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martes, 17 de febrero de 2009

A vueltas con la vacuna del papiloma.

Está demostrado que la medida más costeefectiva que existe en salud pública es la vacunación. Las vacunas han salvado miles de vidas, han erradicado enfermedades (la viruela) y han evitado mucho sufrimiento a nuestros niños (piénsese, por ejemplo, antes de la vacuna contra la polio); por tanto, hasta no hace mucho tiempo era un tema zanjado, un tema que no se discutía, pues por lo general las vacunas son buenas –salvan vidas- , bonitas –seguras- y baratas –su coste es ridículo en relación a su poder preventivo.
Los recientes efectos adversos de la vacuna del papiloma humano en dos niñas valencianas y la oportuna y excelente conferencia que dio del Dr Puxam en la Filial de Menorca de la Academia de Ciencias Médicas de Catalunya i Balears hace algunos días, ha puesto de actualidad en nuestra isla un tema que desde hace algo más de un año va creando polémica entre los médicos y la población general.
En este momento, algo que no existía hace 10 años, existen discusiones entre los médicos sobre la pertinencia de administrar o no ciertas vacunas. Unas vacunas, por que al no estar contempladas en el calendario vacunal y ser caras crean problemas de equidad en la población –los que pueden y los no pueden comprarlas, por ejemplo la vacuna del neumococo conjugada-; y otras, por que siendo unas vacuna muy caras que intentan prevenir riesgos remotos (en el tiempo y en la incertidumbre) son incluidas precipitadamente en el calendario vacunal obligatorio, tal es el caso de la vacuna contra el papiloma humano.
¿Porqué se ha creado tanta polémica que más de 8000 personas, entre médicos –soy uno de los firmantes-, profesores universitarios, sanitarios, y población general firmaron a favor de una moratoria en la aplicación de esta vacuna? (http://www.caps.pangea.org/declaracion/ ).
Tal vez se deba a que esta vacuna está rodeada de una gran incertidumbre a un costo excesivo. Gran incertidumbre por que no se sabe a ciencia cierta si la vacuna prevendrá o no las muertes por cáncer de cuello de útero pues para saberlo deberán pasar 20 o 30 años y entre tanto puede haber desaparecido la inmunidad (actualmente solo se ha comprobado hasta los 5 años) u otros serotipos de virus habrán ocupado el nicho dejado por los virus a los que se ha inmunizado. Algo de esto está pasando actualmente con la vacuna del neumococo conjugada, que serotipos más virulentos están ocupando el lugar de aquellos a los que se está inmunizando .
Sea, porque ha existido una agresiva campaña de marketing de las compañías farmacéuticas a nivel mundial que hizo publicar el agosto pasado al New York Times un amplio reportaje en el que ponía el acento en que de una manera no muy ortodoxa estas creaban la necesidad imperiosa en los padres de vacunar a su hijas.
O, sea, que no exista una justificación en nuestro país en este tema, pues somos de los que menos incidencia y mortalidad tenemos en el cáncer de cuello uterino –2 mujeres cada cien mil-, y que su coste inicial (alrededor de 400 euros) es excesivo, que invariablemente irá en detrimento de otras iniciativas sanitarias probablemente mucho más urgentes e importantes, y que pone contra las cuerdas –según leemos- la sostenibilidad financiera de las campañas de vacunación obligatoria del ministerio de sanidad y consumo.
Por que no nos engañemos, actualmente existe un método de prevención secundaria (las citologías) que aplicadas correctamente evitan casi totalmente la mortalidad por esta patología, pues está comprobado que entre las 600 muertes que se produce anualmente por esta entidad clínica en nuestro país, el 80% se dan en mujeres que no se han practicado la citología. Práctica, de la que no podremos prescindir, por otra parte, pues la vacuna solo inmuniza al 70% de los virus productores de este cáncer.
Como último argumento a favor de la moratoria, como estamos viendo estos días, la vacuna no está exenta de riesgos (la mayoría leves, pero en ocasiones puntuales no tal leves, http://www.hemosleido.es/?p=545 )
En conclusión, se trata de una vacuna muy cara contra unos ciertos serotipos del virus del papiloma humano con la intención de evitar el cáncer de cuello uterino. Una vacuna de la que se desconoce su comportamiento inmunológico (si habrá necesidad o no de revacunación) a largo plazo y que tiene en algunos casos efectos adversos.
En mi opinión, al margen de todo, la principal consecuencia grave de la decisión política de introducir precipitadamente esta vacuna en el calendario vacunal es que ha creado una división en la opinión médica y ha dado argumentos a aquellas personas que se posicionan en contra de la vacunación en general. Y esto es especialmente grave.
Publicado en el diario MENORCA el 17-02-09

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