Circuítos
Un tema del que no se habla pero que condiciona la actividad de la empresa sanitaria, su organización, funcionamiento y además repercute de una manera directa y clara en los pacientes/usuarios/clientes, por utilizar un lenguaje políticamente correcto, es el hecho de cómo están diseñados los circuitos en la atención de cada proceso asistencial.
Realmente el funcionamiento de una empresa sanitaria, podríamos medirla por la calidad de sus circuitos. Los circuitos facilitan la resolución de los problemas de salud y ahorran tiempo a los pacientes y a los mismos sanitarios. Las tareas redundantes o los múltiples contactos con el sistema disminuyen al mínimo si se tienen bien diseñados los circuitos correspondientes.
En nuestra empresa sanitaria, existen muchos circuitos que no funcionan y otros que sí. Un ejemplo de los que funcionan está el de la atención urgente por el 061, que es capaz de dar la alternativa más idónea y rápida en el momento que el paciente solicita la atención. Es decir, con una sola llamada telefónica y desde el domicilio del enfermo se da respuesta al problema planteado.
Otros circuitos, sin embargo, hacen que el sistema se enlentezca hasta la desesperación, que chirríe por todos lados, sin que nadie con un mínimo de inteligencia se lo explique. Así, por ejemplo, el hecho de acudir a la visita de seguimiento de un proceso iniciado por un especialista (las llamadas segundas visitas) que después de pasado un año precisa de un volante que debe dar el médico de familia. Un volante que es totalmente innecesario, pues el paciente ha sido alentado a volver a la misma consulta del médico especialista. Este volante le obliga al paciente a contactar al menos cuatro veces, con sus correspondientes esperas con la empresa sanitaria: 1,- solicitar visita con el médico de familia –MF-, 2,- espera al MF, 3,- solicitar al MF la consulta con el especialista, 4,- espera consulta especialista....cuando el tema es tan sencillo como citar al paciente desde la misma consulta del médico especialista, al estar las agendas informatizadas. Son ciertamente circuitos que claramente no funcionan sin que le encuentre explicación. Siempre habrá quien pensará que al desmotivar al paciente con la espera y los múltiples contactos al final este no acudirá a la visita del especialista, buscando una vía alternativa (visita privada), descongestionando así el sistema; o, que de esta manera se puedan maquillar las estadísticas al contabilizarse como primeras visitas lo que son segundas ¿?, no se...
O, en actividades preventivas poblacionales, como por ejemplo, solicitar una citología, un tema completamente protocolizado, que con un simple recordatorio (carta, SMS, mail...) la mujer acudiría a la enfermera o comadrona a hacerse la prueba. Actualmente tiene que solicitar: 1,- cita al MF; 2,- espera al MF; 3,- espera para solicitar citología en admisión; 4,- espera consulta citología-hacerse la citología; 5,- recibir resultados.. más de cuatro contactos con sus correspondientes esperas; siempre y cuando esta petición no la sugiera el ginecólogo, pues si es así, se incrementa en dos o tres pasos más.
Sin embargo, en las actividades burocráticas es cuando mejor se percibe que la gestión realizada está al servicio del paciente/usuario/cliente. Así, temas como ventanillas únicas son habituales cada vez más en la administración, y automatismos que eviten esperas son mecanismos que se utilizan para que los usuarios no pierdan el tiempo.
Situaciones de estas existen, o deberían existir, para recibir el resultado de pruebas (en mamografías, citologías...), o en la repetición de documentos que no precisan una comparecencia expresa, partes, certificados, justificantes de asistencia....
Así, por ejemplo, el tema de la medicación crónica. Un tema que teníamos resuelto desde hace muchos años en esta UBS, pero que la actual Dirección de Atención Primaria consideró que debía modificarse. Así, el ciudadano dejaba en admisión en unos cajoncillos por médico su tarjeta de TLD con la medicación que precisaba para dos meses; esta era recogida por enfermería, que la confrontaba con lo prescrito por el médico y anotado en la historia clínica, cumplimentaba las recetas que la misma mañana que eran firmadas por el médico, y tras ello el paciente podía venir a recogerlas a admisión el día siguiente, por el mismo procedimiento que utilizó en su entrega. Con todo ello, se contabilizaban solo dos contactos sin colas ni esperas. Lo propuesto, por la dirección, fue que el paciente compareciera delante de la enfermera para realizar las recetas. Esto implicó, 1.- Cola para solicitud visita enfermería; 2,- espera para consulta enfermería y consulta; 3.- espera para firma del médico; 4.- cola en admisión para recoger las recetas. Pasamos de 2 a 4 contactos con varias esperas y una mañana perdida. La solución en nuestro caso, lógicamente ha sido la de agilizar la receta electrónica, evitando la consulta de enfermería, para que el paciente no tenga que perder el tiempo en este inútil trámite.
Queda claro, por tanto, que en la atención burocrática es cuando los circuitos deben estar mejor diseñados pues estos condicionan gran cantidad de contactos que harán los ciudadanos con el sistema sanitario y con ello la mayor o menor presión de estos sobre los servicios administrativos y de admisión. El mejorar los circuitos debe ser una prioridad sanitaria, pues al disminuir los contactos con la empresa sanitaria, mejora la resolutividad del sistema en el mínimo de tiempo, algo que no cabe duda que influye en la salud del ciudadano.
Un tema del que no se habla pero que condiciona la actividad de la empresa sanitaria, su organización, funcionamiento y además repercute de una manera directa y clara en los pacientes/usuarios/clientes, por utilizar un lenguaje políticamente correcto, es el hecho de cómo están diseñados los circuitos en la atención de cada proceso asistencial.
Realmente el funcionamiento de una empresa sanitaria, podríamos medirla por la calidad de sus circuitos. Los circuitos facilitan la resolución de los problemas de salud y ahorran tiempo a los pacientes y a los mismos sanitarios. Las tareas redundantes o los múltiples contactos con el sistema disminuyen al mínimo si se tienen bien diseñados los circuitos correspondientes.
En nuestra empresa sanitaria, existen muchos circuitos que no funcionan y otros que sí. Un ejemplo de los que funcionan está el de la atención urgente por el 061, que es capaz de dar la alternativa más idónea y rápida en el momento que el paciente solicita la atención. Es decir, con una sola llamada telefónica y desde el domicilio del enfermo se da respuesta al problema planteado.
Otros circuitos, sin embargo, hacen que el sistema se enlentezca hasta la desesperación, que chirríe por todos lados, sin que nadie con un mínimo de inteligencia se lo explique. Así, por ejemplo, el hecho de acudir a la visita de seguimiento de un proceso iniciado por un especialista (las llamadas segundas visitas) que después de pasado un año precisa de un volante que debe dar el médico de familia. Un volante que es totalmente innecesario, pues el paciente ha sido alentado a volver a la misma consulta del médico especialista. Este volante le obliga al paciente a contactar al menos cuatro veces, con sus correspondientes esperas con la empresa sanitaria: 1,- solicitar visita con el médico de familia –MF-, 2,- espera al MF, 3,- solicitar al MF la consulta con el especialista, 4,- espera consulta especialista....cuando el tema es tan sencillo como citar al paciente desde la misma consulta del médico especialista, al estar las agendas informatizadas. Son ciertamente circuitos que claramente no funcionan sin que le encuentre explicación. Siempre habrá quien pensará que al desmotivar al paciente con la espera y los múltiples contactos al final este no acudirá a la visita del especialista, buscando una vía alternativa (visita privada), descongestionando así el sistema; o, que de esta manera se puedan maquillar las estadísticas al contabilizarse como primeras visitas lo que son segundas ¿?, no se...
O, en actividades preventivas poblacionales, como por ejemplo, solicitar una citología, un tema completamente protocolizado, que con un simple recordatorio (carta, SMS, mail...) la mujer acudiría a la enfermera o comadrona a hacerse la prueba. Actualmente tiene que solicitar: 1,- cita al MF; 2,- espera al MF; 3,- espera para solicitar citología en admisión; 4,- espera consulta citología-hacerse la citología; 5,- recibir resultados.. más de cuatro contactos con sus correspondientes esperas; siempre y cuando esta petición no la sugiera el ginecólogo, pues si es así, se incrementa en dos o tres pasos más.
Sin embargo, en las actividades burocráticas es cuando mejor se percibe que la gestión realizada está al servicio del paciente/usuario/cliente. Así, temas como ventanillas únicas son habituales cada vez más en la administración, y automatismos que eviten esperas son mecanismos que se utilizan para que los usuarios no pierdan el tiempo.
Situaciones de estas existen, o deberían existir, para recibir el resultado de pruebas (en mamografías, citologías...), o en la repetición de documentos que no precisan una comparecencia expresa, partes, certificados, justificantes de asistencia....
Así, por ejemplo, el tema de la medicación crónica. Un tema que teníamos resuelto desde hace muchos años en esta UBS, pero que la actual Dirección de Atención Primaria consideró que debía modificarse. Así, el ciudadano dejaba en admisión en unos cajoncillos por médico su tarjeta de TLD con la medicación que precisaba para dos meses; esta era recogida por enfermería, que la confrontaba con lo prescrito por el médico y anotado en la historia clínica, cumplimentaba las recetas que la misma mañana que eran firmadas por el médico, y tras ello el paciente podía venir a recogerlas a admisión el día siguiente, por el mismo procedimiento que utilizó en su entrega. Con todo ello, se contabilizaban solo dos contactos sin colas ni esperas. Lo propuesto, por la dirección, fue que el paciente compareciera delante de la enfermera para realizar las recetas. Esto implicó, 1.- Cola para solicitud visita enfermería; 2,- espera para consulta enfermería y consulta; 3.- espera para firma del médico; 4.- cola en admisión para recoger las recetas. Pasamos de 2 a 4 contactos con varias esperas y una mañana perdida. La solución en nuestro caso, lógicamente ha sido la de agilizar la receta electrónica, evitando la consulta de enfermería, para que el paciente no tenga que perder el tiempo en este inútil trámite.
Queda claro, por tanto, que en la atención burocrática es cuando los circuitos deben estar mejor diseñados pues estos condicionan gran cantidad de contactos que harán los ciudadanos con el sistema sanitario y con ello la mayor o menor presión de estos sobre los servicios administrativos y de admisión. El mejorar los circuitos debe ser una prioridad sanitaria, pues al disminuir los contactos con la empresa sanitaria, mejora la resolutividad del sistema en el mínimo de tiempo, algo que no cabe duda que influye en la salud del ciudadano.
Publicado en Diari MENORCA el 16-06-09
"lógicamente a sido la de agilizar la receta electrónica, evitando la consulta de..."
ResponderEliminar...HA SIDO...