lunes, 3 de septiembre de 2012

El Virus del Nilo Occidental, ¿podría ser una amenaza en nuestro país?


El Virus del Nilo Occidental, ¿podría ser una amenaza en nuestro país?
Una noticia que no nos atañe pero que por aquello de cuando “veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar” es el tema de las enfermedades infecciosas trasmitidas por vectores tipo insectos, como mosquitos que desde tiempo inmemorial, y antes de la globalización,  pasaron de epidemias localizadas a pandemias mundiales (el paludismo, por ejemplo).
Hoy hablamos del Virus del Nilo Occidental (VNO), un virus RNA con gran capacidad para mutar y adaptarse a las condiciones del entorno. Así pues, según informan en este momento ha producido  66 muertes y 1590 casos este último agosto en Estados Unidos (EEUU). En 2003 produjo 9862 casos y 264 muertes, según leemos.
La importancia del tema se encuentra, a mi parecer, en cuatro aspectos, que podrían darse en nuestro país.
Uno, que este virus no era conocido en EEUU hasta 1999 –según leemos-, y que en este momento ya se encuentra en 43 estados de EEUU. O sea que por la mismo mecanismo y latitud geográfica podría venir a nuestro país.
Dos,  que se trasmite por un vector común, el mosquito común (culex pipiens), conocido por todos nosotros, personalmente aún llevo recuerdos en mi piel. Un mosquito que vive cerca de nosotros y que pone sus huevos en las aguas estancadas.
Tres,  que para cubrir el ciclo, el mosquito, mediante sus glándulas salivares, infecta ciertas aves, que desarrollan la infección (especialmente, en este caso, pollos de petirrojo americano –huésped intermediario). Nuevas picaduras trasmiten la infección a otros mosquitos, que pueden picar a otras aves, mamíferos o incluso al ser humano.
Cuatro, los huéspedes finales susceptibles de algunos casos –pocos, afortunadamente-  de muerte (urraca americana, cuervo, caballo) y el ser humano, también son conocidos.
O sea una epidemia importada con gran dificultad para controlarla, pues los casos continúan creciendo. Una epidemia, que como todas, solo vemos la punta del iceberg, pues solo el 2-3% de los casos son declarados, entendiendo que el número de casos real sea hasta 30-50 veces superior, y esto se debe a que el 80% de las infecciones pasas inadvertidas, pues no dan sintomatología.
Afortunadamente, se trata de una epidemia estacional –verano-, que disminuye hasta desaparecer a partir de septiembre, cuando las temperaturas caen, y el mosquito cesa en su actividad.
Se comenta, que la gravedad de la infección va pareja con la edad y el estado inmunitario del paciente. Mayor cuanto más mayor es este y cuanta mayor morbilidad presente. Con una incubación de entre 2-14 días, el 80% de las infecciones son asintomáticas, y un 20% solo tienen algo de fiebre y cefalea (individuos jóvenes). Solo 1 de 150 infectados desarrolla una afectación del sistema nervioso central, con desorientación, alteración del sensorio, pensamiento, debilidad, dolor de nuca, hasta incluso sintomatología extrapiramidal, o en algunos casos sintomatología que recuerda a la polio (parálisis flácida).
La mortalidad entre los que llegan a presentar alguna afectación neurológica es del 4-18%.
La resolución del caso puede dejar secuelas como parálisis, alteraciones de movimiento, depresión, alteraciones cognitivas…
 Habría que pensar en esta entidad en aquellos individuos provenientes de EEUU en época estival, que presentan fiebre y cefalea.  Y sobre todo, en mayores de 50 años con rigidez de nuca, desorientación, y síntomas neurológicos

Robert W. Haley. Controlling Urban Epidemics of West Nile Virus Infection FREE ONLINE FIRSTJAMA. Published online August 24, 2012. doi:10.1001/2012.jama.11930


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