Los azúcares o el colesterol en la dieta. ¿Qué es peor?
Desde hace muchos años, concretamente desde el 1961, se admite que las grasas, fundamentalmente las llamadas saturadas (colesterol), son la causa de la arteriosclerosis y con ello de las enfermedades cardio y cerebrovasculares (infarto de miocardio –IAM-, accidente vásculo cerebral –“atac de gota”-…).
Las recomendaciones de reducir o evitar el colesterol a nivel general se hicieron en base a estudios observacionales de sociedades occidentales (EEUU y Norte de Europa) en las cuales la ingesta de grasas saturadas era de al menos el 20% del total de energía y que ya presentaban en ese momento una mortalidad de causa cardíaca (MCV) muy alta. Algo que no se cumplía en los países mediterráneos.
Por otro lado, se había demostrado en importantes ensayos clínicos de pacientes que habían sufrido algún evento cardiovascular (ECV) anterior (que hubieran tenido un IAM, por ejemplo) que la reducción del colesterol evitaba nuevos eventos y reducía la mortalidad.
Ambos antecedentes han generalizado la idea de que el colesterol es malo, que hay que comer el mínimo, y la industria alimentaria se ha hecho eco de ello.
De un tiempo a esta parte, sin embargo, existen voces que ponen en duda esta recomendación para la población general.
En este aire revisionista, la American Heart Association (AHA) el año pasado se pronunció afirmando que hay suficientes evidencias de que la ingesta de grasas saturadas en la dieta se relaciona con la arteriosclerosis con ello con los eventos cardiovasculares (ECV). Según este organismo si sustituimos las grasas saturadas (colesterol) por grasas poliinsaturadas (frutos secos, pescado…) disminuiremos los ECV hasta en un 30%, lo que ocurre en los países mediterráneos, la llamada “dieta mediterránea”.
El problema, sin embargo, es que la de la reducción de las grasas y el colesterol en las sociedades occidentales, fruto de las recomendaciones de “cuanto menos colesterol mejor”, no ha incrementado la ingesta de otros tipos de grasas o de proteínas si no de los hidratos de carbono (azúcares) sobre todo refinados.
Un importante y reciente estudio, el PURE (Associations of fats and carbohydrate intake with cardiovascular disease and mortality in 18 countries from five continents (PURE): a prospective cohort study) publicado en la prestigiosa revista Lancet el año pasado evaluó en la vida real el impacto de la dieta sobre la mortalidad total y por eventos cardiovasculares en diversos países.
Se siguió a una población (cohorte) de 135.335 personas de entre 35-70 años de 18 países durante 7,4 años de media, de la que obtuvo información de su alimentación. Según este estudio mayor ingesta de azúcares estuvo asociada con un mayor incremento de muerte por cualquier causa, al tiempo (al contrario de lo que pensamos) mayor consumo de grasas en general tuvo menos riesgo, no encontrado diferencias según éstas, fueran saturadas o no. Lo que desmontaría la teoría del colesterol y podría el acento en los azúcares sobre todo refinados. Según este estudio el principal responsable de los ECV y de muerte por cualquier causa o cardiovascular en población general serían los azúcares (a partir del 60% de la energía consumida).
Y es que el problema se encuentra ahí, que si recomiendas reducir las grasas en la dieta, aumentas sin quererlo la ingesta de azúcares (sean complejos o refinados) con lo que no resuelves el problema, sino que lo incrementas.
Con todo, este estudio sí que encontró una relación inversa entre la ingesta de ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva y frutos secos) y la mortalidad por cualquier causa, que fundamentaría los datos que disponemos sobre la dieta mediterránea.
La importancia de este estudio es que retrata nuestro estado actual, nos dice que nos hemos pasado de frenada con las grasas y lo seguimos haciendo mal. Los datos actuales de 18 países demuestran que comemos demasiados azúcares (por lo general refinados) y éstos en sustitución de las grasas son los responsables de nuestro mal estado de salud.
Estas conclusiones, sin embargo, recalco, no serían las mismas para población de riesgo o que ha tenido infarto de miocardio o accidente vásculo cerebral (“atac de gota”) en los que está demostrado en importantes ensayos clínicos que cuanto más bajo está el colesterol menor es el riesgo de recaída.
Mateu Seguí Díaz
médico de familia
Seguí Díaz M. Los azúcares o el colesterol en la dieta. ¿Qué es peor?. Es Diari MENORCA. 20-07-2018: 18
Dehghan M, Mente A, Zhang X, Swaminathan S, Li W, Mohan V, et al ; Prospective Urban Rural Epidemiology (PURE) study investigators. Associations of fats and carbohydrate intake with cardiovascular disease and mortality in 18 countries from five continents (PURE): a prospective cohort study. Lancet. 2017 Nov 4;390(10107):2050-2062. doi: 10.1016/S0140-6736(17)32252-3. Epub 2017 Aug 29.
Sacks FM, Lichtenstein AH, Wu JHY, Appel LJ, Creager MA, Kris-Etherton PM, Miller M, Rimm EB, Rudel LL, Robinson JG, Stone NJ, Van Horn LV; American Heart Association.
Dietary Fats and Cardiovascular Disease: A Presidential Advisory From the American Heart Association. Circulation. 2017 Jun 15. pii: CIR.0000000000000510. doi: 10.1161/CIR.0000000000000510. [Epub ahead of print]
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