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sábado, 5 de diciembre de 2020

Adicción a los smartphones y tablets

Adicción a los smartphones y tablets

Hoy introduzco un artículo que publiqué hace un año en Es Diari MENORCA que quedó sin subir a este blog pues la realidad del COVID-19 impidió introducirlo dada la cantidad de información que se generaba, y que ahora a raíz de una carta que publiqué en contra de los códigos de barras para el control de la población (próximo post) lo he creído conveniente.
El título fue cambiado por la editorial del rotativo.
Existe un anterior post sobre el tema 

A los cincuenta años de la invención de internet como un sistema de comunicación militar; casi treinta (1990) del famoso www (Word Wide Web) como un sistema de trasmisión del hipertexto, y doce (2007) del famoso iPhone, el teléfono inteligente; el smartphone, se ha convertido en un apéndice de nuestro organismo, como si el ser humano se hubiera convertido en un cyborg (animal con parte humana y parte cibernética); así habla Yuval Noah Harari  en su bestseller “Sapiens” sobre lo que el ser humano se va a convertir; pues en la actualidad existen más de 7400 millones de personas conectadas, más que el número de personas de este planeta. Lo que significa existen personas con más de una conexión. Otro dato, cada día se activan más móviles que niños nacen el mundo.

Este hecho ha supuesto un hito en la historia de la humanidad y aunque aparentemente viene a llenar el hueco generado por una necesidad, la de comunicarse; en la actualidad se está convirtiendo cada vez más en un problema sanitario. 

El paso del chat al Messenger y de éste al WhatsApp en el teléfono inteligente y la utilización de las redes sociales han cambiado las relaciones humanas creando una adicción no siempre valorada: la de estar siempre conectado. La hiperconectividad y la nula tolerancia al aburrimiento (el Smartphone sirve de válvula de escape a situaciones que consideramos tediosas) ha creado nuevas situaciones como el conocido “phubbing”, o prestar más atención al teléfono que a quien se tiene delante, rompiendo las relaciones sociales, familiares (comidas, sobremesas, conferencias, reuniones…)…;  y el miedo a estar desconectado, a olvidarte el móvil, la llamada “nomofobia”, que no que deja de ser un síntoma de una adición. Unos síntomas que conforman un síndrome de abstinencia, como si fuera una droga,  la persona está intranquila, ansiosa, no duerme, se despierta, sufre síntomas físicos, sudoración, temblor… cuando se da cuenta de que no puede estar al  tanto de lo que le está llegando al móvil.

Según los datos del informe Navegantes en la red de la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC) que publicó el diario el PAIS el 45% de los usuarios están conectados a la red todo el tiempo y además de manera activa y casi la mitad (49%) declararon (encuesta sobre 20.000 individuos en el 2018) que “no podría vivir sin internet en el móvil”. Lo que nos viene a confirmar que el teléfono móvil no responde a una necesidad del individuo, si no que este aparato a creado una necesidad en sí , o sea adicción. Y que como señala Yuval Noah Harari   el “homo sapiens convierte los lujos en necesidades”. Hoy por  hoy el teléfono inteligente se ha convertido en una “necesidad”.

Y es que la utilización del teléfono móvil de manera permanente, compulsiva, produce efectos físicos que van allá de un simple hábito, pues afecta a la vista, al forzarla en distancias cortas y sin casi parpadeo (ojos secos, alteraciones de refracción..), utilización de las manos de manera forzada (tendinitis, la llamada whasapitis…),  el síndrome de abstinencia,  el insomnio, la ansiedad,  nerviosismo… y efectos neurológicos aún no del todo conocidos pues solo llevamos 10 años, aunque su uso generalizado sea universal. Y lo más importante afecta al comportamiento, a las relaciones sociales, familiares, y laborales. Un pequeño aparato que ha revolucionando el comportamiento humano y a la sociedad actual.

Sin embargo, lo más preocupante es su influencia en la infancia y su repercusión en el desarrollo psicopedagógico de los niños.

Como comentamos en un escrito anterior sobre la influencia de las pantallas (Es Diari MENORCA.17-12-2018: 16) en los niños y adolescentes al hilo de un estudio de Twenge JM, Campbell WK.  Prev Med Rep. 2018 Oct 18;12:271-283   el abuso de las “pantallas” en los niños pequeños se asoció con menor autocontrol, más facilidad de distraerse, menor curiosidad, más dificultad a tener amigos, más dificultad para el cuidado de los mismos, menos estabilidad emocional  e incapacidad para finalizar las tareas encomendadas... Y en muchachos de entre 14-17 años, los que dedicaban más de 7 horas diarias frente a  los de menos de una hora al día,  tuvieron hasta el doble de probabilidad de tener del diagnóstico de ansiedad y de depresión y de haber sido atendidos por profesionales de salud mental en los últimos 12 meses. 

Sea como fuere la utilización del móvil inteligente sin mesura en los niños es causa de alteraciones psicopedagógicas tanto por el tiempo que se dedica (que se pierde) en este dispositivo, impidiendo hacer otras actividades,  como por la adicción que les produce. La utilización con la que mitigar el aburrimiento es causa de pérdida de la curiosidad y de la creatividad, al tiempo que la anómala influencia de la vida “virtual” en los modelos que deben seguir los niños, pues éstos aprenden copiando, alteran la personalidad del niño. Otro tema son las amenazas en forma de cyberbullying (acoso virtual)...

En este sentido, son diversas las asociaciones que inciden en limitar el tiempo que los niños dedican a estas actividades, pues son causa de sedentarismo, obesidad y enfermedades metabólicas (diabetes 2), como señala la American Academy of Pediatrics (AAP).

Para tratar este problema han diseñado  aplicaciones en los móviles con los que controlar el tiempo que se utilizan estos aparatos, el Screen Time de  Apple, o el Digital Wellbeing de Google,... por ejemplo; sin embargo, más allá de estos “parches informáticos”  lo importante es limitar o impedir a los niños hasta la adolescencia la utilización de estos aparatos; no en vano, como  señalaba una noticia, no sorprende expertos digitales en Silicon Valley  eduquen a sus hijos sin pantallas, sabedores éstos de los problemas que estos inventos pueden producir a estas edades.

Delante esta epidemia de hiperconectividad hemos de defendernos educando a nuestros hijos sobre el hecho que la vida y las relaciones sociales van mucho más allá que el smartphone o la tablet.

Mateu Seguí Díaz
médico de familia

Seguí Díaz M. Adicción a las “tablets”. Es Diari MENORCA. 14-11-2019: 17
https://www.menorca.info/

Twenge JM, Campbell WK. Associations between screen time and lower psychological well-being among children and adolescents: Evidence from a population-based study. Prev Med Rep. 2018 Oct 18;12:271-283. doi: 10.1016/j.pmedr.2018.10.003. eCollection 2018 Dec.

Juan Manuel de Prada. Vivir sin redes. XLSemanal

Jose María Robles. 'Appstinencia': así es la tecnología que lucha contra la adicción a la tecnología, El Mundo 13 NOV. 2018 02:03


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