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viernes, 15 de abril de 2011

El sueño del celta de Mario Vargas Llosa

El sueño del celta de Mario Vargas Llosa

Se trata de un buen libro del reciente Premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa. Un libro que se puede leer a ratos libres sin perder el hilo, pues es una crónica de la vida de un personaje real. A medida que lo lees va mejorando y te vas introduciendo sin quererlo en esta historia. Digo esto por que su lectura es distinta a la de una novela normal dado que al ser reflejo de la vida de una persona, Roger Casement, al principio le falta algo que haga que cojas el libro con ganas.

 Es lineal y con falta de suspense, pero a medida que lo lees te adentras más en la vida de este inquieto personaje hasta que al final acaba por gustarte. Es decir, aunque de lectura fácil no es un libro que emocione al principio pero al final te deja un regusto agradable.
Entresaco algunos párrafos.


“Desde que era un modesto ayudante de contador en la Elder Dempster Line, en Liverpool, suponía que había un precio que pagar. Era inevitable que se cometieran abusos. Entre los colonizadores no solo vendría gente altruista como el doctor Livingstone sino pillos abusivos, que hechas las sumas y las restas los beneficios superarían largamente a los perjuicios. La vida africana le fue mostrando que las cosas no eran tan claras como la teoría. Pag 43-4

“Cuando en febrero de 1885, en la Conferencia de Berlín a la que no asistió un solo congolés, las catorce potencias participantes, encabezadas por Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, y Alemania dieron graciosamente a Leopoldo II- a cuyo lado estuvo en todo momento Henry Morton Stanley – los dos millones y medio de kilómetros cuadrados del Congo y sus veinte millones de habitantes para que “abriera ese territorio al comercio, aboliera la esclavitud y civilizara y cristianizara a los paganos”,..pag 45

“ Si sigo codeándome con lo que ocurre aquí terminaré yo también impartiendo chicotazos, cortando manos y asesinando congoloses entre el almuerzo y la cena sin que ello me produzca el menor malestar de conciencia ni me quite el apetito. Porque eso es lo que les ocurre a los europeos en este condenado país” pag 109

“Hay algo que usted no ha entendido, me parece. No se trata de ganar. Claro que vamos a perder esa batalla. Se trata de durar. De resistir. Días, semanas. Y de morir de tal manera que nuestra muerte y nuestra sangre multipliquen el patriotismo de los irlandeses hasta volverlos una fuerza irresistible. Se trata de que, por cada uno de los que muramos, nazcan cien revolucionarios. ¿No ocurrió así con el cristianismo? Pag 420


Ed Alfaguara 2010

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