La ivermectina en el tratamiento de la COVID-19
La ivermectina es un fármaco que de ser prácticamente desconocido en la práctica médica de la Atención Primaria (AP) en España, pues, es de prescripción controlada al ser medicamento extranjero, ha pasado ser habitual por ser el tratamiento de segunda intención de la sarna. Un enfermedad prácticamente residual en nuestro país pero que se extendió, de manera incompresible el año pasado, al menos en nuestra zona.
La ivermectina es un fármaco antiparasitario para el tratamiento de diversas enfermedades como la filariasis, la loa, oncocercosis, estrongiloidiasis…todas ellas extremadamente raras en nuestro país, si bien es cierto que, como he comentado, en nuestro caso, lo prescribimos en una sola dosis para el tratamiento de la escabiosis cuando la permetrina tópica falla.
Sin embargo, desde antes del verano del 2020 se ha vuelto a poner de moda al tener efectos contra el virus SARS-CoV-2 al inhibir su replicación en modelos animales, eso sí a dosis extremadamente altas. Un estudio Australiano comprobó esta hecho en laboratorio, comprobando reducciones de hasta 5000 veces en la replicación viral a las 48 horas tras la infección.
En abril del año pasado la US Food and Drug Administration (FDA) publicó una recomendación sobre la utilización de este fármaco en pacientes con COVID-19, basada en datos restrospectivos hospitalarios, que fueron cuestionados y que obligó a la retirada de la recomendación. Meses más tarde el acúmulo de evidencias (pequeños estudios, dosis diversas y concomitancia con otros tratamientos) instó a la publicación en España de un protocolo de actuación denominado IVERCOR-COVID19.
Abundando en ello, sin embargo, hace un mes el importante organismo americano el National Institutes of Health (NIH) retiró la recomendación expresa sobre la ivermectina en el tratamiento de la COVID-19, señalando que aunque no se posiciona en contra de su uso, deja la decisión de su utilización a los médicos y sus pacientes, según leemos en medscape.
Este como otros fármacos para el tratamiento de la COVID-19 (hidroxicloroquina…), que hemos comentado en este blog y en el blog hermano “Opinión sanitaria” ha ido dando bandazo hasta que, en este caso, esta importante institución americana al actualizar sus recomendaciones ha entendido que harían falta más ensayos clínicos aleatorizados (ECA) bien diseñados y desarrollados y con la potencia suficiente para crea una evidencia suficiente que las sustente. Una decisión que no ha gustado a muchos colectivos médicos dentro la “Front Line COVID-19 Critical Care Alliance (FLCCC)” que ha criticado abiertamente esta decisión. Según estos existirían suficientes evidencias que sustenten los efectos beneficiosos de la ivermectina; y aunque la posición NIH no es abiertamente en contra si no más bien neutral en este asunto, entienden que en la actual situación de EEUU con más de 400.000 (4000 diarios últimamente) fallecidos por la COVID-19 y la evidencias acumuladas, serían suficientes para posicionarse a favor en la utilización de dicho fármaco.
Con todo, se señala que existe un metaanalisis con ECA entre 100-500 pacientes que apoyarían las recomendaciones sobre su uso en la COVID-19 y al menos 5 ECA en marcha que pronto darán resultados al respecto.
En la actualidad, leemos la FDA solo tiene aprobado este fármaco en el tratamiento de la oncocercosis, y la estrogiloidiasis pero no en el tratamiento de ninguna infección vírica, como es el caso. La Infectious Diseases Society of America (IDSA) de las 15 recomendaciones para el tratamiento de la COVID-19 ninguna hace referencia a la ivermectina, leemos.
La posición neutral de la NIH con respecto a la ivermectina es la misma que actualmente tiene con terapias tan novedosas y mediáticas como los anticuerpos monoclonales o el plasma de enfermos convalecientes.