Alimentos ultraprocesados y riesgo de enfermedad intestinal inflamatoria
La enfermedad intestinal inflamatoria (EII) es una enfermedad que se produce en personas genéticamente susceptibles por la activación del sistema inmune de la mucosa intestinal en respuesta a ciertas disbiosis del tracto intestinal. Comprende dos formas clínicas, la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.
A nivel general se ha documentado que dietas altas en alimentos procesados podrían relacionarse con el cáncer y enfermedades cardiovasculares (ECV), como hemos visto en otros post.
La idea de que los cambios de la microbiota intestinal pudieran modificar la respuesta inmune ha dado pie a la hipótesis de que ésta pudiera tener algún papel en la patogénesis de este síndrome. La realidad es que es una patología se va aumentando en los países en general, sobre todo occidentales, y en aquellos donde esta entidad era prácticamente desconocida, lo que deja la idea de que algún condicionante externo está relacionado con su patogénesis.
Se sugiere que la occidentalización de la dieta podría estar detrás de éste cambio epidemiológico. Los estudios al respecto se basan en datos retrospectivos con diseño en forma caso/control.
Los estudios prospectivos son pequeños, con potenciales factores confusores, poblaciones muy homogéneas...de ahí que exista alguna revisión sistemática que sintetice estos estudios evaluando la dieta en el riesgo de presentar EII. Que intenten evaluar la asociación con diferente componentes de los alimentos, sean carbohidratos, grasas, proteínas, carnes, frutas, vegetales, fibra, lácteos.
Y es que lo cambios en la dieta, como el incremento en la ingesta de azúcares refinados, grasas o la falta de fibra en la dieta podría ser algunos de los causantes.
Existen revisiones sistemáticas que apuntan a que la alta ingesta de fibra en forma de fruta reduce el riesgo de enfermedad de Crohn y ésta en forma de vegetales en la colitis ulcerosa.
El tema de los alimentos procesados, además, es más complejo pues estos tienen elementos añadidos, aditivos artificiales en forma de edulcorantes, estabilizantes, emulsificantes, detergentes …. En este sentido, en estos dos últimos, por ejemplo, se ha sugerido que podrían afectar negativamente a la barrera intestinal.
En concreto, estudios preclínicos en modelos animales, la carboximetilcelulosa incrementa la adherencia bacteriana al epitelio intestinal pudiendo producir aumento en el crecimiento bacteriano con infiltración de las bacterias entre las vellosidades intestinales. El polisorbato, por su parte, incrementaría la translocación de ciertas bacterias como la Escherichia coli através de las células M y los parches de Peyer en personas con enfermedad de Crohn, leemos. La maltodextrina, el dióxido de titanió tambíen se suponde podrían estar implicados.
El estudio que comentamos utiliza la información de la cohorte Prospective Urban Rural Epidemiology (PURE), del que hemos hablado en otras ocasiones, para analizar la asociación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el riesgo de presentar EII. Para ello se analizaron los datos procedentes de 116 087 individuos entre 35-70 años captados entre el 2003 y 2016 provenientes de 21 países de ingresos medios y altos de 7 regiones mundiales (Europa, Norteamérica, Sudamérica, África, Asia del sur, medioeste, sureste de Asia, y China). De todos ellos se tenían los datos completos de un ciclo de seguimiento y del cuestionario alimentario FFQ (food frequency questionnaire) al inicio con un seguimiento de al menos 3 años.
Los objetivos primarios fueron el desarrollo de EII, fuera enfermedad de Crohn o de colitis ulcerosa. La asociación entre los alimentos ultra procesados y el riesgo de EII se evaluó utilizando un modelo multivariable de efectos aleatorios proporcionales Cox. Los resultados se presentaron en forma de tasa de riesgo aleatorio, hazard ratio (HR).
Durante un seguimiento medio de 9,7 años (rango intercuartil 8,9-11,2 años) se identificaron a 467 individuos que desarrollaron una EII (90 con enfermedad de Crohn y 377 con colitis ulcerosa).
Tras el ajuste por posibles factores confusores se observó que una ingesta alta de alimentos ultraprocesados se asoció con un mayor riesgo de EII, siendo la tasa de riesgo aleatorio HR de 1,82 (IC 95% 1,22 a 2,72) en ≥5 consumiciones diarias y de 1,67 (IC 95% 1,18 a 2,37) entre 1-4 consumiciones diarias en comparación con una sola consumición diaria (referencia) p 0,006 por tendencia.
Si se analizaban distintos subgrupos de alimentos ultra procesados entre los que se incluían refrescos, alimentos dulces refinados, tentenpies (snacks) salados, carne procesada… los HR eran superiores para la EII.
Las ingestas de carne blanca, roja, productos lácteos, frutas, verduras y legumbres no se asociaron con mayor incidencia de EII.
Los resultados fueron consistentes con ambas entidades con baja heterogenidad.
Concluyen que la alta ingesta de alimentos ultraprocesados se asocia positivamente con alto riesgo de EII. El problema a partir de ahora es identificar qué factores específicos son causantes de este mayor riesgo.
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