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sábado, 6 de abril de 2013
El Gobierno amplía a los 18 años la edad de atención pediátrica
El Gobierno amplía a los 18 años la edad de atención pediátrica
Tenía que pasar. Ha tardado pero al final ha pasado, se ha aprobado la ampliación de la edad pediátrica a los 18 años. En principio a nivel hospitalario, leemos, pero como entonces, todo es cosa de tiempo y se implantará en atención primaria (AP). Y probablemente, con la aquiescencia de las sociedades de medicina de familia, que en su día no se opusieron a la ampliación a 14 años, y ahora no creo que hagan ascos a los 18 años.
Y, sorprendentemente, se hace en una época de crisis de económica donde los efectivos especialistas pediátricos son insuficientes para las necesidades creadas, y cuando se sabe que cuanto más especialización más recursos humanos se precisan.
Y, es que por un lado, gran cantidad de las plazas de pediatría de atención primaria están cubiertas por médicos de familiar (en lugares llega al 30-40%) y la atención de urgencia de los niños en atención primaria (y en la mayoría de hospitales de 1º nivel) no están atendidas por pediatras.
Pero España es diferente. Teniendo uno de los porcentajes de médicos especialistas en pediatría por número de habitantes más altos de Europa (nuestro sistema es único), sigue necesitando especialistas de pediatría en el primer nivel, y no solo eso, fuerza la máquina, añade más leña al fuego, para que la necesidad sea aún mayor. ¡Quien lo entiende!.
Será, como en aquel entonces por los 70-80, cuando las plantas de pediatría hospitalarias se vaciaron de niños (ya no habían niños a quienes hidratar…), y se solicitó aumentar la edad pediátrica a los 14, y ahora que quizás este 30% de pediatras – los del hospital, los subespecialistas, la élite- demanden a toda costa aumentar la edad pediátrica para no ver peligrar sus puestos de trabajo. Porque, a los pediatras de AP, no les faltan los niños, les sobran.
No sé. Y es que aunque a los políticos se les llene la boca de bonitas palabras, normalmente las explicaciones son más prosaicas, más laborales, y no tan ideales en defensa de los derechos del niño.
Sea como fuere, supongo que las sociedades de medicina familiar, hoy, como entonces, solo pensaran que estas medidas les quitan trabajo, y mirarán para otro lado.
Pienso, que esta medida es la puntilla final a un proceso que se inició con la reforma de la atención primaria, allá por el 1982, en la que la SemFyC, como sociedad más visible, y motora del cambio, tuvo gran parte de culpa. Culpa por omisión, por aquiescencia tácita, y que el tiempo y los intereses laborales han acabado por consolidar: la desaparición de la medicina familiar.
-Seguí Díaz, M. Perspectivas de futuro de la atención primaria ante la falta de médicos. FMC. Form Med Contin Aten Prim. 2008;15:81-6
-Seguí Díaz, M. Quién debe atender a los niños: la opinión del médico de familia. Semergen. 2006;32:390-8.
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