El cribado del cáncer de próstata aumenta el diagnóstico sin mejorar la mortalidad
El cribaje del cáncer en general persigue detectar este en estadios tan tempranos que permita su tratamiento y curación. Sin embargo, los beneficios o riesgos de la detección temprana del cáncer de próstata -CP- no están exentos de polémica, como hemos señalado en otros post, dado que existen estudios contradictorios, NNT (número de pacientes necesarios para detectar un caso) elevados, y riesgos bien fundamentados del sobrediagnóstico.
Una revisión de la Cochrane Library del 2006 concluyó que no existía suficiente evidencia para apoyar o rechazar el cribaje rutinario o oportunístico del CP comparado con no hacer nada, según nos indica este estudio. Estudios posteriores que ya comentamos, tampoco aportaban luz a esta cuestión. La US Preventive Services Task Force aconseja no realizar cribado rutinario de CP en mayores de 75 años por el riesgo de sobrediagnóstico y consecuentemente sobretramiento.
Páginas
▼
martes, 28 de septiembre de 2010
sábado, 18 de septiembre de 2010
“El hábito no hace al monje pero ayuda”
“El hábito no hace al monje pero ayuda”
A veces la primera impresión es lo que cuenta. La calidad aparente del profesional aunque se minusvalore se cree que a priori debería contar para el paciente, pues le da idea de como debe ser el profesional, y si este es el adecuado para confiarle su salud. No obstante, no solo la vestimenta, o la apariencia del despacho, …es importante, si no el grado de afectividad, la comunicabilidad verbal o no verbal del galeno…serían si cabe más importantes. Es un poco en esta línea que hay un post muy interesante de Mónica Lalanda en los blogs de Mundo, que me ha hecho reflexionar. Por regla general, nos preguntamos ¿cuenta la vestimenta del médico en la elección del paciente?. ¿Sigue valiendo la norma hipocrática de que “el médico debe mantenerse limpio, vestirse correctamente, y unguido por aromas agradables…”, como introduce el artículo en el que se fundamenta este comentario.
En este artículo se nos indica que en estudios antiguos (año 1987) el 65% de los pacientes preferían a sus médicos con bata blanca en la consulta y que vistieran de una manera seria. Mas recientemente en otros estudios el paciente no le ha importado tanto la vestimenta, si llevaba corbata el varón o pantalones la mujer, o un pendiente el hombre…y en otros se han afirmado que la indumentaria del médico no tenia influencia sobre la satisfacción del paciente. El estudio que extraemos, fechado en 2005, intenta valorar si la apariencia del profesional influye de alguna manaera en la adherencia al tratamiento prescrito por el médico. Para ello, se realizó un estudio aleatorizado mediante una encuesta con fotografías con validación y pilotaje prévio, en la que mostraba distintos atuendos médicos y distintos escenarios, y aplicada a pacientes (con unos críterios físicos y psíquicos mínimos) y visitantes en los cuartos de espera de Ralph H. Johnson VA Medical Center durante 6 meses entre enero y junio de 2003.
En la encuesta se debía elegir entre cuatro tipos de atuendo y relacionarla con distintas cualidades, como confianza, seguridad, posibilidad de compartir problemas sociales, sexuales, psicológicos…
De los 400 participantes (54% blancos, 38% de color), la inmensa mayoría prefirió el estilo sanitario (bata, 76.3%), seguido del quirúrgico (10.2%), serio de trabajo (8.8%, corbata) y solo el 4.7% la ropa de calle. Que de alguna manera se relacionó con la confianza que le generaba el profesional, entendido como que compartirían con estos sus problemas sexuales, sociales, psicológicos. Se observó que la apariencia de las mujeres doctoras era más importante para los encuestados que la de los doctores varones (P <0.001). Si bien es cierto, que la menor educación de los encuestados o la mayor edad se relacionó con aquellos que prefirieron una vestimenta profesinal (sanitaria) (p <0 .025). Los afroamericanos le dieron más importancia a la apariencia que los blancos (p <.0001). Concluyen que en general (82%) a los encuestados la apariencia externa del galeno es importante. El traje profesional es pues importante para el paciente y le confiere confianza y seguridad, genera un mayor compromiso en la adherencia al tratamiento y a nuevas visitas. Estas conclusiones van en la línea de otros estudios al respecto. Osea, que sigue vigente el aforimo que “el hábito no hace al monje pero ayuda”.
Shakaib U, Rehman, MD, Nietert PJ, Dennis W, Cope DW, Kilpatrick AO, Johnson RH
What to wear today? Effect of doctor’s attire on the trust and confidence of patients
Am J Med. 2005 Nov;118(11):1279-86
A veces la primera impresión es lo que cuenta. La calidad aparente del profesional aunque se minusvalore se cree que a priori debería contar para el paciente, pues le da idea de como debe ser el profesional, y si este es el adecuado para confiarle su salud. No obstante, no solo la vestimenta, o la apariencia del despacho, …es importante, si no el grado de afectividad, la comunicabilidad verbal o no verbal del galeno…serían si cabe más importantes. Es un poco en esta línea que hay un post muy interesante de Mónica Lalanda en los blogs de Mundo, que me ha hecho reflexionar. Por regla general, nos preguntamos ¿cuenta la vestimenta del médico en la elección del paciente?. ¿Sigue valiendo la norma hipocrática de que “el médico debe mantenerse limpio, vestirse correctamente, y unguido por aromas agradables…”, como introduce el artículo en el que se fundamenta este comentario.
En este artículo se nos indica que en estudios antiguos (año 1987) el 65% de los pacientes preferían a sus médicos con bata blanca en la consulta y que vistieran de una manera seria. Mas recientemente en otros estudios el paciente no le ha importado tanto la vestimenta, si llevaba corbata el varón o pantalones la mujer, o un pendiente el hombre…y en otros se han afirmado que la indumentaria del médico no tenia influencia sobre la satisfacción del paciente. El estudio que extraemos, fechado en 2005, intenta valorar si la apariencia del profesional influye de alguna manaera en la adherencia al tratamiento prescrito por el médico. Para ello, se realizó un estudio aleatorizado mediante una encuesta con fotografías con validación y pilotaje prévio, en la que mostraba distintos atuendos médicos y distintos escenarios, y aplicada a pacientes (con unos críterios físicos y psíquicos mínimos) y visitantes en los cuartos de espera de Ralph H. Johnson VA Medical Center durante 6 meses entre enero y junio de 2003.
En la encuesta se debía elegir entre cuatro tipos de atuendo y relacionarla con distintas cualidades, como confianza, seguridad, posibilidad de compartir problemas sociales, sexuales, psicológicos…
De los 400 participantes (54% blancos, 38% de color), la inmensa mayoría prefirió el estilo sanitario (bata, 76.3%), seguido del quirúrgico (10.2%), serio de trabajo (8.8%, corbata) y solo el 4.7% la ropa de calle. Que de alguna manera se relacionó con la confianza que le generaba el profesional, entendido como que compartirían con estos sus problemas sexuales, sociales, psicológicos. Se observó que la apariencia de las mujeres doctoras era más importante para los encuestados que la de los doctores varones (P <0.001). Si bien es cierto, que la menor educación de los encuestados o la mayor edad se relacionó con aquellos que prefirieron una vestimenta profesinal (sanitaria) (p <0 .025). Los afroamericanos le dieron más importancia a la apariencia que los blancos (p <.0001). Concluyen que en general (82%) a los encuestados la apariencia externa del galeno es importante. El traje profesional es pues importante para el paciente y le confiere confianza y seguridad, genera un mayor compromiso en la adherencia al tratamiento y a nuevas visitas. Estas conclusiones van en la línea de otros estudios al respecto. Osea, que sigue vigente el aforimo que “el hábito no hace al monje pero ayuda”.
Shakaib U, Rehman, MD, Nietert PJ, Dennis W, Cope DW, Kilpatrick AO, Johnson RH
What to wear today? Effect of doctor’s attire on the trust and confidence of patients
Am J Med. 2005 Nov;118(11):1279-86
viernes, 17 de septiembre de 2010
Una corona para tu entierro, de Jame Hadley Chase
Una corona para tu entierro, de Jame Hadley Chase
Una típica novela negra que te adentra dentro una película de los años 30, con su ambiente, policías corruptos, detectives, hombres malos, mujeres fatales, humo, whiski e intrigas. Una novela que posiblemente pudiera haber sido el guión de alguna película de Humphry Bogart, y no sería de extrañar pues algunas de las obras del autor, Jame Hadley Chase (1905-1985) maestro de la novela negra, fueron llevadas al cine.
Este libro en concreto es una novela de suspense que te sorprende a cada momento, si saber o si quiera intuir hasta el final quien o quienes son realmente los responsables del argumento. Realmente recomendable.
El PAIS serie Negra 2004. Edición original 1960 Santillana ed
Una típica novela negra que te adentra dentro una película de los años 30, con su ambiente, policías corruptos, detectives, hombres malos, mujeres fatales, humo, whiski e intrigas. Una novela que posiblemente pudiera haber sido el guión de alguna película de Humphry Bogart, y no sería de extrañar pues algunas de las obras del autor, Jame Hadley Chase (1905-1985) maestro de la novela negra, fueron llevadas al cine.
Este libro en concreto es una novela de suspense que te sorprende a cada momento, si saber o si quiera intuir hasta el final quien o quienes son realmente los responsables del argumento. Realmente recomendable.
El PAIS serie Negra 2004. Edición original 1960 Santillana ed
martes, 14 de septiembre de 2010
¿Pueden los bifosfonatos en el tratamiento de la osteoporosis producir cáncer de esófago?
¿Pueden los bifosfonatos en el tratamiento de la osteoporosis producir cáncer de esófago?
Es conocido que los bifosfonatos son lesivos para la mucosa esofágica y que por ello deben tomarse precauciones en su ingesta. Sin embargo, son los fármacos más utilizados en el tratamiento de la osteoporosis. En general y con su uso continuado se les han asociado efectos adversos como osteonecrosis de mandíbula (ya comentado), dolor músculo esquelético, fibrilación auricular, alteraciones óseas y incremento de fracturas patológicas.
Los principales efectos secundarios a nivel digestivo van desde la dispepsia, nauseas, dolor abdominal a la esofagitis y úlceras esofágicas. Además existen datos que permiten suponer que incrementan el riesgo de cáncer esofágico -CE. Estas sospechas llevaron a los investigadores a estudiar la incidencia de CE, estómago y colo-rectal en los usuarios de esta medicación a partir de la base de datos del UK General Practice Research Database cohort. Una base de datos que incluye información de 6 millones de personas en UK del National Health Service primary
care physician (médicos del primer nivel), y que muestra un seguimiento temporal (longitudinalidad) de dichos pacientes. Se buscó en este medio a hombres y mujeres de al menos 40 años con diagnóstico de cáncer de esófago, estómago o colorectal entre 1995 y 2005, con al menos 12 meses de seguimiento dentro la base de datos. Por cada caso de cáncer se seleccionaron 5 controles sin esta patología. Se definió que los pacientes estuvieron expuestos a los bifosfonatos si en el período estudiado tuvieron al menos una prescripción de estos fármacos (excluyendo los tratados por enfermedad de Paget, o metástasis óseas).
De los 77.750 pacientes estudiados se encontraron 2954 con CE, 2018 de estómago y 10641 con cáncer colorectal, en un período medio de 7,5 años. Lógicamente el cáncer de esófago fue mas frecuente en fumadores. En aquellos que habían recibido al menos una prescripción de bifosfonatos el incremento del riesgo de cáncer de esofago (RR) fue del 1.30, (IC 95% 1.02 -1.66; P=0.02), pero no de cáncer de estómago RR 0.87, 0.64 -1.19, o del colorectal 0.87, 0.77 -1.00
El riesgo de CE fue significativamente más alto en las personas con más de 10 prescripciones de bifosfonatos llegando a un RR de 1.93 (1.37 -2.70), y superior a partir de los 3 años de utilización
RR 2.24 (1.47 -3.43); si bien es cierto no existe suficiente potencia estadística para diferenciar el factor tiempo. No existieron diferencias según el tipo de bifosfonato prescrito, RR 1,38 etidronato, 1,28 alendronato, y 1,67 risendronato, aunque no se pudo evaluar la diferencia entre consumo diario o semanal del alendronato/risendronato.
Se concluye que el riesgo de CE está relacionado con el tiempo que se utiliza los bifosfonatos, mayor cuanto mayor es el tiempo en tratamiento, de tal modo que a los 5 años se dobla el riesgo de CE. Por contra, la utilización de estos fármacos no afecta al riesgo de contraer cáncer de estómago o colorectal. No se encontraron diferencias significativas en relación al tipo histológico (adenocarcinoma, o epidermoide). Todo ello con las salvedades de los factores de confusión debidos a incumplimento terapéutico, a otras medicaciones anteriores (bifosfonatos incluídos) y concomitantes en el período estudiado...
Con todo, habrá de estudiarse si las nuevas formas mensuales o semanales presentan los mismos inconvenientes que las diarias, algo que este estudio no aclara.
Green J, Czanner G, Reeves G, Watson J, Wise L,Beral V. Oral bisphosphonates and risk of cancer of oesophagus, stomach, and colorectum: case-control analysis within a UK primary care cohort BMJ 2010;341:c4444
Es conocido que los bifosfonatos son lesivos para la mucosa esofágica y que por ello deben tomarse precauciones en su ingesta. Sin embargo, son los fármacos más utilizados en el tratamiento de la osteoporosis. En general y con su uso continuado se les han asociado efectos adversos como osteonecrosis de mandíbula (ya comentado), dolor músculo esquelético, fibrilación auricular, alteraciones óseas y incremento de fracturas patológicas.
Los principales efectos secundarios a nivel digestivo van desde la dispepsia, nauseas, dolor abdominal a la esofagitis y úlceras esofágicas. Además existen datos que permiten suponer que incrementan el riesgo de cáncer esofágico -CE. Estas sospechas llevaron a los investigadores a estudiar la incidencia de CE, estómago y colo-rectal en los usuarios de esta medicación a partir de la base de datos del UK General Practice Research Database cohort. Una base de datos que incluye información de 6 millones de personas en UK del National Health Service primary
care physician (médicos del primer nivel), y que muestra un seguimiento temporal (longitudinalidad) de dichos pacientes. Se buscó en este medio a hombres y mujeres de al menos 40 años con diagnóstico de cáncer de esófago, estómago o colorectal entre 1995 y 2005, con al menos 12 meses de seguimiento dentro la base de datos. Por cada caso de cáncer se seleccionaron 5 controles sin esta patología. Se definió que los pacientes estuvieron expuestos a los bifosfonatos si en el período estudiado tuvieron al menos una prescripción de estos fármacos (excluyendo los tratados por enfermedad de Paget, o metástasis óseas).
De los 77.750 pacientes estudiados se encontraron 2954 con CE, 2018 de estómago y 10641 con cáncer colorectal, en un período medio de 7,5 años. Lógicamente el cáncer de esófago fue mas frecuente en fumadores. En aquellos que habían recibido al menos una prescripción de bifosfonatos el incremento del riesgo de cáncer de esofago (RR) fue del 1.30, (IC 95% 1.02 -1.66; P=0.02), pero no de cáncer de estómago RR 0.87, 0.64 -1.19, o del colorectal 0.87, 0.77 -1.00
El riesgo de CE fue significativamente más alto en las personas con más de 10 prescripciones de bifosfonatos llegando a un RR de 1.93 (1.37 -2.70), y superior a partir de los 3 años de utilización
RR 2.24 (1.47 -3.43); si bien es cierto no existe suficiente potencia estadística para diferenciar el factor tiempo. No existieron diferencias según el tipo de bifosfonato prescrito, RR 1,38 etidronato, 1,28 alendronato, y 1,67 risendronato, aunque no se pudo evaluar la diferencia entre consumo diario o semanal del alendronato/risendronato.
Se concluye que el riesgo de CE está relacionado con el tiempo que se utiliza los bifosfonatos, mayor cuanto mayor es el tiempo en tratamiento, de tal modo que a los 5 años se dobla el riesgo de CE. Por contra, la utilización de estos fármacos no afecta al riesgo de contraer cáncer de estómago o colorectal. No se encontraron diferencias significativas en relación al tipo histológico (adenocarcinoma, o epidermoide). Todo ello con las salvedades de los factores de confusión debidos a incumplimento terapéutico, a otras medicaciones anteriores (bifosfonatos incluídos) y concomitantes en el período estudiado...
Con todo, habrá de estudiarse si las nuevas formas mensuales o semanales presentan los mismos inconvenientes que las diarias, algo que este estudio no aclara.
Green J, Czanner G, Reeves G, Watson J, Wise L,Beral V. Oral bisphosphonates and risk of cancer of oesophagus, stomach, and colorectum: case-control analysis within a UK primary care cohort BMJ 2010;341:c4444