Nuestra sociedad está cambiando. El modo de interactuar, de relacionarnos está transformándose de tal modo que no es necesario salir de casa para comunicarse, para socializarse. Este proceder hombre /máquina o hombre/pantalla está generando problemas a una alta velocidad, problemas de los que no se conoce su alcance a largo plazo. Está cambiando la relación individual, social, laboral y también familiar. Y no creo que sea para bien. Y todo ello pensando que no hace 10 años del primer iPhone.
No hace mucho comentábamos la noticia de que habían encontrado a un señor solitario, con al parecer un síndrome de Diógenes (acumulaba cosas), muerto en su domicilio y que paradogicamente tenía una gran vida en las redes sociales (3.544 seguidores en Facebook). Siendo esto un caso extremo no deja de ser un síntoma de hacia donde nos dirigimos. Hacia una soledad paradógicamente acompañada. Un sin sentido en esta sociedad hiperconectada, en donde cada vez existen más personas que viven solas (una de cada cuatro, señalan). Esta nueva manera de interconectarse puede ser una ventaja en los adultos con dificultades para relacionarse directamente o con trastornos de movilidad, físicos o estéticos. Sin embargo, también refuerza comportamientos de evitación en pacientes con fobias sociales (timidez extrema), con problemas psicológicos, lo que no hace más que agravar el problema.
Sin embargo, como apuntamos, esta situación que puede ser una “ventaja” en los adultos puede ser grave en el niño y en el adolescente cuando la personalidad se está creando. Cuando se fabrica la propia identidad y cuando de la interacción personal con otras personas se forja nuestro carácter. Con todo, es este un tema complicado de estudiar.
Indirectamente se están evaluando las consecuencias psicológicas en el niño o el adolescente que tiene el dedicar más o menos tiempo a utilizar las pantallas, sean smartphones, tabletas, consolas o la televisión...La preocupación por estas consecuencias ha hecho que la American Academy of Pediatrics (AAP) recomiende a los padres limitar el tiempo que los niños dedican a estas actividades, pues está bien documentado que el tiempo que se dedica las pantallas resta tiempo al que se dedica al ejercicio físico y es una causa de obesidad infantil. Sin embargo, lo que no se sabe con certeza es su repercusión en la esfera psicológica, en la sensación de “bien estar” que puedan tener estos menores.
Se define la sensación psicológica de “bien estar” como un concepto amplio que incluye la estabilidad emocional, las relaciones interpersonales positivas, el autocontrol e indicadores de crecimiento personal. También, aspectos negativos como alteraciones de los estados de ánimo como ansiedad o depresión.
Hoy comentamos un estudio al respecto (Twenge JM et al, Prev Med Rep. 2018) publicado el mes pasado. Evalúa la asociación entre el tiempo dedicado a las pantallas y aquellos indicadores de “bien estar psicológico” (estabilidad emocional, relaciones con los cuidadores, autocontrol, alteraciones del humor, y tratamiento por enfermedad mental) en 44.734 niños entre 2 y 17 años en el año 2016 del U.S. in the National Survey of Children's Health (NSCH) en EEUU.
Más de una hora de utilización de “pantallas” se asoció con más baja puntuación en “bien estar psicológico” incluido menor curiosidad, menor autocontrol, más facilidad de distraerse, más dificultad a tener amigos, menos estabilidad emocional, más dificultad para el cuidado de los mismos e incapacidad para finalizar las tareas encomendadas.
Sin embargo, entre los adolescentes entre 14-17 años en aquellos considerados grandes utilizadores de estos aparatos, es decir que dedicaban más de 7 horas diarias, frente a aquellos que lo hacían menos de una hora al día, tuvieron más de dos veces más probabilidad de ser diagnosticados de depresión y de ansiedad o de haber sido tratados por profesionales de enfermedad mental en los últimos 12 meses.
Un uso moderado de las pantallas (4 horas diarias) también se asoció con una menor puntuación en “bien estar” psicológico.
Entre aquellos no utilizaban pantallas (si esto es posible) y aquellos con bajo uso, no hubo diferencias en la puntuación en el bien estar.
Lo que si es importante como conclusión es que la repercusión psicológica de la utilización de las pantallas en general en el bien estar psicológico es mayor entre los adolescentes (les afecta más) que en los niños más pequeños.
Con todo, sí que es cierto que aspectos como la reducción del aburrimiento y la menor curiosidad que producen estos inventos influye o influirá de manera determinante en la creatividad, un aspecto muy importante en la maduración psicológica de nuestros niños. La posibilidad adictiva por un lado y la alteración del sueño por otro son aspectos no desdeñables que en la actualidad estamos observando en estos pacientes.
mateu seguí díaz
Médico de Familia
Seguí Díaz M. ¿La utilización de pantallas afecta a la salud?. Es Diari MENORCA.17-12-2018: 16
Twenge JM, Campbell WK. Associations between screen time and lower psychological well-being among children and adolescents: Evidence from a population-based study. Prev Med Rep. 2018 Oct 18;12:271-283. doi: 10.1016/j.pmedr.2018.10.003. eCollection 2018 Dec.
Marcia Frellick. Children and Screens: A Little Can Do A Lot of Damage. Medscape November 07, 2018
Juan Manuel de Prada. Vivir sin redes. XLSemanal
John T Cacioppo, Stephanie Cacioppo. Soledad, una nueva epidemia. Una de cada tres personas se siente sola en la sociedad de la hiperconexión y las redes sociales. ¿Qué está fallando?
El Pais. 06-04-2016
Jose María Robles. 'Appstinencia': así es la tecnología que lucha contra la adicción a la tecnología, El Mundo 13 NOV. 2018 02:03
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