En defensa de los desayunos tempranos
Los ritmos alimentarios, los conocidos como ayunos intermitentes (ventanas de al menos 14-16 horas sin comer) o la alimentación restringida en el tiempo (4-10 horas tras ritmos circadianos) son algo reciente de los que se lleva hablando sin que existan unas conclusiones claras. Y es algo que preocupa a la población y que se comenta recurrentemente en los medios sin que existan unas evidencias científicas que lo avalen. Y es que revisiones sistemáticas recientes (Patikorn C et al, JAMA Netw Open. 2021) no han encontrado inicialmente diferencias entre éstas y las dietas con la restricción calórica (dieta pobre en calorías) en la pérdida de peso y en los objetivos de salud evaluados.
Si que es cierto que faltaban estudios que evaluaran la glucemia (glucosa en sangre) tras la ingesta en estos tipos de comportamientos alimentarios, un indicador de riesgo de presentar diabetes tipo 2 (DM2), algo que al parecer se modificaría más con los ayunos intermitentes que con la dietas con restricción calórica, pues, comentan, éstos llegan a modificar el metabolismo de los lípidos y de la sensibilidad a la insulina.