miércoles, 22 de agosto de 2012

Consecuencias de pinchar la burbuja sanitaria


Consecuencias de pinchar la burbuja sanitaria

Cada vez más se habla de la burbuja del sector público como un fenómeno que se dio a la par de la burbuja inmobiliaria y que tuvo que ver con varios factores específicos de nuestro país. De ello se hizo eco no hace mucho  el  economista  Juan Ramón Rallo, en un artículo en el  The Wall Street Journal, en el que sugería que  hay que “pinchar la burbuja del sector público", es decir  volver al gasto del 2001 con los recursos del 2012, si queremos generar confianza en los mercados y cumplir con el objetivo del déficit impuesto por Europa. Comentaba este autor  que en el 2011 el gasto público era 75% mayor que diez años antes, señalando que  el equilibrio se hubiera conseguido, si se hubiera mantenido el gasto público per cápita durante el período de burbuja (2001-2007), y no dejar que creciera. Sin embargo, creció, y se sobredimensionó el sector público, en general, y el sanitario en particular, también.
Pues dentro la burbuja del sector público existió una “burbuja sanitaria”, puesta al descubierto por quién de alguna manera ayudó a su crecimiento –Informe Bernat Soria-, y que ha sido recogida en diversos blogs de economía sanitaria (ej  blog de Jaume Puig-Junoy) y  artículos. Según estos el crecimiento del gasto sanitario público en esa época (2002-2009) fue “insostenible” y muy superior a nuestro PIB per cápita.  Por ejemplo, se señala como el presupuesto sanitario de la  comunidad autónoma (CCAA)  de Cataluña aumentó anualmente desde el 2003 hasta estabilizarse en el 2010, duplicando el presupuesto catalán en este período, cuando la población en esta  CCAA solo creció un 10%. Y lo más paradógico en general, de esta realidad,  es que este crecimiento en recursos humanos y en infraestructuras  no se  reflejó en una mayor satisfacción de la población, señalan.
En mi opinión, la descentralización de esta partida presupuestaria dio a la sanidad un valor añadido  al ligarse el aspecto político, que se reflejó en que se prometieran prestaciones y servicios y se gastara más de lo que se tenía,  llegando a ser la sanidad la partida presupuestaria con  mayor peso en el presupuesto autonómico (40%). Y este sería el problema. Un problema que crearon unos, y tienen solucionar otros.
Una solución dolorosa se mire como se mire, se haga como se haga. Pues aumentar, por un lado,  los recursos, tanto humanos como en infraestructuras; dar por ende un servicio, o mejorar el existente, y de golpe y porrazo, intentar prescindir de él, siempre tiene consecuencias en los profesionales y en los  ciudadanos. Pues en  un entorno, como el sanitario, donde la “oferta crea inmediatamente demanda” el prescindir de servicios y de recursos humanos afecta irremediablemente a la calidad de la atención sanitaria.
Pero, ¿como hacerlo?, la forma rápida y fácil, es actuar sobre los profesionales, sobre las nóminas, la productividad, el gasto farmacéutico.., lo difícil y doloroso para el ciudadano,  es actuar sobre las estructuras, sobre lo ofertado, suprimir servicios...Y en esas estamos.  Otro gallo hubiera cantado si cuando el titular  The Economist “The Party is Over!” en el 2008, se hubiera tomado como advertencia y actuado en consecuencia. La realidad es que se prefirió el laisser faire pensando que otros serían los que tendrían que pagar la “fiesta”. Y en estas nos encontramos, resistiéndonos –los profesionales-  a asumir el rol de que somos los culpables de la situación (como me decía una compañera hace unos días), cuando en realidad no lo somos en absoluto, pero si somos parte indiscutible del problema. Un problema que generaron otros y que ahora estos miran para otro lado.
La descentralización del presupuesto y de las decisiones sanitarias en las CCAA, un entorno de burbuja financiera y la sanidad convertida en moneda política, nos ha llevado a una situación en donde se haga lo que se haga el ciudadano va a sufrir las consecuencias. La profética Comisión Abril Martorell que realizó el informe que lleva su nombre hace 21 años (1991) ya alertó de "un cierto agotamiento del sistema sanitario" y dio unas recomendaciones para sus sostenibilidad, que en buena medida quedaron en saco roto, y que hubieran sido un buen punto de partida para evitar que “aquellos polvos trajeran estos lodos”; pero ya se sabe el político, es un animal miope, no ve más allá del tiempo por el que fue elegido. Y así nos va.
En mi opinión, nunca se debería haber descentralizado la sanidad, es demasiado valiosa para dejarla en manos de las CCAA, como se ha visto. Su centralización  hubiera evitado las duplicidades (el yo también), con el gasto que ha supuesto; hubiera evitado las inequidades, las cortapisas en la atención según las CCAA, que vemos cada día en pacientes de otras CCAA; y sobre todo hubiera evitado el rentismo político aparejado a esta partida económica.  Su centralización  hubiera facilitado que se pudiera garantizar la igualdad de oportunidades en la atención, la eficiencia y sobre todo la suficiencia financiera del sistema.


-Rallo, Juan Ramón. Time to Burst Spain's Public-Sector Bubble. OPINION EUROPE - Wall Street Journal 2012

-García Rada A. Is Spanish public health sinking? BMJ. 2011 Nov 23;343:d7445. doi: 10.1136/bmj.d7445. 

-Gené-Badia J, Gallo P, Hernández-Quevedo C, García-Armesto S. Spanish health care cuts: penny wise and pound foolish?. Health Policy. 2012 Jun;106(1):23-8. Epub 2012 Apr 9.


http://www.menorca.info/opinion/461638/consecuencias/pinchar/burbuja/inmobiliaria



4 comentarios:

May dijo...

Estoy muy de acuerdo, ésto de los 17 reinillos haciendo cada uno de su capa un sayo no se puede tolerar,a mí me quitan otro 3% más, a los de Madrid no, yo tengo que echar todas las semanas una Cospetarde y en Extremadura pueden elegir media hora más cada día, unos tienen receta electrónica y el resto no, etc...
QUE SE DEVUELVAN LAS COMPETENCIAS A SANIDAD PLEASE.

Anónimo dijo...


Antes de devolver o no competencias, "queremos saber más y queremos saberlo ya"

Por ejemplo, cómo está evolucionando el gasto sanitario, pues las cifras nacionales del gasto sanitario 2010 siguen sin conocerse (ver datos OCDE) : el apagón informativo huele

antoni dijo...

Mateu un artículo muy interesante. Coincido en el aumento del gasto sanitario , coincidiendo en parte con la descentralización del INSALUD, pero no tengo claro que la causa principal de la crisis se deba al desmesurado gasto público . Al menos a una burbuja sanitaria, educativa o de gasto social ( dependencia entre otros ) como algunos , muchos pretender hacernos creer. Adjunto artículo reciente de Anton Costas que comparto(http://elcomentario.tv/reggio/los-dictadores-benevolentes-de-anton-costas-comesana-en-el-pais/20/08/2012/). Otra cosa es el gasto público dedicado a infraestructuras faraonicas, inutiles, redundantes pero con buen retorno para ciertos grupos económicos y mordidas para los decisores (3% dixit Maragall , Pasqual,en sede parlamentaria).Algo de esto ha existido en el gasto sanitario , hospitales y CAP con premios FAD y firmados por excelsos arquitectos, reivindicación de cupos 1500 personas para equipos ,si puede ser en horario matinal y responsabilidada en la atención continuada, medicalización y aplicación de tecnología sin criterios de racionalidad ni eficiencia. En muchos casos los responsables también hemos sido los profesionales , no sólo los políticos. Considerando algunas humillaciones que ahora padecemos como penitencia , cosa que otros con igual o mayor responsabilidad no padecen, no deberíamos olvidar que en el fondo de lo que se trata es de canviar el modelo sanitario, el SNS, por un sistema más fragmentado, en el aseguramiento y en la provisión y privatizado. En muchos casos a mayor gloria de los mismos beneficiados de la burbuja del cemento y ladrillo. Bon estiu. Toni Agustí .Olot

Mateu Seguí Díaz dijo...

Gracias por vuestras intervenciones.
Todas, desde enfoques distintos, muestran las distintas aristas del este problema.
La descentralización a priori, al acercar la administración al ciudadano, sería más sensible con las necesidades de la población y por tanto más justa. Sin embargo, la realidad es que esta cercanía ha fomentado la inequidad en la atención, la dificultad para garantizar este derecho en todos lugares de nuestra geografía y el gasto excesivo sanitario. No es que quiera re-centralizar, máxime cuando soy del pueblo más periférico de España (el primero que ve el sol), pero sí regular y controlar lo que se oferta, además de garantizar este derecho a todos, sin cortapisas autonómicas, al tiempo que lo garantizamos para nuestros hijos y nietos.
En cuanto al gasto, no cabe duda que existe un decalaje en las cuentas, pues se está pagando lo que gastó años anteriores, por una política de esconder facturas en el cajón y esperar que el próximo las pague. En esas se encuentra la actual administración, en aflorar todo lo escondido…y es que es posible que el problema sea incluso mayor.
Si Antoni, el gasto público es alto, pero no de los más altos de la Comunidad Económica Europea, y posiblemente la culpa no sea de este enteramente, si tenemos con qué pagarlo. Ese es un tema. El otro, es el del despilfarro, del gasto “a cuenta de..”, que tal vez no se hubiera notado si el dinero que nos prestan fuera barato y la economía creciera, pero la verdad es que no es así. El dinero es caro, y la deuda pública crece y la economía productiva esta recesión. No creo que en esta situación, al hilo de V Navarro o Anton Costas, debíeramos dejar crecer aún más el gasto al precio que nos cobran el dinero. Lo otro, lo visualizable son las obras faraónicas sin sentido, cuando las “obras faraónicas” en sanidad también las ha habido, de otra manera (servicios, hospitales,…), sin justificación a priori, pero que se justifican con el tiempo, dado que a diferencia de otras parcelas públicas “la oferta en sanidad siempre crea demanda”, de manera que lo innecesario se convierte de la noche a la mañana en indispensable…
Gracias
Mateu Seguí