La práctica del yoga más allá del bienestar físico y mental
El yoga, como una actividad física está cada vez más extendida entre la población. Su difusión en la sociedad está siendo imparable, así se ha pasado de ser una práctica oriental minoritaria allá en los 70, a que, según estadísticas consultadas, un 8,7% de la población de EEUU (20,4 millones de personas en el 2012) sean practicantes de esta disciplina o que el 12,3% de los españoles sobre una estimación hecha en el 2014, practique periódicamente algún ejercicio de yoga.
Sin embargo, el yoga es más que una actividad física, que una gimnasia, y más que un método de relajación, es toda una filosofía basada en mantener el equilibrio entre la mente y el cuerpo, con diferentes vertientes. En nuestro entorno la práctica del yoga se basa fundamentalmente en posturas físicas o asanas, en el control de la respiración (pranaiama) y en la relajación o meditación (dyana).
El tipo de actividad física del yoga es pausado, lento y mantenido lo que permite junto con los ejercicios de respiración y de relajación unos efectos psico-físicos distintos a los ejercicios dinámicos u otro tipo.
El yoga exige su aprendizaje y no está exento de efectos adversos si no se realiza correctamente; sin embargo, un metaanálisis sobre el particular a partir de 301 estudios entre 1975-2011 (Cramer H et al 2015) demostró que la práctica del yoga aunque puede producir casos puntuales de efectos indeseables, es tan segura como pudiera serlo otra actividad física o ejercicio habitual. Con todo, hay que adaptarlo a las características del individuo, a la edad, a los antecedentes personales patológicos…
Estos efectos beneficiosos a nivel médico se han demostrado en diversas patologías, y no todas ellas músculo-esqueléticas, como pudiera pensarse. Así al margen de sus efectos ósteoarticulares, tiene efectos beneficiosos en el humor (depresión) y la ansiedad, a nivel cardiovascular,… y aunque parezca raro, en el control del paciente que padece diabetes.
Se ha mostrado beneficiosa en tratamiento de diversos síntomas dolorosos como el dolor lumbar crónico. Así un estudio de Tilbrook HE et al (2011), mostró como los pacientes que siguieron un programa de yoga mejoraban la funcionalidad de la espalda a los 3, 6 y 12 meses por encima de otro grupo de pacientes que seguían un tratamiento convencional, al tiempo que dicha práctica permitía educar a los pacientes sobre el funcionamiento de su espalda y de cómo debían afrontar la situación en el caso que ésta pudiera dolerles (actitud metal más positiva).
Sin embargo, el yoga va más allá, así en un estudio de Lakkireddy D et al (2013), el YOGA My Heart Study, que tenía como objetivo evaluar el impacto de la práctica de yoga sobre individuos afectos de arritmias cardíacas (fibrilación auricular paroxística), mostró como la práctica de yoga mejoraba los síntomas relativos a esta arritmia, la presión arterial, los síntomas de depresión, ansiedad…
Una revisión sistemática sobre el particular que tuvo un cierto impacto mediático fue el de Chu P et al (2016) sobre 32 estudios publicados y analizados. Comparando con individuos que no practicaban ejercicio físico, la práctica del yoga permitió reducir el peso corporal, la presión arterial, la frecuencia cardíaca, el colesterol y los triglicéridos; incluso ayudó en la cesación del hábito tabáquico; pero con esta revisión sistemática, no pudieron demostrar que el yoga mejorara la glucosa sanguínea.
En este aspecto, y para concluir, existen revisiones sistemáticas recientes como la de Kumar V et al (2016) que han demostrado mejorías significativas en el control de la glucosa en pacientes con diabetes; o un último metaanálisis publicado a final de año pasado (Thind H et al, 2017) que demostró tras el análisis de 23 estudios y 2.473 personas con diabetes tipo 2 como la práctica del yoga (comparado con individuos que no lo practicaban) era capaz de mejorar los indicadores de control de la glucosa en sangre (antes y después de las comidas…), los lípidos (colesterol..), presión arterial y el peso…
La idea que nos debe quedar es que si queremos hacer un ejercicio físico, el yoga debería ser nuestra elección, pues puede practicarse siempre, se puede adaptar a cualquier tipo de persona, no precisa instalaciones ni aparatos; solo un entrenador que sepa adaptar estos ejercicios a nuestras circunstancias físicas; en incluso puede practicarse en el mismo domicilio de la persona.
Y, tener en cuenta, que sus efectos beneficiosos van mucho más allá de los músculos y de las articulaciones, pues afectan a la totalidad de la persona, desde el humor (actitud más positiva), al corazón, de la glucosa sanguínea al colesterol, a la presión arterial…
mateu seguí díaz
médico de familia
Seguí Díaz M. La práctica del yoga más allá del bienestar físico y mental. Es Diari MENORCA. 12-06-2018: 18
http://menorca.info/
Lakkireddy D, Atkins D, Pillarisetti J, Ryschon K, Bommana S, Drisko J, Vanga S, Dawn B. Effect of yoga on arrhythmia burden, anxiety, depression, and quality of life in paroxysmal atrial fibrillation: the YOGA My Heart Study. J Am Coll Cardiol. 2013 Mar 19;61(11):1177-82. doi: 10.1016/j.jacc.2012.11.060. Epub 2013 Jan 30.
Chu P, Gotink RA, Yeh GY, Goldie SY, Hunink M. The effectiveness of yoga in modifying risk factors for cardiovascular disease and metabolic syndrome: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. European Journal of Preventive Cardiology December 15, 2014 2047487314562741.
Thind H, Lantini R, Balletto BL, Donahue ML, Salmoirago-Blotcher E, Bock BC, Scott-Sheldon LA. The effects of yoga among adults with type 2 diabetes: A systematic review and meta-analysis.
Prev Med. 2017 Dec;105:116-126. doi: 10.1016/j.ypmed.2017.08.017. Epub 2017 Sep 4.
Innes, K.E, Selfe, T.K. Yoga for adults with type 2 diabetes: a systematic review of controlled trials. J Diabetes Res 2016, 6979370.
Hegde SV, Adhikari P, Kotian S, Pinto VJ, D'Souza S, D'Souza V.
.Effect of 3-Month Yoga on Oxidative Stress in Type 2 Diabetes With or Without Complications: A controlled clinical trial. Diabetes Care. 2011 Oct;34(10):2208-10. Epub 2011 Aug 11.
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