Las miocarditis y las vacunas contra la COVID-19
Se ha hablado de las miocarditis como una complicación de algunas vacunas contra el virus de la SARS-CoV-2, pero sobre todo, tal como señaló el Disease Control and Prevention (CDC) americano, en aquellas basadas en la tecnología del ARN mensajero (Pfizer/BioNTech y Moderna), aunque con una incidencia muy baja de 4,8 casos por millón de personas vacunadas. Aún así, es una preocupación que en mi caso los pacientes me han trasmitido en diversas ocasiones.
Como es habitual este riesgo de efecto adverso se ha magnificado voluntaria o involuntariamente por los medios de comunicación como si este efecto secundario fuera comparable a padecer la infección por virus de marras. Y como cualquier efecto secundario, fuera leve, moderado o grave, frecuente o infrecuente a priori su riesgo siempre es inferior a padecer la enfermedad; ¿pero, con todo cual es realmente el riesgo?, ¿supone éste una amenaza para la salud de quién lo padece?. A priori, no, según el CDC.
Son varios los estudios que han investigado a las miocarditis (inflamación del músculo del corazón) y a las pericarditis (de la membrana que lo cubre) tras la vacunación contra la COVID-19.
Para ello se identificaron por medios electrónicos a los pacientes vacunados contra la COVID-19 dentro de dicho sistema o en registros estatales hasta mayo del 2021. A su vez se investigaron aquellos pacientes que habían acudido a urgencias o a servicios externos y que habían sido diagnoticados de miocarditis, miopericartidis o de pericarditis.
A partir de aquí se calcularon y compararon las tasas mensuales en la incidencia de esta complicación, excluyendo aquellas miocarditis que se hubieran diagnosticado previamente a la epidemia (entre enero del 2018 y enero del 2019). Así se compararon los datos de las miocarditis y pericarditis que se diagnosticaron justo antes de la vacunación (enero del 2019 a enero 2021, o período prevacunal) con aquellas diagnosticadas durante el período vacunal (entre febrero a mayo del 2021), para con ello detectar diferencias. Y es que tanto las miocarditis como las pericarditis son enfermedades que habitualmente se dan en la población general.
De los 2.000.287 individuos que habían recibido al menos una dosis (58,9% mujeres) el 76,5% habían recibido dos dosis; el 52,6% con la vacuna Pfizer/BioNTech, 44,1% con la Moderna y el 3,1% con la de Janssen/Johnson & Johnson.
De toda esta cantidad de personas 20 presentaron miocarditis relacionada con la vacuna o una tasa de 1 por 100.000 vacunados y 37 pericarditis o 1,8 casos por 100.000 vacunados, es decir muy baja. Se constató que esta complicación no produjo ninguna muerte, complicación o síntomas importantes. En cuanto a la pericarditis se detectaron 15 casos y también la evolución fue benigna.
¿Es mucho o poco? ¿Hay que preocuparse?.
Pues si comparamos con los casos de ambas patologías que habitualmente se producen sin relación con la COVID-19 ni con su vacuna se detectó un aumento de los casos mensuales medios de miocarditis de 16,9 a 27,3 en el periodo vacunal y de pericarditis de 49,1 frente a 78,8 respectivamente. Algo, pero no mucho.
Observaron que ambas patologías se comportan de manera distinta, de modo que la miocarditis se manifestaría rápidamente en jóvenes, básicamente tras la segunda dosis de la vacuna; en cambio la pericarditis lo haría en personas mayores tras la primera como la segunda dosis de la vacuna.
Con todo, aunque este estudio muestra una incidencia algo mayor que lo manifestado por la CDC sigue siendo una complicación rara que no deja secuelas.
Así que tranquilos.
Mateu Seguí Díaz
Médico de Familia
Seguí Díaz M. Las miocarditis y las vacunas contra la COVID-19. Es Diari MENORCA. 22-10-2021:31 https://www.menorca.info/
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