martes, 16 de marzo de 2010

Las semillas de la violencia, de Luis Rojas Marcos

Las semillas de la violencia, de Luis Rojas Marcos

Se trata de un libro con unos ciertos años que sin embargo no ha perdido un ápice de actualidad. Y no lo ha perdido por que el tema de la violencia en general y de la violencia de género o del terrorismo en particular está a la orden del día. Son portada cada día de nuestros diarios.
Un libro muy bien escrito que es una delicia sumergirte en el y que a la vez que te informa te hace disfrutar de una buena escritura.
No cabe duda que dado el tiempo transcurrido (1995) algunos datos están desfasados, pero son pocos. Las situaciones que plantea son perfectamente extrapolables actualmente.
Especialmente impactante el capítulo de la violación de la mujer, en donde concluye que se no se trata específicamente de sexo sino de actos sadistas de dominio y de poder (pag 89). Del mismo hace un repaso histórico de este aberrante comportamiento reflexiona sobre las causas y consecuencias.
El abuso sexual y el maltrato del niño en la familia, la relación de amor odio en la pareja, los celos pasionales, la violencia de género...muchos temas tratados con la maestría de quien es un experto en el tema. El tema de la violencia contra uno mismo, el “autoasesinato” de los psicoanalistas, el suicidio, cuando el terror a la vida supera al terror a la muerte”, o cuando la muerte cumple un fin en si mismo, el suicidio altruista, la eutanasia voluntaria (pag 154)
La reproducción del relato del horrendo asesinato de un hombre por parte de unos muchachos que jugaban a un juego de rol –extraído del diario El Pais 9-06-1994- aún hoy nos vuelve a impactar y nos vuelve a plantearnos las mismas preguntas sobre por las causas de este exceso de violencia macabra y gratuita, en donde los asesinos no siente ni empatía por la víctima ni sentimiento de culpa posterior al acto (pag 121-3). A partir de se analizan las causas de este tipo de comportamientos donde el agresor siente “placer” al dominar y producir dolor en la “victima-objeto”.
Al parecer las raíces de los comportamientos violentos son múltiples y variadas, la juventud, la inmadurez, la carencia del “superyo”, la falta de principios éticos, la influencia hormonal (mayor violencia en el sexo masculino), o la personalidad, desde la paranoide, la antisocial (limite) a la narcisista (necesidad de admiración) -pag 96. La falta absoluto de modelo paterno (pag 101), y el consumo de sustancias, dentro de la que el alcohol destaca por su frecuencia.
La pérdida de los valores culturales, de los controles colectivos, la desorganización social...(pag 188). En este aspecto, en Norteamérica se producen el triple de asesinatos que en Europa, 10 por 100.000 personas y año (pag 93). En 1991 en este país se registraron 36 homicidios por 100.000 personas entre 15-24 años de edad, en el mismo período solo hubieron 5 en Italia, 2 en España y uno en Japón.(pag 189)

“En definitiva, las raíces del crimen violento se plantan en los primeros años de vida en el seno del hogar, se cultivan en un medio social impregnado de desigualdades y frustraciones, y crecen avivadas por valores culturales que glorifican las soluciones agresivas de los conflictos entre las personas” -pag 105
Ed Espasa Calpe S A 1995

2 comentarios:

José Manuel Brea dijo...

Amigo Mateu, a parte de la “gran violencia” reflejada y de sus posibles motivaciones o desencadenantes, pienso en la inmadurez (social) como causa del aumento en los últimos años de la (¿pequeña?) violencia en los centros sanitarios. Quizás habría que añadir un capítulo en este sentido, otrora impensable. Un saludo.

Mateu Seguí Díaz dijo...

Si, pero quizás es la misma violencia que padecen los maestros o cualquier funcionario público que se encuentra al servicio del la población. Existe la sensación de que todo lo está a nuestro servicio se puede abusar, pues al ser nuestro y no costarnos nada podemos hacer con ello lo que queramos. También existe la sensación de tenemos solo derechos y ninguna obligación, de modo que el usuario-cliente tiende a creerse por encima de todos sin medir sus consecuencias. Falta mucha cultura social, y sobre todo existen demasiada cultura de todo gratis y sin consecuencias. En fin, es un tema largo. Contento de leerte, Jose Manuel.
Mateu Seguí Díaz