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miércoles, 10 de octubre de 2012

El síndrome del médico quemado es más frecuente en el primer nivel


El síndrome del médico quemado (burnout, en inglés) es un tema que preocupa. Y digo que preocupa, no por que quien escribe este post sea médico, y le preocupe lo que le pueda ocurrirle a él o a sus compañeros, si no porque hace escasos días fue noticia destacada en uno de los más importantes periódicos del mundo, el New York Times (NYT).
Hace años escribí sobre ello, y lo publiqué en prensa local, y hubieron médicos que se identificaron con lo expresado y así me lo comunicaron.
Pues un “profesional quemado”, es un trabajador que fruto de las condiciones laborales, sufre un desgaste emocional tal que le lleva a claudicar emocionalmente. Se da por tanto, el síndrome de burnout, en aquellas profesiones que por un exceso de presión emocional  pudieran llegar a agotarse emocionalmente, a generar desapego con el trabajo,   a la despersonalización, al comportamiento automático, a ser insensible delante de la persona que tienes delante, a atender a los pacientes sin empatizar…. Se da, por tanto, en profesiones en contacto directo con las personas, de ahí que sea más frecuente en personal sanitario, docentes …
No obstante, el síndrome de burnout no es sinónimo de estrés. El estrés laboral puede llevar a “quemarse”, pero para sufrir el síndrome de burnout, no solo se precisan determinadas condiciones externas, si no otras, más específicas de la propia personalidad de quien lo sufre. Y justamente, y “paradógicamente”, las cualidades/”defectos” más proclives para el burnout, son aquellas que más se esperan que han de tener aquellos que han servir a los demás (perfeccionismo, altruismo, vocación, reactividad, responsabilidad…). Unas características de la personalidad que junto con la decepción y de la impotencia delante un entorno agobiante o agresivo (presión asistencial, falta de tiempo, objetivos empresariales…) que no pueden controlar, son muchas veces favorecedoras del síndrome del burnout.

El estudio que comenta el NYT es un estudio epidemiológico nacional publicado en Archives of Internal Medicine en base a encuesta validada y autocumplimentada, utilizando la American Medical Association Physician Masterfile que intenta estudiar la satisfacción laboral y evaluar las tasas de burnout entre los médicos de EEUU, explorando las diferencias según la especialidades y su comparación con otras profesiones. De 27276 médicos que recibieron la encuesta solo 7288 (26.7%) la contestaron y de estos según el Maslach Burnout Inventory el 45.8% de los médicos presentarían al menos un síntoma de burnout. Según especialidades aquellas que se encuentran en primera línea de la demanda asintencial, o en el primer nivel (médicos de familia, de urgencias, medicina interna) serían los que tendrían mayor riesgo de sufrir este trastorno.
Si se compara la encuestas de los médicos con los 3442 encuestas enviadas a otros profesionales no sanitarios, los médicos tienen mayor prevalencia de burnout (37.9 frente a 27.8%, P < 0.001), y mayor prevalencia de encontrarse insatisfechos con su vida laboral (40.2% frente 23.2%, P < 0.001). Así mismo, el mayor nivel de educación se relacionaba con mayor puntuación de burnout, ajustado por edad, sexo, estatus familiar, horas trabajadas… Concluyen que el síndrome del quemado es más frecuente entre los médicos (la mitad de ellos tendrían algún síntoma) que entre otras profesiones de EEUU y que los médicos de primer nivel serían los que tendrían más riesgo de afectarse por este trastorno.
Se apunta en el artículo como lo que primariamente tenía que haber sido una ayuda para el médico en la gestión de su consulta y con ello un remedio para el burnout, la informatización de la actividad clínica, se ha convertido en causa de control por parte de la empresa (en este caso aseguradoras), de stress y del síndrome de burnout.

Shanafelt TD, Boone S, Tan L, Dyrbye LN, Sotile W, Satele D, West CP, Sloan J, Oreskovich MR.Burnout and Satisfaction With Work-Life Balance Among US Physicians Relative to the General US Population. Arch Intern Med. 2012 Aug 20:1-9. doi: 10.1001/archinternmed.2012.3199. [Epub ahead of print]

2 comentarios:

  1. Estimado amigo; no creo que ese estudio epidemiológico se ajuste a la realidad porque entiendo que el síndrome de Bournout tiene aún más prevalencia de la que arrojan los datos del mencionado estudio.
    Yo me considero uno de ellos; sin embargo, tras 26 años de un ejercicio tachonado alguna vez que otra por las graves consecuencias del problema, y con psicoterapia, ISRS, etcétera, todavía no ha llegado a mis manos un cuestionario que subraye en mi persona ese diagnóstico. Pienso que el problema debería tenerse muy en cuenta por su especial magnitud. Hay días que pienso que deberíamos formar una asociación de profesionales que padecemos ese síndrome; de esta forma, la administración nos tendría mucho más en cuenta. Si algún compañero está de acuerdo con esta iniciativa que lo diga. Esto es insoportable

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  2. Hola, gracias por tu comentario
    El estudio no tiene más mérito que denunciar que existe un problema. La dimensión del mismo es difícil de valorar cuando solo 26,7% de los médicos contestaron. Quizás contestaron los más motivados o que padecían el problema, por lo que los resultados estarían sobreestimados, no infraestimados, como comentas. Si lo estás padeciendo, lógicamente puedes pensar que muestra una realidad menor de la que hay. Con todo, es variable según los lugares y especialidades. He conocido quienes sensibilizados por este tema lo que padecían era un tema de acoso laboral de libro por parte del servicio. Otros, una insuficiencia de dotación de profesionales, desapareciendo el problema una vez que se pudo compartir la carga laboral. Cada caso es distinto, y por tanto tiende a ser muy variable. Incluso en mi medio, la atención primaria, aunque a primera vista parece bastante homogénea en toda España. Otro tema es la capacidad de afrontar el estrés, de delegar, la personalidad de cada uno… complicado.
    Espero que se solucione tu problema.
    mateu seguí díaz

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