El síndrome de burnout sigue empeorando entre los médicos de EEUU
El síndrome del médico quemado (burnout, en inglés) ya hemos hablado en alguna ocasión. Se define al “profesional quemado” como al trabajador que a consecuencia de sus particulares condiciones laborales sufre un desgaste emocional que le hace claudicar emocionalmente. Se da por tanto en profesiones en contacto directo con las personas y en las que existe una gran carga emocional fruto de una alta motivación trascendente o intrínseca (vocación, altruismo, servicio a los demás…). En nuestro ámbito se manifiesta cuando existe un exceso de sobrecarga asistencial, escaso tiempo para atender a los pacientes, y una empresa insensible a a esta situación, con lo que se llega a una situación de desapego con el trabajo, a una despersonalización, a generar comportamientos automáticos, falta de respuesta emocional a las demandas del paciente (todo le resbala), desaparición de la empatía…
El estrés laboral por tanto es causa de burnout, pero no es causa suficiente, aunque si necesaria para generar esta alteración anímica. El otro componente necesario sería una personalidad proclive a padecer una claudicación emocional. Una personalidad que no sería más que la que la sociedad espera que posea el sanitario, el médico o enfermera, para la realizar su labor: altruismo, vocación, responsabilidad, perfeccionismo, reactividad…El profesional al que todo le resbala, el mal profesional, generalmente no sufre de burnout. Y es que la impotencia junto con la decepción de no poder cambiar o adaptarse a un ambiente estresante, es la causa de este desorden psicológico.
Según el estudio que comentamos en su día (2012), el 45,5% de los médicos en EEUU presentarían algún síntoma de burnout, y según este los médicos que se encuentran en el primer nivel asistencial: médicos de familia, de urgencias, medicina interna, serían los más proclives a padecerlo. En este sentido, comentamos otro artículo de Shanafelt et al, realizado por la Clínica Mayo según datos del 2014, y publicado recientemente y que hace un seguimiento de la prevalencia comparada del burnout y la satisfacción de los médicos en relación con la conciliación con la vida laboral con los trabajadores de EEUU en el año 2014, en relación al 2011.
Para ello entre agosto del 2014 y octubre del 2014 se hizo una encuesta entre médicos y una muestra representativa de personas de EEUU, siguiendo la misma metodología que ya se utilizó en el 2011. El burnout se midió utilizando sistemas de medida validados y la satisfacción en la conciliación de la vida mediante herramientas habituales ad hoc.
Según esta, y similar a la anterior, de 35.922 médicos que recibieron la encuesta solo 6880 (19,2%) las completaron (lo que genera un sesgo). Según la evaluación del Maslach Burnout Inventory, el 54,4% (n=3.680) de los médicos (67,5% varones y 56 años de media) presentaban al menos un síntoma de burnout en comparación con el 45,5% (n=3310) de 2012 (P inferior a 0,001). La satisfacción con la conciliación de la vida laboral disminuyó en los médicos entre el 2011 y el 2014 (48,5 frente a 40,9%; P inferior a 0,001). Como en aquel hubo diferencias importantes en las tasas de burnout y de satisfacción con conciliación de la vida laboral entre especialidades. Hubo disparidad entre las tendencias según los dos cortes y la población general. De tal modo que según un análisis multivariante ajustado por edad, sexo, estado civil, y horas trabajadas, los médicos tuvieron un mayor incremento del riesgo de burnout , odds ratio (OR) 1,97 (IC 95% 1,80-2,16; P inferior a 0,001) y probablemente estuvieron menos satisfechos con la conciliación de la vida laboral OR 0,68 (IC 95% 0,62-0,75; P inferior a 0,001). En nuestro caso los médicos de familia pasaron del 51,3% en el 2011 al 63,0% (P inferior a 0 ,001) en el 2014 y los pediatras generales del 35,3 al 46.3% (P igual a 0, 005).
Factores independientes como la edad, el sexo, la especialidad, la cantidad de horas trabajadas y el escenario donde se trabaja estarían asociados con el burnout y la satisfacción con la conciliación de la vida laboral. El 46,9% delos médicos tendrían un alta puntuación de agotamiento emocional, un 34,6% de despersonalización y un 16,3% una puntuación baja de realización personal. Solo un 40,9% de los médicos contestaron que programación diaria les dejaba suficiente tiempo para su vida personal y familiar.
Si que es cierto que entre ambas encuestas (2011 y 2014) no se apreciaron diferencias en los síntomas de depresión (39,8 frente a 38,2%; p =0.04), ni diferencias entre las tasas de ideación suicida (6,4% en ambos cortes, p = 0,98).
Las mujeres medico tendrían mayor riesgo de burnout que sus colegas varones OD 1,29 (P inferior a 0.001), aunque este hecho lo achacan a que en general son de menor edad.
Concluyen, que la prevalencia de burnout y el deterioro de la satisfacción con la conciliación de la vida laboral empeoró entre los años 2011-14. Con todas las limitaciones de la baja respuesta a la encuesta (que probablemente habría seleccionado a los médicos más motivados por este problema), la mitad de los médicos de EEUU actualmente tienen síntomas de esta alteración psicológica.
Está claro por tanto que las condiciones laborales, el ambiente en el que desarrolla su función el médico de EEUU es especialmente adverso para la salud mental de los médicos, que de alguna manera influiría en el buen hacer de estos con sus pacientes.
¿Cuál es la situación en España?
-Shanafelt TD, et al. Changes in Burnout and Satisfaction With Work-Life Balance in Physicians and the General US Working Population Between 2011 and 2014. Mayo Clin Proc. 2015;90:1600-1613.
-Shanafelt TD, Boone S, Tan L, Dyrbye LN, Sotile W, Satele D, West CP, Sloan J, Oreskovich MR.Burnout and Satisfaction With Work-Life Balance Among US Physicians Relative to the General US Population. Arch Intern Med. 2012 Aug 20:1-9. doi: 10.1001/archinternmed.2012.3199. [Epub ahead of print]
-Diana Swift. Physician Burnout Climbs 10% in 3 Years, Hits 55%. Medscape Medical News. December 01, 2015
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