A veces nos damos cuenta que existe una distorsión entre la teoría y la práctica y que la primera de ser aplicada condicionaría en el tema de la atención primaria una realidad distinta. Digo esto porque aún hoy los médicos de familia españoles nos consideramos el centro del sistema, los agentes del paciente o si se quiere los defensores de este delante el exceso de especialización y de tecnificación de la asistencia sanitaria actual. Sin embargo, cual médico inglés, el médico de cabecera español se le presentan con frecuencia conflictos intrapsíquicos entre el “ser y el estar”. “Ser” el agente de salud sobre el que pivota todo el sistema sanitario, utilizando a los especialistas como consultores, de modo que la atención que ofrecen estos sea simplemente puntual; frente al “estar” y sobrevivir a una realidad donde los pacientes son captados por los especialistas como enfermos exclusivos y estos se convierten en médicos de cabecera de sus propias especialidades, y todo en un marco en donde se suceden las visitas de seguimiento sin fin, las altas inexistentes, y donde los consejos y tratamientos son transferidos al primer nivel como órdenes de obligado cumplimiento. Y ahí es donde interviene la medicación inducida. El especialista receta y obliga tácitamente al médico del primer nivel a convertirse en secretario de este al consentir repetir la medicación prescrita, pues de no hacerlo se paraliza, se colapsa el sistema. A partir de aquí, se establece la disonancia cognitiva en el profesional de primaria que ve como la administración le pide cuentas sobre la calidad y cantidad –gasto- de la prescripción, sobre una medicación que ha sido generada en un nivel especializado, entendiendo interesadamente esta que el médico del primer español, debiera ser lo que en otros países es el agente del paciente y el especialista simplemente un consultor, algo que en nuestro país no es así. Al tiempo que el especialista queda liberado del control y de la “culpa” de la prescripción generada pues al final quien la receta es el médico de cabecera.
Y es que la realidad es kafquiana, pero es real, y la mejor prueba del algodón son los trabajos de medicación inducida, que aún hoy se publica. Adjunto referencia de uno que publicamos hace años y de uno reciente publicado en la revista de Medicina Clínica.
Y es que al final una cosa es lo que es y otra distinta lo que debería ser. Y si somos justo valoraremos lo que tenemos no lo que hubiera podido ser. Y es que las palabras, como los ideales, al final se las llevó el viento.
-Seguí Díaz, M.; Bartolozzi Castilla, E.; Ramos Aleixades, J.; Llach Fernández, A.; Torrent Quetglas, M.; Besco Villegas, E.; Pérez Martos, M. Prescripciones de utilidad terapéutica baja inducidas en atención primaria. Atención primaria, 1998; 22(4)
Este tema es una de las razones principales del abismo entre niveles asistenciales que se está cargando el sistema.
ResponderEliminarMientras no nos sentemos a definir cómo mejorar la asistencia (única) al paciente (único) desde un sistema sanitario (único), todo seguirá embrollado.
Médicos de hospital y de primaria necesitamos trabajar unidos, dentro de los mismos procesos.
Y a la hora de prescribir, cada cual aportará lo mejor que sepa. Primaria longitudinalidad, hospitalaria consultoría puntual.
Algo tan elemental choca con mucha resistencia. Necesitamos más creatividad para buscar soluciones. Pero al final pasarán por sentarnos a hablar.
Enhorabuena Mateu, has hecho una buena foto de la situación
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Fernando
Creo que hay una errata:
ResponderEliminar>>entendiendo interesadamente esta que el médico del primer español, debiera ser lo que en otros países es el agente del paciente y el especialista simplemente un consultor, a>>>>
creo que quieres decir:
entendiendo interesadamente ésta que el médico del primer escalón español...
Un abrazo
Fernando
Gracias Salvador y Fernando, efectivamente el problema básicamente es que la admninistración funciona con objetivos a corto plazo y distintos según los niveles, y escudándose en la supuesta labor de agente de salud del médico del primer nivel lo convierte en secretario de la especializada. El primer paso para solucionar este tema sería que "cada palo aguantara su vela" y el segundo una auténtica coordinación entre niveles. un abrazo
ResponderEliminarmateu seguí