Desde hace algún tiempo vengo diciendo en mis escritos que tras la crisis del coronavirus COVID-19 nos medirá por el número de fallecimientos en términos relativos (por número de habitantes, en el que hemos sido líderes mundiales) para poder compararnos, por las muertes por cualquier causa que se han producido y por el estado económico en que queda el país.
Del primero he hablado varias veces y del último no diré nada importante pues no soy del ramo. Si embargo, me atrevo a decir algo sobre las muertes producidas en general, pues estos días han salido a los medios de comunicación datos sobre el exceso de fallecimientos (sobre las muertes esperadas en condiciones normales) producidos en la crisis hasta el momento; no los muertos directamente producidos por el virus de marras, si no todos, algo que demuestra con fidelidad el alcance real de la situación que vivimos. Y es así, pues de éste se pueden inferir los fallecimientos por COVID-19, aquellos por COVID-19 pero mal clasificados, aquellos debidos a otras causas de alguna manera desatendidas por el sistema y aquellos daños colaterales producidos al generarse descompensaciones en patología previas, sean suicidios, crisis cardíacas... Y, por último, en sentido contrario, aquellos que no se han llegado a producir (mejoría) al no moverse la población, como son los debidos a los accidentes de tráfico...
Según las fuentes (diario el PAIS, el Mundo) se han producido 160.000 fallecimientos extra durante esta crisis en Europa, de los cuales el 72% se han producido en España, Italia, Reino Unido y Francia, lo que a primera vista son los países que han gestionado peor esta situación.
Según el sistema de vigilancia del Instituto Carlos III (Vigilancia de los excesos de mortalidad por todas las causas. MoMo Situación a 28 de mayo de 2020) ha habido un exceso de fallecimientos del 13 de marzo al 22 de mayo de 2020 por todas las causas a nivel nacional de un 55%.
Si al número de fallecidos de más que se han producido en España les descontamos el número de fallecidos por COVID-19 nos queda un número, del que se ha hablado muy poco, pero que es revelador y que nos indica que un tercio de los fallecimientos no debían haberse producido, pues no tenían como causa el virus, y no estaban previsto que se produjeran.
Esta crisis es una prueba de estrés para el sistema sanitario del que, como se ve, no salimos bien parados. Tenemos un background sanitario de envidia frente a otros países, consistente en recursos suficientes y bien distribuidos y una asistencia que cubre a más del 90% de la población; sin embargo nuestra estructura rígidamente funcionarial (la financiación y provisión juntas) y descentralizada (para lo malo, pues hubiera sido una ventaja si se hubiera aprovechado bien) ha condicionado que la respuesta a la crisis haya sido lenta e insuficiente y siempre por detrás de los acontecimientos, como así no ha sucedido en otros países Europeos.
Según leemos en España se han producido 43.000 fallecimientos de más, o un 27% de las muertes acaecidas en Europa, lo que es preocupante. Pero si le restamos las 27.125 (31/05/2020) debidas directamente al coronavirus nos quedan 15.873 fallecimientos extra que nunca debían haberse producido. Es decir, se ha producido un 36,9 % de fallecimientos sin motivo aparente debidos a la (mala) gestión de la crisis. Da que pensar.
mateu seguí diaz
médico de familia
Seguí Díaz M. El exceso de fallecimientos no debidos a la COVID-19 . Es Diari MENORCA. 03-06--2020: 28 https://www.menorca.info/
CARMEN TORRENTE. España acumula más del 25% del exceso de mortalidad de Europa, según la OMS. El Mundo Jueves, 28 mayo 2020 - 20:34
Vigilancia de los excesos de mortalidad por todas las causas. MoMo. Situación a 26 de mayo de 2020
https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/MoMo/Documents/informesMoMo2020/MoMo_Situacion%20a%2026%20de%20mayo_CNE.pdf
Tres días después de su publicación. En el diario el PAIS
https://elpais.com/sociedad/
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