El caso de la India. De la falsa seguridad al recrudecimiento de la epidemia
El caso de la India nos recuerda el inicio de la pandemia en nuestro país. Políticos que ignoran la realidad y al final ésta se impone con toda su crudeza. Y es que la COVID-19 es traicionera, cuando menos te lo piensas se manifiesta con toda su extensión bloqueando los hospitales, llegando a hacerlos inservibles.
Será que los políticos solo tiene una visión a corto plazo y no preven más allá de lo que tienen delante, supongo que pensando que lo que ocurra más allá no será su problema; sin embargo, cuando más confiado te encuentras, más te relajas, permites lo que la ciudadanía desea y justamente en este momento es cuando el número de casos sube de manera pronunciada y colapsa el sistema.
La sensación de falsa seguridad que ha ocurrido en la India, algo que ya vivimos en España en marzo del año pasado, nos ha dejado claro que no se escarmienta en cabeza ajena.
Y es que en la India se pensaba que la COVID-19 estaba superada, incluso se hablaba de haber llegado a la inmunidad grupal, no existía la necesidad de vacunación, pues existía una curva prácticamente plana entre enero y febrero; sin embargo han bastado que millones de personas se reunieran en forma celebraciones religiosas (Kumbh Mela...) y que hubiera cinco estados en elecciones (Assam, Bengala Occidental, Tamil Nadu, Kerala y Puducherry) para que la realidad se impusiera llegando a repuntar la gráfica de casos a niveles superiores a los octubre del año pasado, lo que han denominados alguno como una “tormenta perfecta”.
La India en la actualidad ha llegado a los 300.000 casos y 3.645 fallecimientos diarios, algo parecido, pero inferior a Brasil y EEUU que han superaron los 4000 diarios en ciertos picos de la pandemia. En el momento de redactar este artículo se tenía registrados más de 19 millones de casos de coronavirus (menos que EEUU) y 215.000 muertes confirmadas (en España el exceso de muertes ronda los 100.000) pero eso si en 1.366 millones de personas, y lo pongo así para que de alguna manera relativizar los números.
Y es que los números engañan cuando se presentan de manera absoluta. Pues si la India a final de marzo era el tercero en número de casos y de defunciones tras Brasil y EEUU, la realidad es que se trata del segundo país del mundo con más población.
Al margen de esto, el grado de importancia mediática lo han dado las imágenes de falta de recursos (oxígeno, respiradores..), colas en los hospitales y sobre todo los crematorios en las calles que ha producido una impresión de mayor gravedad que la que se pudiera podio producir con la misma cantidad de casos y de fallecimientos en EEUU o Brasil, o España o Inglaterra...
Se ha querido dar la culpa a una mutación más letal de virus (la B.1.617), sin embargo, no se sabe aún hoy si es más transmisible (infeccioso), si tiene mayor gravedad o que sea resistente a las vacunas; lo que si se conoce, es que es una variante específica de la India y que también se han detectado casos hasta el momento en 21 países.
Quiero decir que probablemente no sea tanto la nueva variante como las aglomeraciones de personas en un momento determinado que se encuentren detrás de esta explosión epidémica en la India.
Y es que si bien es cierto que sería una cepa distinta, probablemente no sería la causa si no el efecto creado por el hecho de reunir grandes multitudes y que con ello se aumentara la trasmisión de virus. Y es que esta variante se conoció hace meses, en octubre, como unas mutaciones semejantes a las observadas en Sudáfrica y Brasil, pero hasta el momento no se le había dado más importancia.
Y es que el virus de la COVID-19, como el virus de gripe, va mutando creando nuevas variantes y lo hace con más rapidez cuanto más se transmite entre los humanos, de ahí que cuanto antes de interrumpa la trasmisión probablemente antes evitaremos que nuevas variantes de produzcan. Variantes que pudieran ser más contagiosas, más graves, más letales y sobre todo aquellas en las que las que las vacunas pudieran ser ineficaces.
Sorprendentemente la India es un fabricante de vacunas -leo que el mayor-, que ha distribuído alrededor de 60 millones de dosis por 74 países. Tiene una vacuna propia la Bharat Biotech (Covaxin), pero también fabrica la de Oxford-AstraZeneca, ...sin embargo el porcentaje de vacunación de población es inferior a la de los países occidentales y de su entorno.
Aún así, vista la experiencia del anterior confinamiento, leemos que no se opta por otro, pues se ha entendido que el remedio en este país fue peor que la enfermedad en sí para gran parte de la población.
Ya veremos.
mateu seguí díaz
médico de familia
Seguí Díaz. El caso de la India. De la falsa seguridad al recrudecimiento de la epidemia. Es Diari MENORCA 5-05-2021: 41
https://www.menorca.info/
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