propuesta, o impuesta, centralizada por supuesto, no ha hecho más que cambiar lo registrado como visita telefónica a presencial aumentado el número de éstas, y cubriendo todo el tramo laboral, como si la función de los médicos de cabecera fuera únicamente asistir a los pacientes en la consulta. Y es que tras cada crisis (la anterior, la de Zapatero) no volvemos al nivel de partida, si no a estar un poco peor.
Al parecer, hemos perdido una oportunidad de modernizar nuestras agendas y de establecer otra relación con nuestros pacientes. Darles la oportunidad de un contacto médico/paciente, distinto, tal vez más ágil y resolutivo en ciertas situaciones.
La visita domiciliar, el teléfono, la video llamada, la visita presencial en consulta... son partes de un todo que es la relación del médico con el paciente algo que depende de ambos; la empresa debería poner un marco y a partir de aquí que cada médico se gestione su agenda como quiera o pueda; lo único exigible debería ser el cumplimiento de unos objetivos, sean en forma atención al cupo de pacientes, la resolución de los motivos de consulta, de listas de espera de cada médico, de las derivaciones a otros niveles,...
Una agenda única para toda el área rompe con el principio de autonomía de los Centros de Salud (CS) y nos reafirma en nuestra condición rígida de funcionarios al servicio de una empresa pública.
En los primeros 6 meses de la pandemia las compañías de telemedicina crecieron como la espuma en EEUU, las nuevas empresas creadas recaudaron cada una más de 100 millones de dólares en financiación, leemos.
Los centros de Centers for Medicare & Medicaid Services en EEUU entre marzo y octubre del 2020 dieron asistencia mediante telemedicina a 24,5 millones de personas de los 63 millones de personas aseguradas en Medicare…
Que no es nuestro caso, que solo se esperó a que el tiempo escapara, para volver a hacer lo siempre, y probablemente peor.
El crecimiento de la visita por video llamada ha creado la necesidad de su regulación pues como en la visita telefónica tiene sus desventajas en forma de revisita presenciales, la solicitud de pruebas diagnósticas innecesarias… o el abuso de antibióticos en las infecciones respiratorias en niños (según un estudio)... por ejemplo. Medios con los que intentar remediar la incertidumbre del galeno delante de procesos en los que no se tienen todos elementos para el diagnóstico y tratamiento.
Personalmente prefiero la visita médica “cara a cara”, me da más información, pues además de la entrevista (comunicación verbal y no verbal) puedo explorar al paciente....sin embargo, entiendo que la medicina virtual puede ser una alternativa una opción a plantear al paciente en ciertas situaciones.
No cabe duda que la video llamada se debe regular para evitar que lo que parece una ventaja sea al final un inconveniente. Y en esas se encuentran dichos países.
Nosotros a lo nuestro, como antes...o un poco peor
Mateu Seguí Díaz
Médico de Familia
Seguí Díaz. La vista presencial vuelve. ¿Dónde queda la telemedicina?. Es Diari MENORCA 14-05-2021: 33
https://www.menorca.info/
Seguí Díaz M. La tiranía de las agendas. Blog Opinión Sanitaria.13/05/2021
Seguí Díaz M. Propuestas prácticas para mejorar la organización de la consulta. Cuadernos de Gestión 2002;8:115-32.
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