viernes, 24 de abril de 2020

Una metáfora del coronavirus

                                                                                    Una metáfora del coronavirus
Hay un aspecto de la gravedad de la infección por el coronavirus COVID-19 que no todo el mundo sabe,  y es el hecho de que el riesgo de neumonía y con ello de insuficiencia respiratoria que puede llevar a la muerte no se debe al virus en sí, si no a la reacción que hace el cuerpo frente a este. 
No sería más que una reacción inflamatoria desmesurada (tormenta de citoquinas) que produciría efectos graves en los pulmones y otros órganos del cuerpo (fallo multiorgánico). De ahí que este riesgo aumente con la edad  y en ciertas situaciones previas como tener hipertensión arterial, diabetes, alto riesgo cardiovascular, ciertas enfermedades... situaciones proinflamatorias del cuerpo humano, pero que en en cambio sea muy infrecuente en los niños y jóvenes.

En el anterior artículo (Es Diari 11/04/2020:22) que denominé la “guerra contra el COVID-19” escribí sobre la lucha contra esta epidemia como una guerra y comenté las diferentes actitudes de los países en general y del nuestro en particular, a la hora de hacer frente a este reto.
Unas diferencias que se están plasmando en la dureza o flexibilidad de las  medidas aplicadas (de confinamientos tipo estado de excepción como el nuestro, a dar recomendaciones y poder salir a la calle  evitando grupos de 5 personas como en Suiza…) y a partir de ahí en los resultados en forma del número de muertes por el virus (somos el que más tiene por número de habitantes), las muertes en general (aumentar la mortalidad por cualquier causa pero disminuir la debida al COVID-19 ), el empeoramiento del nivel de salud de la población y en el hecho de como se mantiene la economía del país sin evitar su descalabro total.
Cada país tiene su receta y lo hace según su propia idiosincrasia y suponemos que lo mejor que sabe, si bien es cierto que la situación de partida (la falta de previsión)  ha condicionado la evolución posterior, como es nuestro caso.

¿Por que digo esto y que tiene que ver con el título de este artículo?.
Pues se trata de una analogía o de una metáfora biológica que muestra como al final lo que hace daño no es el virus en sí si no las medidas que toma el cuerpo, la reacción de este para hacer frente al mismo. 
Un hecho que en forma de enseñanza a la situación actual  los médicos aplicaríamos el aforismo latino del “Primun non nocere” (primero no perjudicar ) siendo cautos en el diagnóstico y aplicando una visión amplia en el tratamiento que evite  que no nos parezcamos al coronavirus, que las medidas utilizadas para evitar su contagio y el número de fallecimientos, empeoren el estado de salud de la población en general y su economía futura. 
Y es que si la sobreactuación del cuerpo humano contra el coranovirus es lo que nos mata, que no sea la sobreactuación de los poderes públicos en pos de unos objetivos políticos lo que haga que sea peor el remedio en forma de empeoramiento de la salud de la población en general y de la economía, que lo que se haga para prevenir la enfermedad debida al COVID-19.
Para evitar esto es imprescindible ponerse de acuerdo, llegar a una  comunión del intereses de todos los partidos en pos de un objetivo global y consensuado.

mateu seguí díaz
médico de familia

Seguí Díaz M. Una metáfora del coronavirus.  Es Diari MENORCA. 24-04-2020: 22  https://www.menorca.info/

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