El imperio frente a la diversidad del mundo, de Sami Naïr
Sami Naïr es un escritor habitual del diario el PAIS, sale alguna vez por televisión, y tal vez por ello ha cogido una cierta fama en España. Catedrático de ciencias políticas que se debate en este libro entre la macroeconomía y la política mundial, dejando un poso de inevitabilidad, de determinismo delante un mundo donde el liberalismo económico lo impregna todo y todo lo controla.
Un libro interesante, con capítulos cortos que compensan -para facilitar su lectura-, su prosa, más bien técnica, que aún así la hace entretenida para los que no somos de ramo.
Como digo, nos plantea el gran determinismo económico del capitalismo que todo lo condiciona enmarcado en un mundo de divergencias, de multiplicidad de ideas y culturas. Un mundo que siguiendo el modelo liberal anglosajón (del “laissez faire”), se ha globalizado fruto de la expansión de “la civilización mercantil”, con su imperialismo económico y EEUU a la cabeza. Donde la internacionalización de los capitales hace que el “sistema-mundo” (F Braudel, pag 19) conduzca a que la economía no sea más que comercio y que este no se circunscriba a un país, si no al mundo entero (globalización). A partir de aquí, existe un imperialismo económico, que no es más que el control político que unos países (ricos) imponen a otros (pobres) en base a unas fuerzas globales en forma de multinacionales, organizaciones internacionales, y gobiernos poderosos.
A partir de aquí, se da muchos datos, por ejemplo, los países poderosos produce más del 70% del PIB mundial, donde EEUU el 26% -16% de las exportaciones mundiales-, Unión Europea el 29%, con el 20% de las exportaciones, y Japón con el 18% de PIB genera el 12% de las exportaciones. Es decir que a grandes rasgos, un 13% de la población mundial genera más del ¾% de la riqueza mundial.
Por otro lado, se habla del poder de las multinacionales, que es inmenso. La General Motors –por ejemplo- es la 23 potencia económica, por delante de estados como Noruega, Dinamarca...(pag 28), de ahí la importancia de la influencia que estas compañías pueden tener sobre los países en vías de desarrollo.
Se habla de los instrumentos, organismos, creados para mantener el sistema imperial mercantil contemporáneo, tal es el caso de la OMC (organización mundial de comercio), el Banco Mundial, el FMI, estos dos últimos complementos necesarios de la OMC. Y últimamente, el G7/G8..G20 que reune a los países más ricos del planeta con el objetivo de regular el sistema-mundo en base a los intereses económicos.
Se trata de la posición hegemónica de la economía estadounidense, con el dólar, el patrón dólar-oro, los petrodólares, y su crecimiento parasitario a través del crecimiento de los demás países, al absorber el 80% del ahorro mundial, creciendo en base a las rentas del resto de los países del planeta.
Se habla del endeudamiento de los países pobres, -más de dos billones de dólares- , del drama del mundo árabe, de América latina como un laboratorio del imperio mercantil, de Europa, en donde los criterios de convergencia nos llevan cada vez más a la privatización de los servicios públicos, de la educación, sanidad... , haciendo del Estado un instrumento con el que garantizar los intereses privados, y por último las relaciones con la olvidada Africa, que en “clarificadoras” palabras de Bill Clinton, debían basarse en “trade, not-aid” (pag 234).
En fin, un repaso general a la economía mundial, que deja pocas salidas. Pocas esperanzas, y dentro de estas, si pueden interpretarse así, el hecho que la liberalización producida en todo este proceso, vacuna de laguna manera de -las ya históricas- “huidas utópicas hacia delante” –totalitarismos- que tanto daño han hecho a la humanidad (pag 276).
Ed A&M Gráfic, SL. Barcelona 2003
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