Coronavirus COVID-19: De la disonancia cognitiva al pánico
Esta pandemia está desquiciando a la población. No sabe que pensar. En menos de una semana (8M) en la que se alentaba a manifestaciones en el Día Internacional de la Mujer se instruyen medidas que nos llevan al Estado de alerta por amenaza grave de pandemia. De decirnos los “expertos” que este coronavirus se pasaría como una gripe sin más, a alentar las autoridades sanitarias a la responsabilidad personal con todo tipo de medidas para evitar el contagio, al Estado de Alarma en todo el territorio nacional. La razón: evitar un pico de enfermos y con ello saturar el sistema sanitario que no pueda absorber la demanda y se produzcan fallecimientos por falta de recursos. Aplanar la curva, aún siendo el número de contagiados al final el mismo (se habla del 70% de la población), para podernos adaptar a la demanda; de dos meses de epidemia se pasaría al menos a cuatro, nos dicen.
Lo que si se percata la población es que las medidas están yendo por detrás de los acontecimientos, que de la negación de la realidad se ha llegado al pánico en muy poco tiempo. Que las verdaderas medidas de contención para la diseminación mundial de la enfermedad, primero en China, luego en el Mundo Occidental, en la Comunidad Económica Europea, y al final España, han sido escasas e inefectivas. Ha prevalecido la economía por encima de la salud, señalaba un comentarista. Y es que no hace una semana seguia habiendo aviones que venían de Italia (10-3) y no hace un mes de China. Los viejecitos de Madrid (de Alcorcón) han seguido haciendo viajes del INSERSO y los cruceros desembarcando ciudadanos de Italia en nuestras islas.
La secuencia psicológica de la población ha ido del conflicto intrapsíquico al intentar metabolizar mentalmente dos ideas antagónicas, “se trata de una gripe sin más” a “se trata de una epidemia mortal”, al pánico, con la certeza de la amenaza real. En este aspecto, no hace mucho se planteaba como una exageración fomentada por los medios de comunicación y que por ello el temor era infundado (y así lo debía de pensar la administración, pues no hizo nada), a la situación actual de peligro. La realidad ha posicionado lo que era una idea, al parecer, sin una base científica en una amenaza real, entrando en pánico el mismo Gobierno.
Que seamos el segundo país de Europa en casos y fallecimientos y el tercero del mundo, da que pensar como se han llevado las cosas en nuestro país.
Ahora, los sanitarios nos tenemos que arremangar para contener el desaguisado creado.
peor no se podían haber hecho las cosas...como bien dices han primado los aspectos económicos por encima de la salud y seguridad de la población
ResponderEliminarGracias. Efectivamente aquellos polvos han traído estos lodos. La falta de control, algo que se veía desde afuera de nuestras fronteras como inexplicable, ha permitido que la epidemia se haya extendido rápidamente.
ResponderEliminarY aquí estamos como si esta maldición hubiera caído de golpe. En fin, se miró para otro lado y ahora sufrimos las consecuencias.