La alimentación del lactante: siguen las discrepancias
Recuerdo que cuando opté por mi plaza hace ahora justamente 25 años, uno de los temas que más me preocupó de mi cupo fue el de la alimentación de los niños menores de un año, dada la gran natalidad en mi municipio. Mis conocimientos de la facultad, entraban en conflicto con los libros que leía y con las opiniones de las distintas escuelas de pediatría manifestadas por los pediatras que conocía. La recomendaciones de libros como el de Courpotin et al “la alimentación del lactante” Ed Labor.Barcelona 1981, en la que recomendaba una introducción precoz y diversa de distintos nutrientes, eran radicalmente distintas a las recomentaciones de Hernadez Rodríguez “Alimentación infantil” ed CEA Madrid 1985, o las distintas ediciones del tratado del Nelson, mucho más ponderadas. Las recomendaciones de los comités del ESPGHAN venían a poner algo de claridad a este asunto, que debiendo estar claro seguía fundamentándose en las opiniones de expertos.
Las recomendaciones de la OMS, y sobre todo el documento encargado por la Comunidad Europea “ Alimentación de los lactantes y niños pequeños: Normas recomendadas por la Comunidad Europea, publicadas por la EUNUTNED en 2005-6, consensuadas no solo con las asociaciones de pediatras, sino de matronas, enfermería, lactancia, nutrición, alimentación infantil, ...y la oficina regional de la OMS (las sociedades de medicina familiar brillaron por ausencia), dejaron más claro el panorama, al poner todo su énfasis en la importancia de fomentar a todos los niveles la lactancia materna en exclusiva hasta los 6 meses. Estableciendo iniciativas antes del embarazo, durante este –planificación-, al nacimiento, primer día, primer mes, y hasta los 6 meses, para que todo condujera a aumentar las tasas de lactancia materna, ya de por sí muy mermadas en todos los países de la UE , tanto en el inicio como al finalizar los 6 meses de edad. Para este fin, dejaban claro que solo se debe introducir la alimentación complementaria a partir de este momento, definiendo con este propósito, que todo lo que no es leche humana es alimentación complementaria. Alimentos “transicionales” –purés, triturados o semisólidos- o “familiares” –dieta variada familiar- , introducidos en mayor medida según las distintas fases de desarrollo psicomotor del niño. Se daban consejos en cuanto a la introducción del azucar, sal, gluten –no introducirse tempranamente, antes de los 4-6 meses-, verduras, legumbres, frutas, carnes, pescados, huevos...sin dogmatizar, dejando tácitamente a al opinión del sanitario el orden –salvo excepciones claras- y ritmos de introducción de todos ellos, aunque dejando claro que la exposición temprana a ciertos alimentos podía se causa de alergias.
Sin embargo, el año pasado la ESPGHAN , se desmarcó de estas recomendaciones al considerar que los lactantes de 4 meses (entre 17-26 semanas) eran suficiente maduros para recibir alimentación complementaria (en este caso definida como alimentación distinta a la leche materna, o formula maternizada); destacaba que no existen evidencias a favor de evitar o retrasar ciertos alimentos (huevos, pescado...) con las que evitar posibles alergias, y manteniendo la recomendación, en forma de “parece prudente”, de evitar el gluten antes de los 4 meses o más allá de los 7, siendo su introducción gradual, dada las incógnitas que sigue existiendo en este tema.
Como en el famoso chiste del Roto “¿alimentarnos o intoxicarnos?” la alimentación de la infancia parece debatirse entre la eterna disyuntiva de los riesgos potenciales, entre asegurar los alimentos necesarios para un óptimo crecimiento y maduración del niño y evitar en lo posible ciertos riesgos, tal es el caso de las posibles sensibilizaciones precoces. Con todo, al parecer la evidencia es poca.
http://perlinfad.wordpress.com/2009/05/15/controversias-del-nuevo-documento-de-la-espghan-sobre-alimentacion-complementaria-y-lactancia-materna/
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